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Mostrando las entradas etiquetadas como 2002

Sôber - Paradÿsso Edición 20 Aniversario (2023, Universal Music)

        Después de un tiempo ausente, hoy quiero compartir con vosotros el vinilo de la edición 20 aniversario del Paradÿsso , de los alcorconeros Sôber . Aprovecho la cercanía de la publicación de su próximo disco, Retorcidos , y la gira 30 aniversario de este año, como excusa para enseñaros un par de regalos que me han hecho estos últimos meses. El Paradÿsso es uno de esos discos fundamentales en mi devenir musical más reciente. Reciente, escribo, qué eufemismo: cuando apareció en mi vida, yo estaba cerca de los treinta, y ahora estoy en la L, y no me refiero a talla de ropa, sino a número. Con él conocí a este grupo que me ha acompañado, con más o menos suerte, hasta ahora. En su día mi compañero de trabajo, José Ángel (el que me deja escribir de música en su web supermoto7.com ), decía que era normal que me gustasen, porque yo podría ser integrante del mismo, al menos en el aspecto físico: rapado (calvo) y con perilla. En fin, como lo quiero, perdono esas pequeñas salidas de

Extremoduro - Yo, minoría absoluta (DRO, 2002/2014)

  Cuando una banda de rock alcanza el éxito tiende a repetir la fórmula o a dejarse domar por los sonidos que le imponga la discográfica. En el caso de Roberto Iniesta, el Robe, alma, cerebro, venas y corazón de Extremoduro, el éxito le pilló preparado. "La masa es imbécil. Si sales en la tele puedes hacer un libro, un disco o lo que se te ponga en la punta del nabo. A mí eso no me interesa ni vender más discos ni que me conozca más gente. Como estoy ahora estoy bien, pudiendo organizar una gira y no tener que decir «no puedo dejar de tocar en noviembre porque no tengo un puto gil», así me vale". Y continuó haciendo lo que le dio la gana después del éxito de Agila (1996): editaron el directo Iros todos a tomar por culo (1998) y el controvertido Canciones prohibidas (1999), donde daban rienda suelta a su creatividad, con éxito y críticas reguleras.  Y se tomaron un descanso. "Creo que cuando siguen haciendo cosas buenas y nuevas los grupos funcionan, aunque estén dos o

Dio - Killing the dragon (Spitfire, 2002/BMG 2019)

Un disco de heavy con todo lo que tiene que haber: enormes guitarras, una base rítmica potente, un cantante en forma con algunos momentos brillantes y letras sugerentes. Pero ocurre que cuando uno alcanza la gloria se le juzga respecto a eso. Y vaya gloria consiguió el imprescindible Ronnie James Dio: a finales de los setenta con Rainbow, después entrando en los ochenta con Black Sabbath y ya avanzando la década con su propio nombre, Dio. Y si no escalas otra vez el Everest, el Mont Blanc o el Aconcagua parecen una broma, que para eso no vengas, chaval. Y este Killing the dragon está por encima de muchos discos de heavy de la época y me atrevería a decir que se acerca a los clásicos de este hombre con mucha dignidad. Pongámonos en situación. Los noventa fueron años duros para el heavy clásico. Las bandas se disolvieron, perdieron miembros, intentaron adaptarse a un mercado donde sus capacidades y sus logros carecían de valor. Ronnie intentó adaptarse a esos sonidos y, tras u

Hamlet - Hamlet (Locomotive, 2002)

Tenía, la verdad, preparado un disco totalmente distinto, por época y por estilo, pero la retranca con la que han martirizado esta semana a Molly a costa de la boda de su ex-pareja, Pilar Rubio, con el futbolista, me ha llevado a querer reivindicar desde este rinconcito bloguero la excelente trayectoria musical de su proyecto Hamlet , con este su sexto largo. Cuando un grupo con carrera y cierto renombre edita una portada negra (o blanca) y llama a su nueva criatura como la banda, como un álbum primerizo, es que algo está cambiando (o va a cambiar). Y eso sucede con este. Para mí, cierra su trilogía mejor: Insomnio en 1998, El inferno en 2000 y este Hamlet en 2002, todos a las órdenes de Colin Richardson (Carcass, Slipknot, Kreator, Sepultura). Mantienen su apuesta por el trabajo rítmico y refuerzan el groove de los temas pero comienzan a elaborar algo más las melodías vocales, sin perder su rudeza, creando auténticas burradas como Limítate (que fue sencillo y se llevó víd