Mucho se ha escrito y se escribirá del retorno de Helloween con Michale Kiske y Kai Hansen para presentarnos un nuevo álbum. Como fanático, procuro siempre ser crítico con todo lo que la banda de Hamburgo nos ofrece desde el estudio. Así que voy a empezar hablando de lo malo del álbum, que afortunadamente, es poco, pero muy grave. Es incomprensible que una banda como Helloween lleve unos cuantos trabajos de estudio sonando tan jodidamente mal. Charlie Bauerfeind sigue siendo el productor de sus discos, y destrozando lanzamiento tras lanzamiento el costoso trabajo de composición y grabación. Una vez más la producción lastra una gran labor compositiva, es difícil en momentos apreciar todos los instrumentos de los temas (lo de "Robot King" es un despropósito total, vaya mezcla, un absoluto horror) y esa sensación de que está todo muy comprimido y saturado vuelve a asomar otra vez. ¿De qué cojones sirve grabar con la batería original del inmenso Ingo Schwichtenberg, si lueg