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La dictadura de Pinochet comenzaba a quedar atrás y la democracia vigilada entraba en vigencia. Los Prisioneros y luego de un quiebre que significó la salida de Claudio Narea, presentaban una nueva imagen, un nuevo sonido y un álbum que se convertiría en esencial del cancionero chileno. 'Corazones', el cuarto disco de estudio del trío de San Miguel se alejaba del punk rock y las letras sociales para sumergirse en tierras favoritas de Jorge González. La tardía new wave y algunos visos electrónicos, abrazaban una obra dedicada al amor, al desamor y profundamente, al odio emanado de aquellas experiencias límites. Corazones creó himnos y canciones que configuraron un nuevo panorama musical que tocó a nacientes bandas como La Ley o Lucybel y que explotarían sólo uno o dos años más adelante. 'Tren al sur' abre el disco y es una oda a la infancia, a la nostalgia a un país en sepia que había quedado atrás. 'Amiga Mía'; una desgarradora confesión que con el tiempo

Buddy Ricahrd en el Astor: Este documuento parmneció en la más cómodas de las incognitas por décadas, sin que mucho supieran de él. Por eso este registro, histórico por el momento y el tiempo que representa, hay que situarlo dentro de la discografía más inédita de nuestro país, sin caer en el chovinismo de instalarlo como una pieza clave de nuestra música. No, es un gran disco, un notable registro de una artista clave en el música chilena, pero que sólo fue redescubierto hace unos tres luestros nada más. Más allá de lo anterior, ´Buddy Richard en el Astor', es el fiel testimonio de un camino que había adoptado la música popular chilena, donde el trabajo en vivo y en estudio destacaba por su calidad sonora, interpretativa e instrumental. Buddy Richard representa el punto más alto de aquellos artistas que conocimos bajo el manto de 'La nueva ola', movimiento que desde mediado de la década del 60 hasta principios de los 70, fue la banda sonora de una realidad política y so