Siguiendo los pasos de su idolatrado Ritchie Blackmore, que tituló a su primera obra tras dejar Deep Purple Ritchie Blackmore’s Rainbow, el guitarrista sueco Lars Johan Yngve Lannerbäck –un pelín más egomaníaco que el británico– hizo lo mismo en su álbum de debut (leedme aquí) titulándolo Yngwie J. Malmsteen’s Rising Force. Sin embargo, si Blackmore ya denominó a su banda Rainbow a partir de ese instante, Malmsteen nunca dejó de poner su nombre en todas partes, pasando de Yngwie J. Malmsteen’s Rising Force a Yngwie J. Malmsteen, regresando a Yngwie J. Malmsteen’s Rising Force para después escoger el más sencillo Yngwie Malmsteen –al menos fuera de los Estados Unidos– regresar a Yngwie J. Malmsteen y actualmente volver a Yngwie Malmsteen. En fin, que no sé por qué os estoy contando este rollo cuando de lo que se trata ahora es de comentaros Marching out, el segundo disco de su carrera en solitario, un álbum mucho más completo que el anterior, que era principalmente instrumental con apenas dos de los ocho temas cantados.
Producido por –cómo no– Yngwie Malmsteen entre los Cherokee studios y los Skyline studios –también tocó la guitarra, los pedales de bajo e hizo coros–, contó con la participación de Anders Johansson a la batería, Jens Johansson a los teclados, Marcel Jacob al bajo y Jeff Scott Soto a la voz, en su segundo y último disco junto a Malmsteen, donde –en parte debido a su juventud e inexperiencia, como él mismo ha reconocido alguna vez– no se encontró nada cómodo. Tampoco ayudó que los cuatro miembros suecos de la banda hablasen entre ellos en su idioma sin aceptarlo como compañero o que musicalmente todo fuese un vehículo para el lucimiento y la visión de Yngwie, que no reconocía ni respetaba las aportaciones de los demás integrantes del grupo. Demasiado para un chaval de Brooklyn de veinte años que quería labrarse un futuro en la música.
A
Prelude
I’ll see the light tonight
Don’t let it end
Disciples of hell
I am a viking
B
Overture 1383
Anguish and fear
On the run again
Soldier without faith
Caught in the middle
Marching out
Comienza la cara A, después de un corto preludio, con la estupenda I’ll see
the light tonight que pone de manifiesto ya de buenas a primeras que, en
este segundo álbum, además del obvio protagonismo del guitarrista sueco,
quien se luce es Jeff Scott Soto. Don’t let it end es otro temazo –¿cuál no
lo es en este disco?– con un fantástico solo. Luego, una preciosa
introducción acústica da inicio a la enérgica Disciples of hell. Más épica y
reposada es I am a viking, con otro solo imprescindible –aunque el sonido
general del tema me recuerda a los de su paso por Alcatrazz– y un trabajo de
Soto muy remarcable. Lástima que por las razones que os he comentado antes,
su colaboración con Malmsteen finalizase después de este disco.
La segunda cara se inicia con una breve instrumental bellísima titulada Overture 1383 que precede Anguish and fear, lucimiento absoluto para Soto. Y es que, pese a contar con unos músicos estupendos, el único que le hacía sombra al sueco en este disco era el vocalista neoyorquino. On the run again es otro temazo que las voces de Soto y los teclados de Johnasson arreglan pese a ser algo así como una puesta al día de lo que Malmsteen ya tocó junto a Graham Bonnet en el imprescindible No parole from rock’n’roll. El inicio de Soldier without face con esos efectos de explosiones de bombas junto a una melancólica melodía de teclados da paso a otro enérgico temazo de los mejores de la discografía del sueco, con un fantástico solo. Enorme. Caught in the middle sigue la tónica general pese a no destacar especialmente entre el enorme conjunto de temazos del elepé. Y para poner el punto final, la emotiva Marching out despide el vinilo dejando el listón en lo alto.
Y es que Yngwie Malmsteen es un genio que a menudo ha sido acusado –con razón– de autoplagiarse y de editar discos poco inspirados. Definitivamente, este no es uno de esos casos. En mi opinión, a lo largo de su carrera ha grabado discos imprescindibles y truñacos incomibles. Sin embargo, sus cuatro primeros álbumes en solitario –junto con el mencionado disco de Alcatrazz– son del todo incontestables en mi humilde opinión.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
No me van mucho los guitarras estrella cuando van de tales, pero este tío es muy bueno y como muy bien apuntas tiene cuatro LPs y el que hizo con Alcatrazz que son de lujo. Un fuerte abrazo King
ResponderEliminarAbrazo de vuelta.
EliminarPues un discazo bienvenido por aquí. Una joya para mi gusto. Es cierto que por momentos, incluso en sus mejores obras, en ocasiones se vuelve algo pesado, maniático, insistente. Pero le adoro. Incluiría en la lista de imprescindibles el Eclipse, que me encanta (aunque algo más flojete en el estilo). Un abrazo.
ResponderEliminarEclipse o el Fire & Ice son también estupendos... pero los primerísimos son joyas en su estilo, en mi humilde opinión de jebi de mierda (como diría un brasileiro de adopción) jejejeje
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