La verdad es que tenía pensado no traer este vinilo al blog. Porque es un tipo de música que no suele aparecer por aquí y porque el artista suele dar repelús en los círculos musicales serios y/o rockeros. Además, este disco pertenece a esa categoría de discos malditos, malentendidos y vilipendiados, ya sea por la crítica o el público o ambos. Pero es que, también entraría en la categoría de esos trabajos de artistas que han triunfado, pero quieren demostrar que son algo más, que son serios, que su música es para adultos (más o menos como les pasó a los rockeros sinfónicos). Y, sin embargo, aquí estoy, sentado delante de la pantalla del portátil, en los asientos traseros de mi Xsara Picasso, mientras espero a que mi hija salga de una actividad este viernes tarde. Al final pueden más las razones menos razonables, esas que salen de las tripas, las que tienen explicación racional quizás sólo para el protagonista. Así que, allá vamos.
Este mes de septiembre se cumple el 33 aniversario de la publicación del Listen without prejudice vol 1 del ínclito George Michael (sí, ya sabemos que su nombre verdadero es otro, más griego que la musaka y de más difícil pronunciación que la digestión de tal magnífico plato). Y este mes de septiembre se cumplen 5 años desde que el mundo pasó a ser un lugar un poco peor cuando mi compañero y amigo Fernando perdió su batalla contra el cáncer. Y, si mis recuerdos son correctos, George Michael era su artista internacional preferido. Incluso fue a conciertos suyos. Me hacía mucha gracia como lo contaba porque él se describía a si mismo como “un paletillo que va a los conciertos de las orquestas y, como mucho, de Luis Miguel”. Y claro, en el fondo, había mucho en común entre las figuras de estos dos cantantes. También sus diferencias. Pero sí, Fernando tenía en un altar a George Michael. Y en las capillas colindantes a Luther Vandross y Peabo Bryson. Y como yo era bastante ecléctico en lo musical, sabía que podía hablar conmigo de ello e intercambiar discos y mp3. Va por ti, Fer.
Pongámonos en situación. El peludo George venía que desmontar un grupo de pop de éxito mundial llamando Wham! para entregarse a una carrera en solitario aún más arrolladora, con su primer larga duración, Faith, y que le llevó al estrellato, casi a la altura de Madonna, Michael Jackson y Prince. Ahí es nada, el poker con la santísima trinidad de pop tardo ochentero. Y fue tras el descomunal éxito de Faith que George entró en crisis existencial: hostia, que estar en todas las revistas de adolescentes, todo el día en la MTV, sonando en todos los sitios, y plegarse a los deseos de sus jefes discográficos pues que no le moló, fíjate tú. Las desavenencias con su disquera hicieron que, finalmente y tras algún juicio, consiguiera liberarse y publicar ya en 1996 con otra compañía. Incómodo en su propia piel y ante tantos efectos colaterales de la fama, optó por esta obra libérrima en la que se negó a rodar vídeos promocionales o aparecer en portada (la imagen escogida de una playa abarrotada se remontaba a 1940) e, incluso, realizar gira. Y el título, Escucha sin prejuicios, es como la súplica de un niño que quiere nuestro visto bueno y aprobación, mostrando la vulnerabilidad de los creadores, mayor aún cuanto más brillantes sean. Pero en este momento concreto,1990, jugó sus órdagos: George no promocionó de ninguna manera el disco, no quiso salir en fotos ni en los videos musicales, como hemos indicado antes. En fin, ya por entonces el cantante británico demostraba que le gustaba ir por libre y desafiar a la industria y a la sociedad, como hizo mucho más adelante con canciones y videoclips censurados en EEUU por su abierta crítica al país de las barras y estrellas (visionados el “Shoot the dog”, un tema anti Bush y Blair o el “Outside” criticando a la policía americana).
El adelanto del disco fue la
balada “Praying for time”, que alcanza el número 1 en USA. Una reflexión sobre
la gente, cómo actúa, su falta de compasión y por qué actúa así. Un sutil
homenaje a John Lennon. Luego hay otro a McCartney. Creo que fue una carta de
presentación diciendo: “ey, este disco es más maduro y adulto. Yo soy más maduro
y adulto”. Bueno, os puedo adelantar que sí, que es mejor disco que su predecesor,
como una totalidad y que ha envejecido mejor que el Faith. El video oficial es
un fondo negro sobre el que se proyecta la letra (aunque luego la compañía de discos se sacó un video clip de Michael cantando en el estudio)
Como segundo corte y segundo single, quizás la única concesión a una música más ligera, más funky y divertida, pero también con un poso de rebeldía o desaprobación: “Freedom 90”, referencia a uno de sus grandes éxitos con Wham!. Una fantástica canción, tan magnífica que el mismo Mark Ronson (productor del Back in Black de Amy Winehouse, de Lady Gaga y Queens of the stone age, y ganador del Oscar a la mejor canción por “Shallow”, de A star is born) la definió como la Mona Lisa del funk y que sólo aspiraba a que sus creaciones fuesen la mitad de buenas que este “Freedom 90”. Pero, además, George aprovecha el videoclip para inmolar simbólicamente la imagen que creó en Faith, y declara su independencia: todos recordamos la secuencia donde se prende fuego a la chupa que hizo famosa con su anterior disco. Y aún así, no es lo más recordado de este videoclip dirigido por un joven de 28 años llamado David Fincher (Seven, Fight Club, The Game, La red social) con las top models Linda Evangelista, Christy Turlington, Cindy Crawford, Naomi Campbell y Tatjana Patit. Es un fastuoso videoclip de más de seis minutos de duración en las que ellas y solo ellas se ponen en la piel de un George Michael que canta sobre cómo quiere dejar atrás su pasado artístico en Wham! como ídolo pop para quinceañeras.
El tercer tema es una desgarradora versión del “They won’t go when I go” de Stevie Wonder, donde da muestras de su talento para reinterpretar y hacer suyas canciones de otros, como luego demostró con el “Don’t let the sun goes down on me” de Elton John o “Somebody to love” interpretado a medias con Queen, como homenaje a Freddy Mecury. A mi me genera un amargo escalofrío y un sentimiento de desesperación con ese aire casi religioso, que creo que es lo que pretendía el artista. Continuamos con otra interpretación acústica como es “Something to save”, quizás un poco más floja que el resto del disco antes de regalarnos la exquisita canción de jazz pop que es “Cowboys and angels”, más de siete minutos para cerrar a un gran nivel la primera parte del vinilo.
Al dar la vuelta al disco, vuelve el optimismo con “Waiting for that day”, un tema con reminiscencias al “You can’t always get what you want” de los Stones (de hecho, al final de la canción repite el título y en los créditos también aparecen como compositores Jagger y Richards) y usa simples de “Funky drummer” de James Brown. Volvemos a la tristeza con el cuento de guerra que es “Mothers pride” para, a continuación, fascinarnos con el “Heal the pain”. Si “Praying for time” era un velado homenaje a Lennon, este corte huele a McCartney por todos los costados. Tanto, que años después la regrabarían los dos juntos y la verdad es que cuesta creer que no es un original de Macca. Ya casi terminamos con el medio reggae/funky de “Soul free”: quizás aquí George Michael nos enseña la patita de lo que iba a seguir haciendo en el futuro. Luego amplio esta idea porque ahora quiero ya terminar con el último corte, un “Waiting (reprise)”, como se intuye por el título, un reprise del “Waiting for that day”, y donde el artista hace su última declaración, llena de esperanza y futuro, siendo una muestra de anhelo que no hace promesas exactas, pero le dice a su audiencia que nunca pierda la esperanza, incluso en las profundidades más oscuras de la desesperación: “Hay un camino de regreso para cada hombre, así que aquí estoy.¿No cambia la gente?,aquí estoy. ¿Es demasiado tarde para intentar cambiar?, aquí estoy”.
Hay especulaciones sobre si había
planes para un volumen 2 de este disco. Que si iba a ser más luminoso , rítmico
y menos melódico. Quizás fuera así y el conflicto legal entre el artista y su
discográfica (Sony music), nos privara de él. Pero tres canciones previstas
para esa hipotético segunda parte, aparecieron en un álbum benéfico, el Red Hot
+ Dance, del año 92 (por ahí tengo el CD): “Too funky”, “Happy” y “Do you really
want to know”, además de “Crazyman dance” que fue la cara B del “Too funky”. En
ese año 92 Michael denuncia a Sony y su contrato por 8 discos. El largo asunto
legal no termina bien para el cantante, que pierde el caso y permanece fuera de
acción hasta 1996, cuando su álbum Older sale a la venta en los sellos Virgin y
Dreamworks SKG, que negociaron una compra con Sony. Y en el 98, el famoso
escándalo de los baños en Beverly Hills, el anuncio de su homosexualidad, sus
protestas políticas por la guerra de Irak en el 2002…Es decir, salió del sistema…Del
sistema musical: “No quiero participar en este circo. Necesito protegerme de
ese mundo tenebroso en el que unos cuantos viejos pretenden decir a los jóvenes
lo que deben escuchar”. Del sistema político: “Sé que tengo más acceso a la
gente que los políticos, pero lo que quiero ahora es ser feliz. Es mi
conciencia la que me obliga a hablar. Le aseguro que no son las ganas de
publicidad. Ya la tengo”. Y al sistema no le gusta esa actitud: “Es el negocio,
amigo”, por lo que su estrella no volvió a ser la misma y terminó como Michael Jackson o Prince, otros que habían desafiado al sistema.
Venga, termino diciendo que, con la perspectiva que da el tiempo, este álbum es mucho más homogéneo que el Faith, aunque no tuviera el mismo impacto. Mucho más maduro y adulto y que ha envejecido mucho mejor. Es una barbaridad de disco que quizás no apreciamos por esos prejuicios de que sólo los artistas marginales pueden se capaces de hacerlo. Pues, no. Escuchen sin prejuicios, por favor.
PD: Producido por el mismo George Michael, mi versión es la española de la época, impresa y prensada en Alcorcón (Indugraf y Tecnodisco, respectivamente), como muchos vinilos de la época que obran en mi poder.
Has escrito tan bien la entrada que pese a que el artista no me atrae musicalmente en absoluto, me han venido ganas de escuchar el disco. El pronóstico era reservado. Sin embargo... el primer tema me ha encantado. Eso sí, la satisfacción –aunque pese el poco interés que me han despertado, los temas me han resultado de escucha fácil– no ha regresado hasta la despedida de la primera cara, ese Cowboys and angels delicioso. Hay que reconocer que el tipo tenía talento para las melodías y los arreglos. En la cara B tenemos una estupenda Mothers pride en la que la voz y entonación de George me recuerdan horrores al gran Fredie Mercury. En resumen, entretenido y emocionante en momentos puntuales. Voy a ponerme algo más enérgico mientras espero tu entrada dedicada a la Minogue o los Modern Talking. Mientras, puedes escuchar alguno de los vinilos que he reseñado jajajaja. Un abrazo, chavalote. KING
ResponderEliminarPues me alegro que algo positivo hayas sacado de una escucha tan alejada de tus gustos. Ya traeré más cosas similares, ya verás, jejeje.
EliminarNi de lejos mi artista favorito pero reconozco que fue un tremendo vocalista de la época. Tuve el vinilo en CD y lo escuché miles de veces, apenas 2 o 3 canciones pero merecían la pena.
ResponderEliminarGracias, Luis. No sólo de rock vive el hombre y el pop tiene su época, su momento y sus tiempo. Un abrazo
EliminarHoy me habéis hecho sufrir con las entraditas de la semana. Escuchado el disco, debo decir que me ha gustado. No ha sido fácil, pues algunos arreglos y sonidos me quedan ajenos, pero le reconozco su valía y que era un tipo con talento. Si no hubiera sido tan arisco igual hoy sería un ídolo como el Jackson o la Madonna. En fin, cada uno sigue su camino en la vida cuando puede; está claro que él podía y lo intentó con fuerza. No hagas mucho caso al King y sigue trayendo tus mierdas por aquí sin importarte lo que digamos. Por cierto, me ha gustado mucho la entrada, no solo por el homenaje, si no por la forma en la que compartes una voz propia, reconocible, en el blog. Un abrazo, Dani.
ResponderEliminarComo le digo al King, me alegro que algo positivo saques de una escucha tan distinta de lo que sueles oír. Gracias por leer y por tus, como siempre, palabras positivas. Un abrazo.
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