No tenía pensado traer este disco por aquí, a menos que me quedase sin material en un futuro a medio plazo. Sin embargo, la actualidad manda y, como me ha gustado hacer en otras ocasiones (como con Olivia Newton-John aquí, Tina Turner aquí o Quincy Jones aquí) en las que tenía material, haré un pequeño homenaje tras la muerte de Roberta Flack esta semana.
Y me preguntaréis por qué no tenia intención de reseñar este vinilo. Pues resulta que no me hace mucho tilín. Ya os he contado otras veces la aventura de la colección de discos que un cliente le dio a mi hermano como pago de una deuda y que algún LP me quedé yo en mi colección. Este es uno de ellos. Y la razón fue, simplemente, la archiconocida canción. Decidí que debía ser un disco maravilloso, con ese tema que todos conocemos y también me dejé llevar por ese número uno que aparece en la portada. Sin embargo, hasta hoy siempre me arrepiento de haberme quedado con este en vez de otros que, quizás menos obvios hubiesen sido mejor elección para mis oídos. Esto no quiere decir que el disco sea malo, simplemente que no me llega. Es más, como álbum de soul pop es una maravilla. Pero no es lo que me pongo cuando quiero escuchar pop ni lo que elijo cuando quiero disfrutar del soul.
Por tanto, hoy va a ser breve el tema. Un pequeñísimo resumen de su vida/carrera a través de Wikipedia y similares y luego alguna cosilla sobre este disco en cuestión.
Roberta Flack nació el 10 de febrero de 1937 en Black Mountain, Carolina del Norte, y creció en Arlington, Virginia. Desde pequeña mostró un gran talento para la música, aprendiendo piano a temprana edad y destacándose en el canto. Fue una estudiante prodigio y consiguió una beca para la Universidad de Howard cuando tenía solo 15 años, convirtiéndose en una de las alumnas más jóvenes de la institución. Inicialmente estudió música clásica con la intención de convertirse en pianista de concierto, pero su camino tomó un giro hacia el jazz, el soul y el R&B.
Tras graduarse, comenzó a trabajar como maestra de música mientras tocaba en clubes nocturnos en Washington D.C. Fue en uno de estos clubes donde fue descubierta por el pianista de jazz Les McCann, quien la ayudó a conseguir una audición con Atlantic Records. En 1969 lanzó su álbum debut, First Take, que pasó desapercibido hasta que la canción “The First Time Ever I Saw Your Face” fue utilizada en la película Play Misty for Me (1971) de Clint Eastwood. La canción se convirtió en un éxito masivo y le valió su primer premio Grammy.
En los años 70, Flack consolidó su carrera con canciones icónicas como “Killing Me Softly with His Song” (1973), que ganó el Grammy a Grabación del Año (la primera artista en ganarlo dos años consecutivos; los otros son U2 y Billie Eilish), y “Feel Like Makin’ Love” (1974), que llegó al número uno en las listas de éxitos. También trabajó en colaboración con Donny Hathaway, con quien grabó dúos memorables como “Where Is the Love” y “The Closer I Get to You”.
A lo largo de su carrera, Flack ha explorado diferentes estilos musicales y ha influido en numerosos artistas. Aunque su popularidad disminuyó en las décadas siguientes, siguió lanzando música y actuando en vivo. En 2022, su familia anunció que había sido diagnosticada con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), lo que la obligó a retirarse de la interpretación. Finalmente falleció este pasado 24 de febrero de 2025. Roberta Flack es considerada una de las voces más elegantes y emotivas de la música soul, con un legado que sigue vigente a través de su influencia en generaciones de artistas y su contribución al R&B y al jazz contemporáneo.
Vale, después del rollo que ha sonado demasiado a máquina pues no en vano me lo ha cascado el chatGPT, ahora empecemos con el disco en particular. Las dos canciones más reconocibles son la archiconocida “Killing me softly with his song” y “Jesse”, bastante poperas, mejor dicho, canciones que metieron a Flack en el olimpo del mundo pop. Son canciones que son increíblemente tristes pero hermosas al mismo tiempo. El tipo de canciones que hacen que la melancolía parezca un lugar aceptable en el que quedarse a veces. Y, por supuesto, la perfecta interpretación vocal de Flack es notable: clara como el cristal, pero conmovedora y resonante. Triste pero accesible. Como si nos estuviera invitando a estar con ella debajo de una sombrilla donde puede cantar para todos nosotros. Ambas son versiones. “Jesse” es de Janis Ian. Y podría decirse que técnicamente “Jesse” es superior al “Killing…” y con una letra más identificable y más vívida. Ambas van un poco justas de instrumentación pero imagino que eso era lo que buscaban para realzar la voz de Flack. “Killing me softly” está llena de metáforas y es un poco más ampulosa pero, reconozcámoslo, tiene magia. Y por eso todo el mundo la conoce. Cuentan que en un viaje en avión, Flack escuchó la canción “Killing Me Softly With His Song”, interpretada por la artista folk Lori Lieberman. Le encantó, pero apenas reparó en el nombre de la cantante. Sólo supo que era una canción fabulosa y de que debía registrar una versión. Nada más aterrizar movió los hilos pertinentes para poder obtener los permisos y realizar una adaptación. Y así fue: con arreglos de Joel Dorn, la interpretación de Roberta fue lanzada en single el 21 de enero de 1973. En febrero ya era número 1 en las listas del prestigioso Billboard, y también en Canadá. El single, que obtendría el premio de canción del año, por encima de temas del calibre de “You Are the Sunshine of My Life” (Stevie Wonder), “Tie a Yellow Ribbon Round the Ole Oak Tree’”(Tony Orlando & Dawn) y “You’re So Vain” (Carly Simon), alcanzaría otro codiciado premio Grammy; amén de conseguir también una gran repercusión en muchos países europeos, incluido el nuestro. La gran mayoría de aficionados están completamente de acuerdo en que la versión de Roberta supera con creces la original de Lieberman, pero he de romper una lanza a favor de la cantante Lori, ya que ella fue la artífice de un poema titulado ‘Killing Me Softly With His Blues”, inspirado por su reacción ante “Empty Chairs”, una canción del cantautor Don McLean. Lieberman presentó la balada a los compositores Norman Gimbel y Charles Fox, quienes le aconsejaron el cambio de la palabra ‘Blues’ por la de ‘Song’, y con la ayuda de algún que otro arreglo más, registró la canción en su álbum homónimo editado en 1972; aunque en ese tema no figuró como autora en los créditos del mismo: una verdadera lástima, porque deberían haber figurado como Fox/Gimbel/Lieberman, pero la inexperiencia de Lori (entonces tenía 18 años) sustrajo su autoría como creadora de un texto que conseguiría una gran repercusión en la voz de Roberta Flack. Sin embargo quien –estoy seguro- se tiró de los pelos en más de una ocasión, fue la cantante australiana Helen Reddy, quien reveló que le enviaron la canción, pero la cinta de muestra estuvo en su mesa muchos meses porque no le gustó el título.
Pasamos al resto del álbum que, adelantémoslo ya, no está a la altura. “No tears- In the end” es más soul y con toquecitos big band, con esos vientos, que parecen más aspirados que soplados. “I’m the girl” es una canción jazzera, de esas que puedes escuchar en un elegante garito oscuro, hace años con humos, mientras te bebes un Manhattan en buena compañía. La cara B comienza con “River” que quiere coger un ritmo reggae pero se queda en algo extraño más cerca del gospel. “Conversation love” con arreglos de cuerdas y vientos parece sacada de una película Disney de princesas y pajaritos. “When you smile” me resulta agradable y simpática, con ese ritmo ragtime que parece tocado con pianola de los salones del oeste. Y terminamos con la versión del “Suzanne” de Leonard Cohen que me parece que está bastante lograda y también es escuchable.
En definitiva y como escribí al principio, es un disco agradable de escuchar pero que no deja demasiado poso: ponme cualquier obra de Nina Simone delante y esta la dejo a un lado. Y en consonancia, lo he pinchado muy pocas veces.
El álbum fue producido por Joel Dorn y mi versión es la española de la época, de esas que traducían los títulos de las canciones.
Ah, recordad que en España, el gran Tino Casal hizo su versión del “Killing me softly” con el título “Tal como soy”.
Esta semana has salvado el blog, máquina. Tenía preparado mi "post de emergencia", pues no me gusta que quede vacío, pero no ha hecho falta. Para otra semana. Qué gran frase: "El tipo de canciones que hacen que la melancolía parezca un lugar aceptable en el que quedarse a veces". Cuántas veces habré recurrido a ese tipo de canciones en días mediocres... y, realmente, me hacen sentir bien. Es como compartir ese sentimiento de pena, nostalgia, pérdida con alguien sin necesidad de explicar lo que ocurre. Respecto al disco, me ha entrado por un oído y salido por otro; no soy su público. Eso sí: cómo cantaba esta señora. Qué barbaridad de registros, qué elegancia, qué gusto todo. Le daré otra escucha más "atendida" durante la semana. Igual me sirve de estárter para bichear un poco en su discografía. Nunca se sabe. Un abrazo.
ResponderEliminarLa frase de la melancolía no es mía, la leí hace tiempo, al menos una versión parecida, y me gustó tanto que me la he quedado y la suelo usar con este tipo de canciones porque, como a ti, a veces me gusta ponerme algo así. Pero tú lo has explicado mejor de lo que yo podría.
EliminarEl disco es un clásico y hay que escucharlo lo que no significa que tenga que gustarte. Un abrazo!!
Siempre atento para homenajear a aquellos artistas que desaparecen, y compartir los discos de tu colección. Hay varias cosas que me han gustado de esta entrada. Una de ellas es que te esfuerzas en explicar todos los detalles de la artista y el disco, aunque no esté entre tus discos preferidos. Eso se llama ser "profesional", y no es fácil. También me ha gustado que citas la fuente cuando recuperas la información biográfica. Y además, creo que es una entrada muy completa: nos das primero una visión objetiva de su carrera, luego analizas canción a canción el disco, y también haces tus valoraciones personales. Nada más que añadir.
ResponderEliminarCon respecto a Roberta Flack, reconozco que no me había molestado en escuchar el disco, aunque adoro la canción "Killing me softly". En una sola escucha no me ha llamado de manera poderosa la atención, aunque creo que dejaré el disco en mi lista para nuevas escuchas. Lo que no se puede negar es que su voz es tremenda, y solo eso ya hace que el disco tenga su interés. Pues otro disco que, de no ser por esta entrada, no habría escuchado, y me alegro de haberlo hecho. Saludos, y buen domingo.
Me imagino que como todos, cuando queremos hacer un semblante de un artista buscamos casi en las mismas páginas aunque luego lo intentamos adaptar a nuestras palabras. Hay otras pocas veces que el artista te motiva lo suficiente para incluso sacar información de entrevistas y tal. Pero hay veces que ya sea por falta de tiempo, vaguería o poca de motivación, casi que me limitó a hacer un copy paste pero siempre me gusta comentarlo. Aqui ya he comentado que alguna vez he simulado como quedaría una entrada hecha por chatGPT y nunca me ha gustado porque el estilo es muy mecánico y muchas veces mete cosas erróneas. Sin embargo, en esta ocasión solo he pedido una breve semblanza de la artista. Y me pareció adecuado. Pero hay que decirlo cómo lo has sacado. Igual que le he dicho a Manu que la frase que le ha gustado no es mía, sino que la leí en otro sitio. Me gustaría ser un gran escritor pero soy mediocre tirando a malo jaja. No me voy a tirar flores cuando no es mérito mío. De todas formas aquí lo importante es reflejar lo que te sugiere el disco, las canciones, y ahí es cuando sacamos la subjetividad que es lo interesante de este blog. Gracias por lo que dices pero disiento en lo de que es una entrada completa, porque se lo que me ha costado en comparación con otras que he hecho y la intención era hacer algo rápido y sin demasiada pasión.
EliminarEn cuanto al disco, opinión personal es que está sobrevalorado, lo comparo al Tapestry y no tiene color, por ejemplo. Pero se merece una escucha solo por el tema estrella. Un abrazo.
No te quites méritos. Y claro, totalmente de acuerdo en que este disco palicede con respecto al Tapestry, pero qué disco resiste una comparacion con esa maravila de Carole King?
EliminarPocos, la verdad.
EliminarPues como homenaje, está bien traído. Musicalmente, quitando No tears, el resto no me emociona en absoluto. Vamos, es el sopor hecho surcos. Sin embargo, el tema título siempre formará parte de mi porque me transporta a la infancia, cuando yo era un enano que jugaba en el suelo de mi habitación y en la de enfrente estaba mi madre, en pie, majestuosa, planchando en realidad, escuchando la radio y este tema en particular. Es una imagen de confort, de un momento en que mi mundo era la seguridad del hogar y la figura de mi madre a mi lado. Lo que me quedaba por vivir. Ahora, décadas más tarde, mi madre es un recuerdo que se mezcla con el de esta tonada cada vez que la escucho. Así que mira, aunque sólo sea por eso, gracias por la entrada. Saludos KING
ResponderEliminarSí, pensaba que era una entrada del estilo de los singles de tu madre. Es lógico que no te guste si a un blandengue como yo tampoco le entusiasma. Un abrazo.
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