Todos conocemos a cantantes poco talentosos que han triunfado en esto del rock y sus derivados; por muchas razones: una buena imagen, un carisma arrollador, estar en el grupo correcto con las canciones correctas. También somos conscientes de las limitaciones de algunos músicos que mangonean sus instrumentos en nuestros grupos preferidos, de todo hay, pero subsisten ahí como parte del paisaje: molan sus pelos, sus gestos, son los más guapos o, en fin, por alguna razón que desconocemos. Al menos, si no cantan y no tocan bien sus instrumentos, sabrán componer; pues también tenemos ejemplos a miles de malos compositores, que lo intentan, ojo, le ponen su amor y su inteligencia, pero carecen de gusto, atino o, vaya por dios, conocimientos de solfeo. Y hoy traigo a un artista que combina todos estos elementos. No es un buen cantante. Ni tiene carisma. Ni siquiera aporrea bien su batería. Y, desde luego, ha demostrado ser un compositor mediocre. Pero en unos años de su vida fue uno de los p