Al igual que rendí homenaje a la gran Tina Turner tras su muerte aquí, el fallecimiento de Sinéad O’Connor me obliga a traeros el único vinilo que tengo de ella. Voy a intentar no caer en el tópico aunque va a ser muy difícil. Dicen que los irlandeses tienen un gran sentido del humor, sobre todo en entornos grupales. En contraposición a esta cualidad, tenemos que no se necesita mucho para cabrearlos: hay una ardiente sensación de injusticia en el alma irlandesa como la que crea una astilla duradera en la yema del dedo. Bien, pues Sinéad inclina más la balanza hacia ese lado enojado. Precisamente ese rasgo de su carácter la mantuvo siempre en centro de la controversia. Hay pocos cantantes que hayan expresado un sentimiento ardiente de injusticia con más poder y elocuencia que ella, y este I do not want what I don't have, marca el punto más álgido y coherente de su carrera. Mientras que otros han atacado el álbum como "autoconfesional", creo que es más acertado el usar la palabra "autobiográfico", ya que Sinéad usa su música como un medio de autoexpresión, una forma de tratar de entender su viaje por la vida. A diferencia de otras cantantes femeninas de la época, que tenían un rango emocional limitado y mucha menos capacidad vocal, la vinculación de emociones casi desnudas con una de las mejores voces femeninas de todos los tiempos florece en una música que no solo te golpea en el estómago, sino que permanece en tu mente, cuerpo y alma mucho después de haber escuchado la interpretación (esto lo he copiado de un artículo biográfico). Sinéad O'Connor siente profunda y poderosamente, como todos hemos pensado en alguna ocasión viendo su más famoso videoclip. Y esa incapacidad de dejar a un lado sus sentimientos la hizo hecho llegar a lo más alto. Pero también que visitara y viviera en los infiernos personales y en los mediáticos, tras su famosa intervención en contra del Papa para visualizar los abusos sexuales en el sexo de la iglesia, sobre todo a niños (ya he mencionado los dos tópicos sobre O’Connor: las lágrimas del “Nothing compares 2U” y su alegato contra la iglesia católica…soy uno más, por mucho que me crea especial)
En fin, desgranemos el disco en sí. "Feel So Different” abre con Sinéad recitando un pasaje de La oración de la serenidad sobre cuerdas alargadas. Es la historia universal de cómo superar los obstáculos autogenerados para el crecimiento y las ilusiones de la verdad que nos rodean a todos. Todos tendemos a creer que la identidad es relativamente estática, y todos tendemos a creer que cualquier problema en nuestras vidas es culpa de los demás (quiero una taza con ese lema). Sinéad expone esa orientación como puro mito porque, de jóvenes, todo parece muy bonito, pero cuando crecemos nos damos cuenta que lo normal es desconectarte de las personas que te rodean, incluso de aquellos que pensábamos que eran nuestros amigos o nuestros amantes. “No soy como era antes/pensé que nada me cambiaría/ya no escuchaba/aún seguías afectándome…. Empecé con muchos amigos/y pasamos mucho tiempo hablando,/pensaban que pensaban en serio cada palabra que decían/pero como todos los demás,/ se estaban estancando./y ahora parecen tan diferentes/parecen tan diferentes/parecen tan diferentes”. Y termina con un "que todo lo que necesitaría estaba dentro de mí", muy de manual de autoayuda. Musicalmente, Sinéad controla su voz, de forma mesurada llegando in crescendo a la epifanía final. Las cuerdas apoyan la sensación introspectiva de la canción, aumentando junto con la intensidad de la voz de Sinéad pero sin dominarla nunca. La verdad es que es una apuesta arriesgada comenzar un disco de pop o lo que fuese intención de crear, con una canción tan intensa y reflexiva. Pero Sinéad deja claro desde el inicio que con ella no valen los tópicos. Las malas lenguas dicen que la historia de fondo de esta canción, y de todo el disco en general, era la tormentosa relación de Sinéad con su batería y exmarido John Reynolds.
El siguiente corte es una canción gaélica llamada " Táim sínte ar do thuama " que fue traducida al inglés como "I Am Stretched on Your Grave" acreditada al músico de raíces irlandesas Philip King. Con un fondo de batería muy al estilo Stone Roses (hipnótica y sonido a hueco) Sinéad aborda esta canción casi como un recitado, dejando que la historia se cuente sola. La historia es de un hombre que llora la pérdida de su futura novia, y mientras canta "Gracias a Jesús hicimos lo correcto/Y tu cabeza doncella sigue siendo tu columna de luz". Al final un violín celta para darle ese toque folk que tanto me gustaba por aquella época.
El tercer tema, “Three babies” es una gran interpretación vocal de la artista, con una pasión conmovedora que encuentra su explicación en confesiones de la misma Sinéad: en entrevistas, ella se refirió a tres abortos espontáneos antes de dar a luz a su primer hijo, estableciendo una conexión vaga entre los abortos espontáneos y esta canción, así como con la canción posterior "My Special Child" (aquí en España tenemos el caso de Nena Daconte con su “En qué estrella estará” y su fantástica canción “Tenía tanto que darte” (sí, hay grupos que no me gustan nada y que, de repente, sacan un tema que me vuela la cabeza). La letra afirma esa interpretación: "En mi alma/Mi sangre y mis huesos/He envuelto vuestros fríos cuerpos a mi alrededor". “Cada uno de estos/Mis tres bebés/los llevaré conmigo/Para mí/no pido a nadie más Seré/La madre de estos tres”
Cambiamos un poco de humor con “The Emperor’s new clothes”. Con un comienzo muy ochentero, muy New Order, Sinéad describe sus reacciones a varias presiones, desde el embarazo hasta la fama repentina a los veintiún años, el crecimiento interno y las grandes expectativas que otros ponían en ella. Uno de los temas de la canción es la incapacidad de las personas, ya sean amigos íntimos o los medios de comunicación, para aceptar muestras de fuertes emociones humanas
"Black Boys on Mopeds" es más que otro ataque irlandés contra los británicos, con la hipocresía de censurar la matanza de Tiananmen y luego permitir la discriminación racial dentro de su territorio y el niño del que habla murió porque la policía asumió que debido a que era negro, obviamente había robado el ciclomotor que conducía, y la persecución resultó en un accidente fatal. La frase clave, "Estos son días peligrosos / Decir lo que sientes es cavar tu propia tumba" es un resumen perfecto de lo que luego le pasó a Sinéad.
Comienza la cara B con el tema que no necesita presentación. Ese “Nothing compares 2 U”. Una de las dos canciones que Prince hubiese deseado hacer él famosa, con más inri que esta la compuso él, aunque fuese para el grupo de una exnovia suya (por cierto, tras su muerte se filtraron canciones de Prince y una de ellas fue su primera interpretación del “Nothing...” y es increíble). La otra canción por la que Prince hubiese matado por haberla hecho es el “Say what you want” de los Texas de Sharleen Spiteri, pero eso es otra historia. No voy a hablar de la calidad vocal en la interpretación, ni del famoso videoclip, ni de la fama mundial inmediata que le reportó a Sinéad. Sólo voy a decir que fue el inicio de todo y, principio del final para O'connor.
"Jump in the River" fue co-escrita con Marco Pirroni de Adam and the Ants, y su guitarra rítmica distorsionada impulsa la canción tanto como la batería fuertemente procesada. Sin duda la más afilada del disco: perfectamente podría haberla cantado Joan Jett.
La que menos me gusta del disco es “You cause as much sorrow”, a pesar de ser muy característica de su forma de cantar y de encarar las melodías. En sus discos posteriores encontré alguna más de este estilo.
“Last day of our acquaintance” habla sobre lo que es el fin del matrimonio, el cansancio y la tristeza al final del camino: “Este es el último día de nuestra relación/te encontraré más tarde en la oficina de alguien”
Y termina el disco con la canción que da titulo al mismo, “I do not want what I don’t have”, una cinterpretación acapella en la que aborda su capacidad de abrirse camino en el viaje de la vida con sus propias herramientas. Un ejercicio vocal muy técnico pero muy aburrido.
En definitiva, tenemos un LP muy bien hecho, aunque no para todos los paladares. Yo me hice con él porque en aquella época gustaba del folk celta/irlandés (ya os he traído por aquí el Fisherman´s blues de los Waterboys o el patrio El Mecánico del Swing aquí) pero, debo reconocer, que nunca pasó a formar parte de mis favoritos. A pesar de ello, me hice en cassette con su primer disco, “The lion and the cobra” que me gustó más, todo hay que decirlo. Con el tiempo, a pesar de hacerme en mp3 con alguno de sus posteriores disco, Sinéad pasó al olvido en mis reproductores.
Por cierto, este plástico que os traigo tuvo 4 nominaciones a los Grammy y ganó en la categoría de Mejor álbum de música alternativa (SIC). Sinéad, siguiendo su línea, rechazó la invitación de ir a aquella gala de celebración, aduciendo que no estaba nada a favor de la industria musical que sólo se preocupaba de los artistas que vendían y daba la patada a los demás. A pesar de ello, le dieron un premio. Pero su desencuentro con los Grammy ya venía de antes, cuando con su primer disco fui invitada a interpretar el tema “Mandinka” y lo hizo con mucho simbolismo: llevó el body de un niño atado a su cintura (las discográficas la habían amenazado que no era compatible la maternidad con su carrera), el dibujo de un hombre en la mira de una pistola en un lado de su rapada cabeza que era el logotipo de Public Enemy, el símbolo del hombre negro en USA, como solidaridad a los raperos que habían sido silenciados hasta aquel entonces en estas galas y premios: justo ese año no tuvieron más remedio que otorgar el primer premio a la Mejor interpretación rap, que se llevó Will Smith, aunque el boicot de todos los artistas del género hizo que no hubiese representación en la gala. Es decir, aquel famoso alegato de Sinéad con la foto del Papa no era algo nuevo: ella era comprometida y con una fortaleza innata que hacía que nadie la callase. A pesar de esa fortaleza, todos sabemos que terminó reventando alguna de sus costuras con la increíble presión mediática que soportó a lo largo de su vida.
PD: Odio a Morrisey pero me parece muy loable el escrito que ha compartido en redes sociales sobre la muerte de O'Connor: la hipocresía que reina en nuestro mundo, en los medios de comunicación, en nosotros mismos...Buscadlo si os mueve la curiosidad.
Nunca he sido fan de Sinead, eso me parece que sobra aclararlo, pero comienzo así porque sí fui en su época de los que entendía que era una mujer distinta, fuera de su tiempo y su lugar o, como creo hoy, con una mente totalmente incomprensible para la sociedad en la que vivía. El que todo eso desencadenara o estuviera en relación con sus problemas de salud mental es algo obvio hoy en día, que, sin embargo, entonces no era más que otra lacra en su contra. Aunque hemos avanzado un poco en la aceptación y el acompañamiento de las personas con enfermedades mentales aún estamos muy lejos de la aceptación. Y no digamos de la normalización. La muerte de un personaje famoso que haya reconocido este problema permite una exposición, muchas veces interesada, y pone en las portadas y los clicks al enfermo y la enfermedad. Sin embargo, no hay poso, no hay construcción más allá de un trendintopin. Respecto al disco, me lo he escuchado, aviso, y es tal como lo cuentas. Me ha gustado. Debo reconocerle su increíble capacidad vocal. Un abrazo, máquina.
ResponderEliminarYo he intentado dejar a un lado de lo sus problemas mentales y centrarme más en su lado combativo y creativo. Un saludo.
EliminarLo primero de todo es que, como es natural y habitual en mi, he escuchado el disco además de leer la entrada. Sinceramente, a Sinéad O’Connor no la conocía de nada más allá del tema Nothing compares 2 U y mi idea de ella era la de una outsider, una incomprendida y la de alguien que estaba mal de la chota. Sí, el resumen de mi idea mental sobre esta mujer en los 90 era “la zumbada del Nothing compares”. Así de claro lo digo. Su calidad vocal era y es incuestionable. Sin embargo –por eso me gustan tanto hoy en día los documentales sobre artistas, aunque su género musical no tenga nada que ver con mis gustos–, en el ámbito musical en general, durante años fui uno más de los consumidores o detractores de un producto que me gustaba o no, pero del que, más allá de la capa superficial difundida por los medios, no me interesaba el alma o la motivación de las personas que había detrás. Con los años te das cuenta de que bajo la imagen pública hay seres humanos con sus filias, fobias y sentimientos. Hecha la autocrítica –lo mismo me ocurrió en su día con Amy Winehouse–, decir que Feel so different me ha parecido preciosa... pero a partir de ahí, ninguna canción me ha producido emoción alguna salvo un estado de easy listening que no se me ha hecho pesado pero me ha resultado anodino, salvo dos excepciones: Nothing compares, que tengo aburrida y me provoca hartazgo pero es un tema imprescindible de la historia de la música del siglo pasado, y Jump in the river, con ese toque glam y roquerillo que se aleja del estilo general del disco. En fin, como hiciste con Tina, un sincero y acertado homenaje por tu parte. Feliz semana. KING
ResponderEliminarMal de la chota no estaba, posiblemente propensa a la depresión. Hoy he leído una carta que ha mandado un lector a un periódico contando que fue fantástica con su hija enferma terminal de cáncer, que hizo que su último año fuera especial. Y no hizo publicidad de aquello. Esto muestra su carácter especial. Sabía que te molaría Jump in the river. Ya se que no es tu estilo, pero escuchate la versión de Prince del Nothing compares 2u. Por cierto, hazme llegar un listado de documentales de artistas, que me molan mucho y aún final nunca se dónde buscar ni qué buscar.
ResponderEliminarPor DM
EliminarPues menos mal que tenemos a Dani en la Comunidad, se nos ha vuelto especialista en necrológicas y tiene vinilos que las apoyan, yo no tengo ni de Tina de Sinead, pero he escuchado cientos de veces sus canciones en radios, bares, pub y discotecas, sin que me hayan llegado nunca a interesar en general sus trabajos. Estoy contigo en resalta su carácter especial, combativo y antisistema. Sobre sus problemas mentales, se me escapan a mis escasos conocimientos sobre el tema. Entiendo que son difíciles de tratar, pero hay que recurrir siempre a los especialistas. Larga vida
ResponderEliminarLo de "bares, pub y discotecas" me ha recordado a "Dolores se llamaba Lola"
EliminarNo nos puede interesar todo lo que escuchamos, terminaríamos locos jeje. Ha dado la casualidad de que tenía los discos. A ver si vuelvo a mi senda habitual. Un saludo
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