Pues sí amigos, siguiendo con mi obsesión por lo japonés, hoy llega a este blog uno de los discos de Bow Wow –no confundir con el rapero norteamericano de igual nombre–, banda nipona que supuso el germen de la impresionante formación que a mediados de los 80 cambió su nombre por Vow Wow y de la que ya os he hablado por aquí en diversas ocasiones. Así, a mediados de los 70, el productor Yoshimi Ueno reclutó al guitarrista y cantante Mitsuhiro Saito y al batería Toshihiro Niimi –de quienes había sido manager en el pasado– para montar una banda y añadió al fantástico guitarrista Kyoji Yamamoto –que también se convirtió en vocalista principal– y al bajista Kenji Sano , dos virtuosos que seleccionó en la Yamaha Music School . A finales de la mencionada década editaron varios discos que les proporcionaron la oportunidad de telonear a Kiss o Aerosmith en sus giras por Japón, pero la producción de sus álbumes era tan mala que el futuro de la banda era bastante desesperanzador.