Amigos del vinilo, inicio hoy una serie de entradas que quiero dedicar a lo que en los 80 se dio en llamar guitar heroes, guitarristas que grabaron obras en su totalidad o en gran parte instrumentales y que se convirtieron en verdaderos ídolos. Antes de ellos ya había carismáticos virtuosos como Blackmore, Young, Van Halen, Hendrix, Page... que contaban con incondicionales seguidores pero formaban parte de grupos, brillaban en el seno de una banda. Sin embargo, a mediados de la década comenzaron a aparecer guitarristas que despuntaban por ellos mismos, editando elepés en solitario o siendo contratados en bandas que heredaban su sonido. Con el tiempo, la mayoría se integraron en otros grupos o desaparecieron del mapa musical, pero pretendo hablaros durante unos cuantos viernes de los que a mi me interesaron más. Y si tengo que hacer cronología del tema, en mi caso todo comenzó con este sueco llamado Yngwie Malmsteen y concretamente con el tema inicial de este Yngwie J. Malmsteen’s Rising Force, el magnífico Black Star. Ya había leído en revistas como Metal Hammer artículos dedicados a este tipo, fanático de Ritchie Blackmore –de hecho, tanto el nombre del grupo como el título del álbum y la portada del mismo rebosan referencias al Ritchie Blackmore’s Rainbow- que fusionaba hard rock, rapidez, virtuosismo e influencias clásicas en sus composiciones y que había dejado buena muestra de su genialidad pasando por la banda de Graham Bonnet. Por eso, cuando en mi tienda de discos habitual vi en una cubeta esa portada con la Stratocaster entre las llamas, me compré el álbum sin perder tiempo.
Con portada diseñada por el mismo Yngwie –aunque llevada a la realidad por John Harrell- producido por el guitarrista y grabado en The Record Plant por Lester Claypool, la banda la componían por entonces Yngwie Malmsteen a la guitarra, bajo y pedales Taurus, Barriemore Barlow a la batería, Jens Johansson a los teclados y el clavicordio y Jeff Scott Soto en el par de temas que no eran instrumentales.
El track list estaba compuesto por las siguientes canciones:
A
Black star
Far beyond the sun
Now your ships are burned
Evil eye
B
Icarus’ dream suite Op.4
As above, so below
Little savage
Farewell
Por supuesto, me hice con el imprescindible No parole from Rock’n Roll de Alcatrazz y busqué infructuosamente el primer álbum de Steeler antes de convertirme en acérrimo seguidor del guitarrista sueco, sentimiento que mantuve hasta 1997.
En fin amigos, que a partir de este seminal Rising Force y a lo largo de una carrera de 30 años –se dice pronto- el bueno de Malmsteen nos ha regalado tanto álbumes imprescindibles como verdaderas bazofias, pero ni su maestría ni la huella que ha dejado en una legión de guitarristas influenciados por su estilo se pueden negar. A lo largo de su carrera ha dado buenas muestras de endiosamiento, engreimiento o mal carácter, pero su estilo neoclásico fue el que animó a salir a la palestra –gracias, sobre todo, a Mike Varney- a todos esos exponentes de un estilo de tocar que con el tiempo vino a llamarse shredding.
Acompaño los clips de las fantásticas melodías de Black star, Icarus’ dream suite Op.4, As above so below y Far beyond the sun, despidiéndome hasta la próxima semana en la que os hablaré de otro virtuoso de la guitarra eléctrica. Esto no ha hecho más que empezar.
Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
¡Gran retorno! Malmsteen fue un pionero y espero que así se le reconozca alguna vez. Los álbumes de los ochenta (y alguno de los noventa) son imprescindibles. Qué genio.
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