Ir al contenido principal

Anthrax - Among the living (Island records-1987)


Ya he contado alguna vez que mi historia como seguidor de los Anthrax comenzó con su videoclip de Madhouse y que Spreading the disease me parece imprescindible. Sin embargo, cuando la banda lo petó internacionalmente fue después de editar este Among the living que hoy os traigo. Y es que no se puede negar que se lo curraron. Con la misma formación que en su anterior elepé, esto es Joey Belladonna a las voces, Dan Spitz y Scott Ian a las guitarras y coros, Frank Bello al bajo y coros y Charlie Benante a la batería, la banda contrató a Eddie Kramer –supongo que por ser declarados kissmaníacos, porque de otra manera no se entiende– en el que iba a ser el primer trabajo del productor con una banda de thrash metal. Sorprendentemente –para mi al menos, a lo mejor el tipo lo estaba deseando– Kramer aceptó el puesto y se metió con la banda en los Quadradial studios de Miami, donde hizo grabar los temas en grupo y en directo, dispuesto a captar la energía que los Anthrax desplegaban en los escenarios. 
 
Y la verdad es que Anthrax se han mostrado siempre contentos de haber trabajado con Kramer, pero también es cierto que en la fase final de grabación y mezcla –que tuvo lugar en los soleados Compass Point studios de las Bahamas– la banda tuvo que imponerse al productor, que quería un sonido final más producido y con diversos efectos mientras que Benante y compañía pretendían mantener la crudeza del material grabado en Miami. Finalmente, Anthrax lograron hacer valer su visión, razón por la que aparecen acreditados como coproductores del álbum. 
 

Y con una icónica portada de Don Brautigam, el disco salió a la venta con el siguiente track list
 
A 
Among the living 
Caught in a mosh 
I am the law 
Efilnikufesin (N.F.L.) 
A skeleton in the closet 
 
B 
Indians 
One world 
A.D.I./Horror of it all 
Imitation of life 
 
Así pues, el disco se inicia con Among the living, el tema que le da título, toda una declaración de intenciones con una guitarra cristalina, un raspado que parece imitar los latidos de un corazón y esa presentación a modo de fanfarria thrash... antes de que el ritmo se acelere y entre Belladonna con Benante llevando el tempo que a lo largo del tema sufre varios cambios de velocidad, algo que será una constante en el álbum. Pone la guinda un solo más que solvente a esta primera canción que sirve de botón de muestra del nivel que sigue a partir de ahora. Llega entonces Caught in a mosh, con otro inicio de guitarra que le atrapa a uno al primer sonido –a no ser que Mister Mister sea lo más heavy que uno disfrute– al que se suma ese bajo tan característico como pròlogo a una cabalgada con más cambios de ritmo. En resumen, otro temazo con un estupendo trabajo de Bello a las cuatro cuerdas –bastante maideniano en algunos momentos–, esos coros marca de la casa –no sé si llamarlos así es abusar del lenguaje– y unas guitarras asesinas de Ian a lo largo de todo el tema así como un buen solo de Spitz. Sin descanso, le sigue el tema que compusieron con el Juez Dredd en mente, ese I am the law imprescindible que Anthrax ejecutan magistralmente, aunque he de ser sincero y deciros que en algunos momentos las melodías vocales de Belladonna me parece que no encajan del todo bien en el resto de la estructura. Como es habitual en todo el disco, también aquí hay cambios de ritmo endiablados y un solo imaginativo. El inicio de Efilnikufesin con ese riff es de los que obligan a hacer headbanging y nos presenta otro temazo, de nuevo con un solo estupendo y un trabajo a nivel de banda superconjuntado. Y el fin de la cara llega con A skeleton in the closet, un tema machacón –Benante baquetea con fuerza mientras el doble bombo vuela y Bello toca el bajo con dedos supersónicos– que resulta megathrashero. A estas alturas, aún falta levantarse a cambiar el vinilo de cara y la descarga de energía y nos ha dejado exhaustos. 
 

Sin descanso, la cara B comienza con otro tema imprescindible en la discografía de los neoyorquinos, ese Indians con más riffs pesados, batería potente y cambios de ritmo que invitan a moshear (¿aún se hace esto en los conciertos?) o en su defecto dar vueltas por el comedor de casa. One world es otro rompecuellos, con riff poderoso, más cambios de ritmo, una andanada sónica en la que bajo, batería y guitarras encajan como una maquinaria engrasada –no puedo evitar hacer el paralelismo con las piezas de relojería por las que Spitz acabaría cambiando su guitarra años despues– sobre la que la voz de Belladonna vuela, siempre arropada por los coros rabiosos de Ian o Bello. La preciosa y sencilla instrumental A.D.I. nos da un pequeño respiro como prólogo de Horror of it all, más tralla en la línea de lo que llevamos oyendo a lo largo de todo el disco, todo un muro sónico ejecutado sin descanso por unos Anthrax en el mejor momento de su carrera. Riffs enérgicos de guitarra, baqueteo incansable y esa manera de aporrear el bajo a lo Steve Harris convierten a esta cancion –y su final acelerado– en otra de las imprescindibles de un álbum en el que se hace difícil escoger uno u otro tema por encima de los demás. Y eso que aún queda Imitation of life, que aunque parece que se mueve con el freno echado después de tanto derroche de energía, al poco de comenzar adquiere de nuevo velocidad y fuerza. Y si algo queda claro al acabar la escucha del disco es que es imposible seguir su ritmo, amigos. Hay que volver a poner la aguja al principio de la cara A, encajarse los auriculares de nuevo y repetir la escucha (varias veces, no es necesario el mismo día) para llegar a empaparse de tal cantidad de energía. Eso es al menos lo que me ocurrió a mi en su momento, que necesité de varias escuchas para asimilar la cantidad de riffs, cambios de ritmo y matices que atesora esta genialidad mucho más compleja de lo que en un primer contacto puede parecer. 


Total, que si eres un metalhead ochentero de pro, no puede faltarte este disco en tu colección. 
 

Bonus: En 1992, una amiga me trajo de Londres esta efigie en silicona de Not Man, la mascota de la banda que podéis encontrar –por ejemplo– en la contraportada del State of Euphoria, álbum del que os hablé aquí. Se trata de una marioneta digital, con huecos para poner los dedos por detrás y así poder mover las facciones de la cara para expresar enfado, sorpresa... en fin, una tontería. No obstante, a modo de mascarón de proa, la he llevado en el salpicadero de todos mis coches. Y ahí sigue, casi treinta años después. 
 
¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. Hace mucho que no voy a un concierto de este tipo de ruidos, pero la última vez que vi a Anthrax se montó un pogo bueno. Hoy en día igual hay que estar dándose de hostias uno mismo en la silla sentado. Gran álbum. Fan y adorador de Anthrax en (casi) todas sus versiones (esta última etapa con el retorno de Belladona se me ha hecho un poco bola), este álbum está entre mis favoritos. Portada excelente para mi gusto, sin mucha floritura, pero muy pensada. ¡Y no lo tengo en vinilo! En cedé está sonando ahora mismo para compensar. Buen fin de semana, amigo.

    ResponderEliminar
  2. Un abrazo y gracias por pasarte. Comenzaba a pensar que este ya era el Blog de #FFKing jajajaja. Qué solo está esto, ¡con lo que habíamos sido! Me alegro de haber acertado contigo. Imagina que pongo un vinilo y a la única persona que comenta, va y no le gusta jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Joder, eso me va a pasar a mí una semana de estas, que tengo en guarda algunas rarezas mías.

      Eliminar
    2. Hasta el domingo todo es rabo. O toro. Que no me acuerdo cómo es la expresión esa.

      Eliminar
    3. El caso es hablar de rabos. Se te ve el plumero jajajaja

      Eliminar
  3. Es mi álbum favorito (junto con el siguiente) de la etapa Belladonna. Con el tiempo me he hecho más fan de la era Bush, hoy en día quizá éste y el Sound of White Noise son mis favoritos. Gran entrada, King!

    ResponderEliminar
  4. Yo prefiero todos los de la primera etapa Belladonna, aunque el Sound of white noise me parece estupendo. No así el resto con Bush, que no me llamaron tanto la atención.
    Del regreso de Belladonna me gustan muchas cosas, pero he perdido la ilusion.
    En realidad me pasa con muchas bandas de las que sigo enamorado de su época ochentera y salvo excepciones puntuales me dicen poco o nada en la actualidad. Gracias por comentar!

    ResponderEliminar
  5. Pues a mi siempre se me hicieron bola los Anthrax, siempre me ha costado el trash. Inexplicablemente, tengo el Stomp 442, que dicen que es uno de sus peores con Bush, pero en aquella época me moló bastante. Pero mira, hoy me lo he escuchado y me quedo con "Caught in a mosh" , "I Am the law" y el nisefukinlife. Gracias.

    ResponderEliminar
  6. Jajajajaja... se dice thrash. A mi el que se me hizo bola fue el Stomp. Lo tengo en cedé y por su culpa fue lo último que compré de la banda. Me alegro de que hayas recuperado esos tres temas. Algo es algo. Saludos, caballero.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Joe Satriani - Flying in a Blue Dream (1989)

Joe Satriani - Big Bad Moon - Live Expo 92 (Sevilla) ¿ Vaya presentación la del Tio Joe eh?, mira que plantarse en Sevilla, en medio de la Expo92 y vomitar el Big Bad Moon acompañado del gran Brian May, no había visto nada igual hasta la fecha y creo que a día de hoy, tampoco.  ¿Quién se esperaba ese Slide con la propia armonica? Bueno, que me dejo llevar por la emoción, Joe Satriani forma parte de la banda sonora de mi infancia.  Sin ningún tipo de duda, soy quien soy, musicalmente hablando, por mi primo, el cual me encamino hacia que escuchar y que instrumento tocar, a través de cintas como esta descubrí al profesor y a muchos mas.  En esta cinta destacan Joe Satriani, un tal Jason Becker, Steve Vai o el mismísimo Paul Gilbert con Racer-X, anda que no le di vueltas a esa cinta, aun la conservo.  Una cosa que llama mucho la atención de esta clase de músicos, es que las canciones, la gran mayoría de veces carecen de letras y eso no suele gustarle a todo el mundo. Hablar de un disco de

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)

Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero

Surgin' – When midnight comes (Music For Nations, 1985)

  Hoy traigo el único álbum (oficial) de la efímera banda neoyorquina Surgin , una joya escondida en el resto de saldo que fue el rock melódico de los ochenta, con un protagonista especial: Jack Ponti. Igual no tienes ni idea de quién es este personaje. Fíjate en la foto de abajo, es el de la izquierda, tocando con su colega de instituto John Bongiovi en un concierto del grupo que montaron juntos, Rest. Su poco éxito en aquellos primeros ochenta disolvió la historia, pero no así la amistad que ambos se profesaron. Aunque habría que revisar esas “amistades” de Mr. Bongiovi: para el puesto de guitarrista de su banda eligió a un desconocido Richie Sambora antes que a sus colegas Ponti o Snake Sabo. Por algo sería, claro. Jack formó su propia banda, que acabó llamándose Surgin, y consiguió editar este disco que hoy comparto por aquí, When midnight comes , en 1985. Compuso, produjo y tocó en él con la esperanza de alcanzar el estrellato roquero, objetivo que, obviamente, no logró. ¿Por

KISS-ASYLUM (1985-Mercury)

  A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue.  Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono.  Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda

Cream - Wheels of Fire (Polygram Records, 1968)

Me he llevado una pequeña sorpresa al bucear en el blog buscando este disco, por aquello de no repetir entrada, y comprobar que aun nadie ha reseñado el tercer largo de los ingleses. Imagino que mi predilección por Clapton hace que la mayoría de los clásicos del guitarrista se me antojen imprescindibles, de ahí la sorpresa. Pero bueno, aprovecho yo para dejar aquí mis impresiones sobre este Wheels of fire , además de unas fotos de la edición en vinilo, que me parece espectacular.  Antes de entrar en materia, me gustaría aclarar algo: pese a que conocí a Cream por Clapton, la realidad es que los dos gallos del gallinero eran sin duda Jack Bruce (bajo y voz) y Ginger Baker (batería), hasta el punto que en este disco el guitarrista no aparece acreditado como compositor. Sin duda su mano y su característica voz fueron imprescindibles para el sonido de la banda, pero las fuertes personalidades de los dos personajes mantenían el equilibrio y hacían que Clapton, que podría estar soleando dura