—¡No me gusta! ¡No me gusta como suena, joder! Aburre a las ovejas... —se desespera Mark , mientras repite una y otra vez los acordes. —Te empeñas en tocarla con la National, pero ya te dije el otro día que la toques con la strato roja. Quedaría mucho mejor, ¿por qué no pruebas? —sugiere David , mientras la coge y se la da a su hermano. Mark coge la guitarra y la acaricia. La había comprado hacía poco y era un sueño hecho realidad. Como la de Hank Marvin , igualita. Como la que le pidió a su padre y no pudo comprarle, por ser demasiado cara. Pasa los dedos por las cuerdas, sin la púa, y empieza a tocar los acordes de la canción de nuevo. Y funciona, como si fuera magia, las notas cobran vida. David le mira y sonríe. —¿Ves? Si es que me tienes que hacer más caso… Ahora suena mucho mejor. ***