Ir al contenido principal

Deep Purple - Who do we thing we are (EMI/Purple, 1973)

 


(en algún lugar de Frankfurt en algún momento de octubre de 1972)

-Vamos, Ritchie, qué mierda es esta.

Blackmore resopla. Lleva dieciséis horas metido en el estudio. No recuerda cuándo fue la última vez que durmió una semana seguida en su cama los últimos quince meses, cuándo fue capaz de tocar la guitarra por placer en vez de por obligación.

-Si no te gusta, tócalo tú.

Jon le sostiene la mirada, sonríe, se levanta las gafas oscuras y le guiña un ojo.

-Una más y te invito a una ronda.

Blackmore desenchufa la guitarra, la apoya en la pared, abandona la sala de grabación dando un portazo y se sienta en un pequeño sofá justo detrás de Lord y Paice.

-De verdad, estoy seco. No puedo ni mover el cuello y parece que tenga hormigas en los dedos. Mañana lo vuelvo a intentar.

Lord y Paice se miran.

-Mañana le toca a Ian

Ritchie gira la cabeza y resopla por segunda vez. Desearía estar en un pub con una pinta en una mano. 

-Os juro que no lo soporto más. Si tengo que salir otra vez de gira con ese borracho le meto el mástil por el culo.

-Seguro que no te has dado cuenta -tercia Paice-, pero te ha dedicado una letra -el guitarrista vuelve a resoplar-. Se titula Smooth dancer.

Un largo silencio.

Lord se levanta de su sillón delante de la mesa de mezclas, camina hasta ponerse al lado de Blackmore, se acuclilla y le susurra.

-Una toma más y se acaba. Rat Bat Blue está casi terminada, solo falta tu solo. Dale un toque blusero, como tú sabes, igual que a Place in line.

-¿Sabes qué pasa, Jon? Que estoy cansado, todos estamos hartos de girar y tocar y de soportarnos. Ya no toco más, hostias. Me voy al hotel a dormir. Mañana cojo el primer avión a casa. Me largo.

Se levanta con brusquedad, coge su sombrero y su chaqueta y sale dando otro portazo.

-¿Qué hacemos, Ian?

Paice se toca la nariz unos segundos.

-Bueno, tendrás que tocar tú el solo entero. Y rellenamos las partes que queden, está casi todo ahí, ha tocado todo el día. Estará cansado el cabrón, pero no ha perdido ni un miligramo de talento.

-¿Y con los demás?

-Bueno, mañana que Mr. Gillan haga su magia y luego ya veremos. Roger ya tiene medio pie fuera, a poco que siga esforzándose, acabará con otro mástil de Ritchie en el trasero.

-Joder, macho, al final este va a ser nuestro epitafio, me pregunto quiénes somos en realidad.

-Esa es una buena cuestión. ¿Quiénes nos creemos? ¿Qué músicos creemos que somos? 

Jon Lord y Ian Paice quedan callados unos instantes. Lord se levanta, entra en la sala de grabación y calienta golpeando suavemente las teclas.

-Pon la base, pero solo la batería. Voy a ver qué se me ocurre.

El solo que Jon Lord se marca en el tema Rat Bat Blue, que abre la cara B, es uno de los mejores de su carrera, en mi opinión, y estoy convencido de que lo grabó en circunstancias similares a las que describo: escuchad la rabia y el amor mezclados en esa loca melodía aparentemente sin sentido. 


Who do we thing we are salió al mercado en enero de 1973. Aquellos meses, anteriores y posteriores, revisados con la perspectiva del tiempo, fueron una auténtica locura en el universo Purple. En marzo del 72 salió al mercado Machine head, su discarral máximo, al que siguió una apretada gira mundial. En julio se reunieron en Roma para grabar nuevas canciones: Woman from Tokyo se creó allí. Sin concluir, volvieron de gira a Japón donde grabaron los conciertos que darían lugar al mítico Made in Japan, que se editó en diciembre del mismo año en Japón y Europa. Apenas unas semanas más tarde, este Who do we thing we are ocupó los escaparates justo al lado. Curiosamente, el primer single (ese Woman from Tokyo) y el álbum pegaron el pelotazo en Estados Unidos, lo que obligó a editar allí Made in Japan. A lo largo de 1973, la banda juntó tres discos en las listas de ventas: el directo, este que hoy presento y Machine head. Se convirtieron en la banda de rock más exitosa del año. 

Y, sin embargo, se separaron. Bueno, Ian Gillan y Roger Glover recibieron la patada o la invitación a no volver por allí. La última vez que el famoso Mark II actuó junto hasta los años ochenta: de nuevo Japón, Osaka, en junio de aquel 1973.

Para quienes no estéis duchos en esto del purplelismo. Las alineaciones de la banda se nombran por números consecutivos. El Mark II, el más famoso, lo formaron Ian Gillan a la voz, Richie Blackmore a la guitarra, Jon Lord a los teclados, Ian Paice a la batería y Roger Glover al bajo. Los que grabaron esta obra que hoy comparto. La mayoría de los fans lamentan esta separación. Piensan que unas vacaciones o un buen mánager habría permitido que siguieran juntos y tal. Y yo me alegro de que se separaran. Porque eso permitió que David Coverdale y Glen Hughes entraran a formar el Mark III y editaran uno de los mejores discos de Deep Purple, Burn (1974). Y más aún: sin esta ruptura igual no hubiéramos tenido Whitesnake, ni Rainbow. El divorcio bueno. Además, ellos volvieron a juntarse en 1984 para darnos otra joya titulada Perfect strangers. Ya me dirás si no.

El álbum es una pasada desde la primera nota a la última, para cerrar el póker que comenzaron con In rock (1971), continuaron con Fireball (1972) y el mencionado Machine head. Si lo escuchas todo seguido a buen volumen te crece pelo en coronilla y la espalda. AVISO: ninguno está aún referenciado en este blog, ahí lo dejo. En todas las canciones de Who do we thing we are el nivel que demuestra Paice tras los tambores resulta casi abrumador; el inicio de Woman from Tokyo (todo el tema) o Super trooper, ¡vaya!. Lord no falla en ningún momento, acompañando con maestría y dando un paso al frente cuando es necesario; además de ese solazo en Rat Bat Blue, oído a Place in lineSmooth dancer. Gillan hace lo que siempre hace Gillan. Y eso que se escapa algún tono de vez en cuando; está centrado, sin tanto aspaviento como en el disco anterior, pero frasea estupendamente y mantiene el tipo en algunos estribillos alucinantes. Blackmore… sigue siendo Blackmore, por mucho que haya despotricado de este disco.

Solo por ese comienza titulado Woman from Tokyo ya merece la pena la obra, con un excelente riff, una parte central a lo Moody Blues curiosa, acabando por todo lo alto con el piano y la guitarra dando el cante. Y destaco Mary long. ¿No parece compuesta por Ian Anderson? Fantástica. How did you lose your virginity, Mary Long? Una canción sobre la hipocresía social británica. Solo pentatónico de Blackmore y a otra cosa. Super trouper presenta una letra reflexiva sobre el momento en el que vivían:  “I was a young man when I died/I was a flash, I was full of pride/I gave it all, I gave my soul, I was so strong/I felt the truth, I felt the pain in every song”. El tema tiene un punto psicodélico, con efectos en la voz incluidos. Cierra la cara A Smooth dancer, el tema que Gillan (parece) dedicó al hombre de negro (Mr. Blackmore, para los no iniciados). “I want to be inside of you/But you're black and I don't know what to do/You're a smooth dancer/But it's alright/'Cause I'm a freelancer/And you can never break me though you try”. Casi nada. Un excelente rocanrol de brillante estribillo que podría haber cabido en sus obras anteriores.

¿Hay o no hay clasicismo en el riff que arranca y dirige Rat bat blue? Una pena que no hayan tocado esta canción más veces en sus actuaciones. Es de mis favoritas. Rítmica, vacilona, directa, emocionante. Place in line trae el blues tamizado en las tabernas inglesas, arrastrando su maldad, su evilman. Gillan dirige magníficamente la orquesta, con un toque Roger Plant incluido. Al final, Ian es el gran protagonista del álbum y este corte lo hace totalmente suyo. Y ojito (oído pegado) al solo de guitarra. Para estar agotado Blackmore, telita. Y la réplica de Lord, con ambos intercambiando melodías después puedes ponerlo también en el top de la banda. Cierra Our Lady, una especie de medio tiempo (ahora me recuerdan a Uriah Heep) largo, con varios cambios, que funciona muy bien, aunque, quizá, sea el punto más flojo (si lo hay).

Breve, no había más, ni querían, y a otra cosa. A otra gira. A por la última.

El disco se grabó, en su mayoría, en Frankfurt, con la famosa Rolling Stones Mobile Unit, a los mandos de Martin Birch. Tan solo Woman from Tokyo se rescató de las sesiones de Roma. Lo mezclaron Glover y Paice. Suena de muerte cuando subes el volumen, la guitarra en un canal, las teclas en la otra y toda la banda en el estéreo de tu cerebro. Firman como productores y compositores los cinco boquerones púrpuras.

El workart es responsabilidad de Glover (estaba en todos los fregados, menos a lo suyo, que te comen la tostada, Roger) con John Coletta, mánager de la banda (y de Rainbow, Whitesnake y Praying Mantis, entre otros). Siempre pensé que eran bolas de Navidad las que aparecen en portada y contraportada y no burbujas. Cada miembro de la banda en un espacio aislado de los demás, no podían dejar más claras las cosas. En el interior, recortes de prensa de sus actuaciones y lanzamientos desde que se juntaran en 1969, explicando quién cojones eran Deep Purple (who do we thing we are). Por cierto, las fotografías las hizo Fin Costello, un clásico roquero (Kiss, Humble Pie, Uriah Heep, Argent, Rush, Twisted Sister, Status Quo); os dejo aquí un enlace a una entrevista donde explica su trabajo.

Dadle una escucha a estos abueletes que ya han salido infinidad de veces por aquí (y alguna visita más nos harán). Disfrutad del fin de semana, sea en Tokyo, en Almendralejo o en la Cochabamba.





Comentarios

  1. Pues una nueva escucha a este disco (hace siglos que no lo escuchaba) me confirma que es un disco a la altura del MKII. Aunque claro, es difícil hacerse un hueco entre el "In rock", "Machine Head", "Fireball", .... que no están todavía en #FFVinilo? Ya veo que has lanzado una indirecta, ...ja, ja.
    Por cierto, para mí lo de la portada siempre has sido bolas de Navidad.
    En fin, el disco suena a lo que se espera de esta formación, ni más ni menos. Y con eso, el disco ya merece la pena. Y John Lord se sale, como siempre. Aunque tengo que decir que yo soy también fan de la época MKIII / MK IV.
    Se nota que hay mucho curro es esta entrada. Muchos datos interesantes, y sobre todo, la historia ficticia "basada en hechos reales". Muy buena. Un día tienes que recopilarlas todas (creo que has hecho alguna más, no?). Saludos, y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que sean bolas de Navidad pues. Gracias por la parte que me toca. Todas las entradas de este tipo tienen la etiqueta #escena por si quieres buscarlas. De todos modos, igual las comparto pronto. Es cierto que compararse con esos tres hermanos mayores es difícil, pero este pequeño sale bien del paso. Incluso en los peores momentos, siempre puedes confiar en Lord y Blackmore. Un abrazo.

      Eliminar
  2. ¿Qué se puede aportar a una entrada así?, pues nada. La verdad es que el álbum está muy bien aunque debo confesar que lo conozco poco, a excepción del temarral que es Woman from Tokyo, lo que no desmerece el resto de canciones. Así que me ha servido para darle una nueva escucha y disfrutar de la genialidad de -sobre todo- Blackmore y Lord. Un abrazo y hasta el viernes que viene. KING

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Para eso venimos por aquí también, para recordarnos discos que a veces dejamos de lado y obligarnos a volver la oreja a ellos. Con eso y con que no tengas nada que añadir soy feliz 😂. Un abrazo.

      Eliminar
  3. Con buena polla bien se folla, como decía aquel. No es de mis favoritos pero Ian puede gritar hasta donde quiera. Y esa mujer de Tokio sigue sonando brutal. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bien hablado eres siempre 😜 De vez en cuando también me gusta traer discos que les gustan a los demás, ojo. Un abrazo

      Eliminar
  4. Alguna vez he oido y leído referirse a este como un disco “menor”. Un carajo. Como bien dices, esto es un discazo, y Rat Bat Blue es de las mejores canciones de la banda. Merece muchas escuchas porque se disfruta cada nota de cada tema, pese a que el grupo estaba en uno de sus clásicos momentos de pelea (uno de cientos). Has hecho un articarral de un discarral! Raul L.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.