¡Por fin!, después del episodio explicado en esta entrada en el que me compré un gato con abrigo de liebre, puedo decir que tengo completo en continente y contenido el quinto elepé en solitario del Tito Sammy. Así pues, hoy toca hablar de Danger zone, el tercero y último de los vinilos comprados como souvenir en Porto –es una copia portuguesa– el pasado verano. Qué lejos ya, joder. El álbum es el el último que Hagar editó con Capitol records antes de ser fichado por el inefable John Kalodner para Geffen y al parecer, el disco lo tenía que producir Tom Scholz –artífice de Boston– aunque finalmente se retiró del proyecto. Así, el disco lo acabaron grabando en los Wally Heider studios de San Francisco Hagar y el ingeniero Geoff Workman, aunque en la funda se le agradece a Scholz la inspiración y el trabajo realizado en la preproducción.
El line up que grabó el disco estaba compuesto por Sammy Hagar a las voces y guitarra, Bill Church al bajo y Gary Pihl a la guitarra y teclados, con Chuck Ruff a la batería en el que era su segundo trabajo de estudio con la banda, Geoff Workman ayudando también en los teclados y colaboraciones de Neal Schon a las seis cuerdas y Steve Perry, coros en diversos temas.
A
Love or money
20th century man
Miles from boredom
Mommy says, daddy says
In the night (entering the danger zone)
B
The iceman
Bad reputation
Heartbeat
Run for your life
The danger zone
Inaugura el disco Love or money, un hard rock muy enérgico con un riff de rock clásico, con coros y unos buenos guitarrazos a cargo de Schon, un tema con el que es imposible no menear la cabeza o las piernas y es un exponente del Hagar más rockero. Le sigue 20th century man, muy en la misma onda, con varios efectos de sonido y un ritmo machacón. Estamos en 1980, pero el tono es aún muy setentero. Miles from boredom es más de lo mismo aunque en este caso con un pelín menos de acelerador, un hard rock clásico de riff y estribillos repetitivos sobre los que descansa la canción. Con aires sexpistolianos llega Mommy says, daddy says –el riff me suena un montón al de Holidays in the sun–, un hard rock festivo y alegre. Y finaliza la cara con In the night (entering the danger zone), otro tema muy juguetón que sin ser un himno, resulta más que interesante por esos cambios de ritmo centrales que le acercan al doom o al prog-rock dependiendo del momento y se alejan del sonido habitual de las composiciones de Hagar.
En la cara B encontramos The iceman, un medio tiempo reposado muy entretenido al que le sigue la más alegre Bad reputation, un hard rock sin complicaciones para mover los pies a su ritmo con una cerveza en la mano en un garito al lado de alguna salida de la Interstate 40. El mismo ambiente me evoca Heartbeat, con sus coros gospelianos y dotada de cierta atmósfera country en la melodía. Lo que viene ahora es Run for your life, una power ballad –original de la banda británica Runner– y otro de los temas del disco en los que colabora Steve Perry a los coros. Con ella casi finaliza el disco ya que The danger zone no es más que una especie de coda de la parte acústica de In the night (entering the danger zone).
En resumen, un disco que la crítica parece coincidir en que no es el mejor
de la carrera en solitario de Sammy Hagar pero que no por eso debe dejar de
reivindicarse. En mi opinión es un gran álbum con el sello inconfundible del
red rocker que por fin consta en mi colección –ahora sí que sí– y que os
tenía que comentar en este espacio.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Pues reivindicado queda de tu parte. Un gran músico el Sammy, no es que siga al dedillo toda su carrera, pero entre Van Halen y Chickenfoot ha tenido mucha vida y rock. Otro para la buchaca King. Saludos. P
ResponderEliminarPues sí, es un rockero estupendo. A estas alturas no tiene que demostrar nada. Y este disco, bueno, era una espinita que tenía clavada desde que me tangaron con mi anterior compra que, aunque lo que compré no estaba nada mal, no era por lo que había pagado. Saludos.
EliminarY, por fin, se cierra el círculo. Ahora tienes que encontrar el vinilo de Gambler para cerrar el cuadrado y que el Universo recomience de nuevo (eso pasa en una novela corta de Arthur C. Clarke, si no recuerdo mal, donde las estrellas empiezan a apagarse cuando cierran uno de esos círculos de la vida, encontrando un objeto ancestral o algo así). Respecto al divo que traes, ya hemos hablado mucho de él. Buena música, mucho carácter y siempre rodeado de excelentes músicos. Hace mucho que no pincho ninguna de sus obras. Buen momento para darle al play. Un abrazo majestuoso.
ResponderEliminarAhora tendría que encontrar la carátula del de Gambler, con otro vinilo dentro. Pero eso, más que cerrar el círculo, abriría una espiral sin fin que no quiero imaginar jajajaja. Daremos la misión por concluida. Abrazo de vuelta, maestro.
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