Ir al contenido principal

E.L.O. - "Time", 1981...Un Viaje en el Tiempo.


No soy ningún fan de la E.L.O. quiero que esto quede claro desde el principio, el rock progresivo nunca fue mi fuerte, siempre me ha dado una pereza tremenda acercarme a él, lo digo con respeto, pero también con franqueza pues es lo que hay.
Claro, la pregunta es evidente: - ¿Qué coño hace semejante sujeto hablando de este grupo y de este álbum tras semejante declaración? - Repuesta: - Pues que no obstante a lo dicho, conozco varios de los discos mas célebres de la banda de Jeff Lynne y que como se trata de hablar de vinilos, este precisamente, lo tengo en mi colección. -  ¿Porqué?...- Pues básicamente por dos motivos, primero porque contiene el tema "Hold On Tight" que además de uno de los mas populares del grupo, es un torrente de recuerdos juveniles para el que suscribe al sonar en multitud de ocasiones en la Jukebox de los billares que había junto al colegio y en los que pasé no pocas horas de adolescencia como ya he contado en alguna ocasión, la segunda razón es que lo encontré hace ya tiempo en la Plaza Nueva Bilbaína a un precio mas que provocador, por lo barato se entiende...el caso es que aquí nos hemos ahora mismo con el vinilo de los británicos girando en el plato y dispuestos a contar alguna cosita de él.


"Time" es un álbum conceptual que cuenta la historia de un fulano que viaja en el tiempo (tampoco es demasiado original la idea base), hasta el final del siglo XXI. Cuando llega a la coordenada espacio-temporal citada descubre las maravillas de todo índole que allí encuentra, los progresos y visiones futuristas lo deslumbran, aunque brevemente, pues no tarda en echar de menos lo que tenía en el siglo anterior y que ese impresionante futuro le niega, el amor pasa a segundo plano en este destino tan resulton que nos espera y empieza a no soportar la vida sin la mujer que dejó anclada al pasado.
Cierto que en el futuro, los encargados de patrocinar su viaje le facilitan la compañía de una mujer robot, que es el nuevo estilo de relación que se destila en ese final de centuria, pero no consigue ser feliz con esa solución, pues a pesar de la belleza y complacencia del autómata, este no es capaz de amar, tampoco nuestro protagonista es capaz de amar a un alienigena.


Decidido a volver a su tiempo, a pesar de que se le comunica de la imposibilidad del propósito, decide huir a su 1981 de origen, cosa que hace perseguido por quienes le posibilitaron la llegada al futuro, en dicha huida descubre que la única causa para la empresa que ha vivido ha sido la de ilustrarle a propósito de los pasos que el hombre esta destinado a seguir en los años venideros, finalmente regresa a su hogar, a su mujer y a su tiempo.
Alrededor de este argumento, bastante tópico y a juego con la moda futurista de aquellos últimos años setenta y primeros ochenta se desarrolla una colección de canciones, todas ellas compuestas y producidas por Jeff Lynne y tratadas con principios sónicos en consonancia con el momento histórico-musical de aquella época, sintetizadores, efectos sonoros de reminiscencias galacticas y elementos electrónicos que lo mismo modificaban voces asimilándolas a las de un robot, que difuminaban melodías haciéndolas retorcerse sobre si mismas o disolverse en una suerte de colada electrosonora.


Tras un prólogo que introduce al oyente en ambiente gracias a una melodía sintetizada de linea fácil y digerible sobre la cual una voz robotizada nos inicia en la acción brevemente unos sonoros teclados seguidos de una batería electrónica que redobla con inverosímil sonido entra la voz de Lynne conduciendo un bólido de melodía de fácil y rápida asimilación que juguetea con la electricidad y llega a un estribillo potente dominado por coros femeninos y masculinos en una suerte de disfrutable comienzo, se trata de la famosa "Twilight" que se enlaza al siguiente corte "Yours Truly, 2095" con un puente de extraños sonidos cibernéticos y que explota en voz distorsionada de un Lynne que desgrana otra agradable y digerible melodía rodeada de efectos futuristas y coros de celestial y artificial poso, mas mundana se muestra "Ticket To The Moon" con un piano que rodea una muy bonita melodía cantada a media voz y apoyada por un muro de sonido sintetizado, pero que no molesta, y un estribillo tecnopopero mucho mas comedido en fastos electrónicos, parecidos derroteros sigue la de reminiscencias folks (gracias a una acústica que juega a no serlo) "The Way Life's Meant To Be", la cual incluye incluso un breve solo guitarrero, muy Lynne melódicamente, vuelven las lineas difuminadas en embolventes lineas de sintetizadores e imposibles baterías en el aburrido instrumental "Another Hearts Break" que finiquita la cara A. Empieza el segundo lado del vinilo con la luminosa pero elemental y cursi "Rain In Falling" que marca el camino que habrían de seguir los pasos inmediátamente futuros de la actividad artística de Jeff Lynne.



Tecno discotequero y anticlimatico: "From The End Of The World" es un tema con artificial y prefabricado estribillo que nos lleva a unos ritmos reggae de imposible base sónica electrónica que no empasta con la melodía casi playera que transporta la bonita voz de Lynne, incomprensible tema para un servidor titulado "The Lights Go Down".
Manto sonoro y marcas horarias de las que suenan por la radio y euforia de sintetizadores, tipo Azul y Negro en el atascado y plastificado corte "Here's The News". Belleza en la voz emitida en falsete de un Jeff Lynne que transporta su entonación por una senda sonora impersonal y de desolada irrealidad con basamentos pop y Bowieanos en algún momento, no es este "21st Century Man" no obstante de los peores temas del disco, todo lo contrario. y tras esta bonita balada de inalcanzable descripción estilística, (como todo el disco para un neófito en estas lides como yo) llega mi "Hold On Tight"...y como aquí ya me importa un bleod todo el lío del viaje en el tiempo del fulano este, me dedico a hacer lo que siempre he hecho con este rock, disfrutarlo, bailarlo y cantarlo...y recordar un poco.



Y con el feliz regreso del viajero a la tersura de la piel de su esposa y al calor del lecho y del hogar termina, con un epílogo que suena igual pero diferente al prólogo este viaje en el tiempo al que nos invita la banda británica Electric Light Orchestra.
Disco que no empasta para nada con mis gustos, pero que si he de ser sincero cuenta con alguna bella melodía, sutilmente cantadas por Lynne y que no molesta demasiado sónicamente a pesar de la empalagosa proliferación de artefactos electrónicos que no siempre le resultan muy musicales a quien suscribe y que cargan de manera innecesaria el entorno de una melodía bien construida.


Uno de los últimos trabajos de enjundia de la banda que afrontaba su recta final con este trabajo que tiene la pretensión por bandera y  que he de admitir resuelve el tema argumental de forma bastante efectiva y que supuso un experimento sónico que tubo repercusiones en parte de la década que comenzaba, aunque nunca será un disco de referencia para quien ha escrito esta crítica.
Buen fin de semana a todos.

Comentarios

  1. Pues tampoco soy adicto a ELO aunque algún álbum suena de vez en cuando en digital. Lynne, no se puede negar, tiene un don especial para la producción y la elaboración de melodías y arreglos. Muchos se han beneficiado de él.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.