Jose Carlos Molina , dios de Ñu , pasa por ser un loco, un pasado, un mago, un genio... En cualquier caso, un personaje único que con su flauta, su particular voz y esa manera de fabricar melodías ha dejado una huella indestructible en la historia del rock patrio. Para mí su mejor álbum, Fuego , ya se comentó en el blog, pero hay otro que también me gusta mucho... a pesar de la horrible producción a cargo de Mariano García . En estos casos un periodista de pro diría el "ínclito" o un "descanse en paz" o algo así; Mariano se merece muchos elogios por todo el curro que hizo durante años en el rock madrileño (y, por extensión, nacional), a pesar de ser otra figura polémica (en especial su última época). En aquellos ochenta manejaba el cotarro con su programa de radio (mítico Discocross ) y la relación con salas de Madrid ( Canciller y luego Barrabás ). La creación del sello discográfico y su paso a la producción no tardó, y con Jose Carlos Molina montó un t