El río Tajo a su paso por Toledo es una cloaca. Si ya de por sí es lamentable ver que el río solo lleva aguas contaminadas, de unos meses a esta parte, los vecinos venimos soportando la vergüenza de ver como día sí y otro también transporta en su superficie una masa ingente de espuma blanca. Lo de espuma así dicho como que parece la blanquita que aparece en la bañera de casa cuando echamos gel y sales antes de pegarnos un baño relajante. No, lo que cubre el Tajo son espumarajos sucios y fétidos. ¿Qué ha causado esta situación? Dicen los expertos que podría ser, a lo largo de décadas, el aumento de las temperaturas por el cambio climático, el bajo número de inspecciones y controles de vertidos, la escasez y el mal funcionamiento de las depuradoras, la fuerte industrialización madrileña, la llegada al río de afluentes contaminados, la sobreexplotación agrícola, el uso excesivo de herbicidas, pesticidas y fertilizantes, el funcionamiento de centrales productoras de energía, e