Últimamente, en mi tienda vinílica de cabecera, el stock de segunda mano lleva meses sin renovarse. Supongo que será por culpa de la pandemia y la falta de eventos internacionales, pero desde el pasado marzo, cada vez que han levantado las restricciones, han podido abrir los comercios calificados como no esenciales y me he desplazado a la calle Tallers para pasar un rato relajado revisando cubetas de discos –cada cual se relaja como quiere ¿no?– me he encontrado con los mismos vinilos. Y llega un momento en el que uno se pone a jugar a la ruleta rusa musical, pillando elepés que no ha escuchado nunca de grupos que ni siquiera sabía que existían, con la misma ilusión que el Doctor Livingstone cuando buscaba las fuentes del Nilo. El álbum de hoy es un ejemplo de ello. Dudo –aunque estoy preparado para sorpresas– que ninguno de vosotros sepáis nada de la banda que hoy os presentaré y que, como habréis visto ya, son los Zo