Vuelvo a las andadas de traeros clásicos y, además, reivindicando figuras femeninas. En este caso, os voy a escribir de una neoyorquina de Brooklyn, Carole Joan Klein, más conocida en esto de la música como Carole King, y su obra maestra, Tapestry. Y lo traigo este mes de febrero en el que ella cumple 82 años y el LP 53. Hay un montón de artículos por ahí sobre ella (y su historia) y sobre este disco (y su historia) que son mucho mejores de lo que yo pueda escribir, por lo que debería limitarme a lo mínimo para presentaros el disco. Pero, si os parecéis mínimamente a mí, no vais a buscarlos y sólo leeréis lo que se ponga aquí, por lo que la única forma de que os enteréis de algo es dándoos la brasa con todo. Así que, haré el esfuerzo y, como cuando hacíamos trabajos en el insti, a ver qué tal me sale juntar toda la información.
Carole estaba predestinada para esto de la música. Partiendo del hecho importante de que su familia judía de clase media pudo pagarle unos estudios de piano, en su instituto tuvo como compañeros a un tal Paul Simon y otro tal Neil Sedaka. Ella y Neil fueron novietes, aunque es posible que para Sedaka fuera algo más, pues no en vano llegó a dedicarle, con el tiempo, la incombustible “Oh Carol”. Con quién sí terminó casándose a la tierna edad de 17 años, fue con otro compañero, Gerry Goffin, junto al cual, además de tener dos hijas, parió unas cuantas de las canciones más conocidas de la década de los sesenta: “We Will love me tomorrow” The Shirelles, “Take Good care of my baby” Bobby Vee, “The Loco-Motion” Little Eva, “Don’t bring me down” The Animals, ”(You make me feel) Like a natural woman” Aretha Franklyn…No en vano, al inicio de su carrera Lennon llegó a decir que él y McCartney querían ser los Goffin-King de Inglaterra. Se quedó corto y los superaron con creces, menos mal.
El tema es que Goffin tuvo problemillas con el LSD, la mescalina, la cremallera de su bragueta que se bajaba sóla y le hacía tropezarse entre las piernas de otras mujeres…y Carole decidió que el momento de coger a sus dos hijas y mudarse a California, donde gracias a sus contactos en el mundo de la música consiguió casa en el barrio de Laurel Canyon en las colinas de Hollywood. Muy importante esto porque en los buzones del vecindario podías leer nombres como Jim Morrison, Frank Zappa, Neil Young, integrantes de Eagles, Mamas & The Papas, The Byrds y, gran influencia para ella, la poetisa Toni Stern que la introdujo en la escena musical que se cernía en torno del mítico Troubadour, y donde conoció a los músicos James Taylor y Joni Mitchell. Formó un trío, The City, con el sacó un disco y un marido (el bajista Charles Larkey) pero con poco éxito. Sin embargo, Lou Adler, productor y manager de los Mamas & The Papas, entre otros, se empeñó en tomarla bajo su tutela. Primero hizo de músico de sesión con BB King o en el maravilloso Sweet Baby James de James Taylor. Precisamente fue Taylor quien animó a King a que abriese en solitario sus shows. Uno de esos días, se sentó al piano y tocó un temilla que había compuesto en sus tiempos muertos, “You’ve got a friend”, que Taylor grabó más tarde en el Mud Slim Jim y que se convirtió en su “Imagine”. Mientras, King grabó un disco en solitario, Writer que le salió rana. Pero Adler siguió apostando por ella. Y llegó el momento en el 71. En el relajado ambiente de los estudios A&M, con las hijas de King correteando por allí, se grabó este Tapestry. Por ejemplo, usando el piano Steinway del estudio de al lado donde Joni Mitchell estaba grabando su Blue. Y bueno, ya os adelanto el resultado de todo aquello antes de hablar sobre la música que encierra el plástico: llegó al número uno durante más de 15 semanas, se mantuvo en el top 100 del Billboard durante más de seis años, por más de 20 años tuvo el record de mayor cantidad de semanas no consecutivas de número 1, el número 15 de discos más vendidos en EEUU en los setenta y entre los 100 de toda la historia, 4 Grammys en la edición del 72…Pero aún más, si hablamos desde la óptica feminista: fue el primer álbum de una mujer que vendió más de 10 millones. Junto con leyendas como su amiga Joni Mitchell, pusieron sobre el tapete o tapiz unos hechos: Soy mujer, autora de mis canciones, canto, toco, sé exactamente cómo quiero sonar, domino la situación… Y triunfo más y mejor que ninguna. Por todo lo alto. Eso es lo que dijo bien alto con este disco Carole King. Y por eso ahora, cincuenta y tantos años después de su aparición, su mensaje sigue vigente. Igual que su sonido y sus maravillosas canciones, que no han envejecido un ápice. Se convirtieron en símbolos de la lucha feminista y demostraron que las mujeres podían y debían estar ahí, que el talento se da igual en los hombres que en las mujeres, pero que ellas han estado sepultadas años bajo una montaña de machismo, de condicionantes sociales y, por qué no, de estupidez, que siempre les ha impuesto todo tipo de barreras para brillar LIBREMENTE.
En fin, después de este alegato, pasemos a la música. Disco producido por Adler. Con unas enérgicas notas de piano se presenta Carole al mundo. “I feel the earth move” es un temazo, con una gran melodía y los músicos a un gran nivel y me flipa cómo termina tan abrúptamente. Es mi preferida del álbum. Y eso es mucho decir. En los 80, Martika hizo una gran revisión del tema (quizás algún día aparezca por aquí, amenazo). Pasamos a una balada típica de los setenta, con Taylor a la guitarra a pesar de ser el piano el protagonista. Con la melancolía de “So far away” todavía en nuestra cabeza gracias a esa flautita que suena al final, nos encontramos con “It’s too late” que fue número 1 cinco semanas seguidas, con un Groove un pelín más funky. Compuesta mano a mano con Toni Sterm fue elegida como cara B del sencillo “I Feel the earth move”, pero gozó de más favor en las emisoras de radiofórmulas. Supuestamente habla del fin de la relación entre King y Taylor, de un corto y apasionado romance. Oye, pues tres joyas consecutivas, tres canciones que están en la historia de la música, normal que fuera inducida en el Rock And Roll Hall of Fame (dos veces, como intérprete y como compositora). “Home again”, de nuevo con Taylor a la guitarra acústica y ese solo de piano de King, y su voz tan peculiar vulnerable, pero, al mismo tiempo, expresiva, que confiere al tema una mezcla de romanticismo, añoranza y ternura. Te puede gustar más o menos el tipo de música, pero tienes que reconocer que la jodía estaba engarzando una obra maestra de orfebrería musical. La empoderada “Beautiful” suena con el onmipresente piano completado por el Hammond, ambos a las manos de Carole. Y cerramos la cara A con “Way over yonder”, con toques de soul y gospel. Los coros espectaculares de Merry Clayton y los arreglos de cuerdas sobre el piano de King y el saxo de Curtis Amy para rematar otra gran canción que también cuenta con James Taylor a la acústica.
Uff, el nivel de este lado del plástico es demoledor. A ver si el segundo se acerca mínimamente. Creo que Carole era consciente de ello y tiró de tres de sus mejores composiciones, que otros artistas habían o llevarían a lo más alto. Una apuesta complicada, pero que le salió bien porque consiguió llevarlas a su terreno y a su juego. Comenzamos con el “You’ve got a friend”, el inmortal himno que popularizó James Taylor. Lo curioso es que las dos versiones, la de Taylor y la de King fueron grabadas casi al mismo tiempo, compartiendo músicos (Danny Kortchman, Joni Mitchell, y Taylor y King aparecen acreditados en ambas). Carole la compuso a partir de un verso de la canción “Fire and rain” del primer disco de James Taylor. La de King da protagonismo al piano mientras que la de Taylor lo hace con la guitara: cada uno con su instrumento. La de Taylor es más minimalista, esta de Carole King tiene arreglos de cuerdas y es más grandiosa. Aunque, cosas de la vida, la que fue número uno y todo el mundo tiene en mente es la de James Taylor. En mi opinión, la grabación de Carole King es superior de todas todas. Y eso que conocí primero la de James Taylor. Pues señoras y señores, comenzamos la cara B quizás subiendo el nivel. “Where you lead”, otra coescrita con Toni Stern, vuelve a las influencias soul. Recupera el gran éxito de las Shirelees, “Will you love tomorrow” de su época compositora con Goffin, aunque en este caso lo convierte en una balada. Y qué balada. Retoma otra composición con Goffin, “Smackwater Jack”, que bueno, es efectiva y de buen rollo. A continuación, la canción que da título al disco, “Tapestry”, sólo la voz y los teclados de Carole. Y se cierra esta magna obra con la versión personal del “(You make me feel like) A natural woman”, compuesta a dúo con Goffin y que hizo inmortal Aretha Franklin (y que otras super divas como Bonnie Tyler, Celine Dion o Mary J. Blige también han versionado). Está claro que la voz de Carole no es la de Aretha, pero lo lleva a su terreno regalándonos una interpretación especial y mágica. Y fin.
Resumiendo, un disco, por etiquetarlo de alguna manera, folk-pop-rock con ramalazos de soul y gospel, lleno de sentimiento, con grandes canciones, algunas enormes. Luego la King no volvió nunca a estar a esa altura, pero ni falta que hacía.
Mi versión es una de esas españolas tan graciosas en las que se traduce el título de las canciones a nuestro idioma y que tiene las letras en la contraportada y que llegó a mi a través de la colección de un antiguo cliente de mi hermano como pago de alguna deuda.. Algún día se la tendré que devolver.
Y para terminar, os dejo la bizarrada correspondiente: Slash tocando un par de canciones con Carole
Que alegría me he llevado al ver esta portada asomando por aquí. Tu lo has dicho todo: un clásico, disco histórico, un disco perfecto, … Independientemente de las cifras y los reconocimientos, este disco en esta en mi (larga) lista de discos favoritos de la historia del pop. No tiene desperdicio. Todas las canciones son sobresalientes. El sonido, la voz de Carole, los arreglos, la portada, … ¿he dicho ya que me parece un disco perfecto? Este es un disco que tengo que escuchar entero, no puedo dejarlo a medias. Y es lo que voy a hacer este fin de semana, gracias a tu entrada. Por cierto, has contado perfectamente la historia, y los datos que envuelven la grabación del disco. Y no sabía que “Oh, Carol” estaba dedicada a Carole King.
ResponderEliminarBendito el día en el que Carole King decidió cantar sus propias canciones, en vez de dárselas a los demás.
Por cierto, lo siento por el cliente de su amigo, ¡no te deshagas de esta joya!
Saludos, y buen fin de semana.
Gracias.Hay discos clásicos que hay que oír sí o sí. Pero es que este, además, es bueno. Lo que me llama más la atención de King es que, a pesar de seguir haciendo música y canciones, creo que a partir de los 80 no tuvo tanta repercusión. O eso me parece porque no hay tantas canciones modernas conocidas suyas.
EliminarPues ejemplo, hace un tiempo traje por aqui el It never rains in southern California de Albert Hammond, otro clásico. Y Hammond ha servido firmando canciones populares en todas las décadas y trabajando con artistas punteros y no haciendo versiones.
Sea como sea, King se merece estar aquí y mas. Un saludo.
Una entrada cojonuda. Pero mira que desearme el sufrimiento... Sin embargo, no te daré el gusto. No buscaré nunca el disco en las cubetas de segunda mano, evidentemente, pero esta música me resulta muy agradable, sobre todo para una relajada mañana de sábado invernal. I feel the earth move, la archiconocida It’s too late o la emocionante Way over yonder son preciosas. You’ve got a friend es otra de las que los que correteábamos por la vida en los 70 también tenemos que reconocer por fuerza (no sé decirte si me suena más la versión de Taylor o la de King, mira lo que te digo). Otras gemas son Will you love me tomorrow y por supuesto la final (You make me feel like) A natural woman, que aquí sí reconozco más en la voz de Aretha aunque en la interpretación de King resulta mucho más delicada e intimista. En resumen, que ahora me pondré el de Manu que, a priori, supongo que me emocionará más, pero con este de Carole, de sufrimiento nada. Eso sí, lo de Martika no, por favor ¿qué necesidad hay? En fin, feliz fin de semana. KING
ResponderEliminarPara la próxima seré bueno y Martika no. Ya me estoy metiendo en vuestro jardín con un disco con el que hice junto con el de Opus. Saldré trasquilado...
EliminarPuede que sea el rey de los blandenguers por aquí, pero siempre suele ser de calidad, hombre. Un abrazo
Articulazo! El disco es un imprescindible, pero cómo lo desarrollas en tu entrada, con todas esas historias, me parece espectacular. Así que lo he desempolvado y aquí me tienes, disfrutando de esta joya una vez más. Poco más puedo decir, en lo musical lo describes a la perfección y a partir de ahora, hay una reseña más de este disco pero para tomarla de referencia!! Un abrazo, Javier
ResponderEliminarGracias. El copy paste funciona de maravilla. Lo intenté con el chatgpt pero era un poco inconexo jeje.
EliminarEl disco es una maravilla que hay que escuchar, sí. Un saludo
Magnífica propuesta, Dani. No soy nada seguidor de la King ni su estilo, pero un cedé recopilatorio tengo por aquí y en alguna playlist de la época ya caen sus temas. Tu entrada ha servido para que escuche adecuadamente este álbum y lo ponga en el sitio que tanto tú como otros que comentan por aquí lo tenéis. Con los años me voy haciendo más permeable a estas baladas, medios tiempos y demás tonadas sin guitarreo ni aullidos. La tipa canta de miedo, qué cojones. Si lo encuentro en alguna cuneta o en alguna cubeta igual lo pillo. ¡Ah, se me olvidaba! Un homenaje a las ediciones españolas cutres que te cagas. Me encanta pillar de vez en cuando alguna. Adorables. Un abrazo.
ResponderEliminarJaja, hay algunas ediciones que son muy malas. Esta por ejemplo. Se suelen dejar en el camino los inserts, los gatefold y tal... Cuántos palabros ingleses jeje.
EliminarUn abrazo