(El disco original es de 1969 pero mi versión es una española de 1976, con los títulos de las canciones traducidos en la galleta, cuando sabían cómo traducirla) Pinchar el primer corte de este LP y sentirme transportado a otra dimensión es todo uno. Descubrí este trabajo entre los cientos de vinilos con los que un cliente del bar pagó a mi hermano parte de su deuda, adquirida por su necesidad de meter copazos de veterano entre pecho y espalda para que sus musas literarias se quedaran con él (por cierto, eran unas musas muy hijas de puta, porque no les molaba si el trasiego del marrón licor se realizaba en su casa, en la intimidad, con el ahorro que eso supondría. No. Tenía que hacerlo en un bar). En esos plásticos, entre mucha música clásica o folclórica española y sudamericana, había un generoso número de obras del folclore norteamericano: blues, jazz, R&B y algo de rock sureño, como este de la Creedence . En aquella época pre-internet, pre-mp3, pre-todo, para un chaval de mi ed