En una entrevista para Guitar World en 1991, el guitarrista de White Lion, Vito Bratta, decía: "Quiero que escuche a la banda la mayor cantidad de gente posible. Estoy convencido de que la razón por la que tipos como Jimi Hendrix y Eric Clapton han perdurado es porque han compuesto canciones y solos memorables que ha escuchado mucha gente". Al final, los músicos dependen para subsistir de su capacidad para entretener y transformar eso en suficiente éxito y dinero que les permita vivir de su arte. No importa lo técnicamente perfecto que seas: si no atraes, si no gustas a la suficiente cantidad de gente desapareces del escaparate y acabas en el recuerdo de unos cuántos fans.
Y en 1989 White Lion estaba en el escaparate. Había subido todos los escalones hacia el éxito de un solo salto, el que transformó Pride (1987) en un disco vendedor y los singles Wait y When the children cry en pelotazos de la MTV. En ese éxito, el protagonismo de Bratta es indudable, como principal compositor y único guitarrista en un mundo donde los héroes llevaban hachas de seis cuerdas. Junto a él, Mike Tramp cantando (componía, también, las letras), un danés de voz quebrada y suave de bella estampa, ideal para aquellos años. A sus espaldas, la base rítmica tiene también su importancia: dinámica y contundente a la vez, con la agresividad contenida de James Lorenzo al bajo y la capacidad de llenar los huecos y dar con el golpe exacto de Greg D'Angelo.
Alcanzada la cumbre, la compañía de discos sabía mucho mejor que ellos lo que habían de hacer: grabar más canciones. La presión para componer un nuevo disco creció a medida que las ventas de Pride alcanzaban el doble platino. Bratta se quejaba amargamente: "La compañía diciendo que quiere otro Pride. Y yo les digo, ok, ¿eso qué significa exactamente? Y la compañía dice que necesita hits. Escucha, les digo, las canciones que os dimos para Pride no eran hit singles, solo canciones que se convirtieron en éxito, pero solo eran canciones que escribí. Ahora tengo a alguien diciéndome que tengo que escribir un éxito adrede. ¿Cómo haces eso? ¿Cómo compones un single?". Por otro lado, en una entrevista para Kerrang en 1989, Vito defendía: "Conozco un montón de bandas que escribirán una canción y su guitarrista dirá "tengo que hacer un solo aquí, tengo que meter un riff allá". Es su ego. Cuando yo escribo, pienso que la canción sonará mejor si meto una acústica aquí o un sonido limpio en este lado, en vez de un solo. Creo que es molesto cuando una canción melódica se arruina por un guitarrista explotando. Me saca de los nervios".
Bratta, pues, se encontraba en una disyuntiva. Por un lado, las presiones de la compañía, del entretenimiento. Por otro, su parte artística. Estaba evolucionando, cambiando como compositor, más pendiente de la estructura de la canción y de los arreglos que de su propio lucimiento. Así que, conscientemente, relajó los tempos y calmó los ánimos, centrándose en canciones menos directas y con melodías y arreglos más elaborados. Pero esta separación entre lo vendible y lo hermoso no duró mucho. Desde su último concierto de la gira anterior hasta el primero de la siguiente apenas transcurrieron siete meses en los que compusieron, grabaron y editaron este Big game, hicieron la promoción y se prepararon para volver a la carretera. El tiempo es importante para el resultado final. Tramp comentaba hace pocos años, al respecto: "Hay grandes canciones en Big game, pero, para mí, el álbum se quedó sin terminar. Suena demasiado apresurado. El dinero rodaba, éramos felices, tuvimos unos días sensacionales con Michael (Wagener), pero quizá todo fue demasiado bien. No nos sentamos a reflexionar y pensar. Todos estamos disgustados con la mezcla final".
Pero cuando un guitarrista es capaz de defecar riffs perfectos, nada sobra. Bratta, admirador confeso de Steve Ray Vaughan, juega con las influencias bluseras, el rock setentero y ese aroma a Eddie Van Halen para recrear su propio Universo. ¿Cuántos guitarristas de la década eran capaces de frasear de manera distinta en cada estrofa una misma línea melódica? Eso hace este hombre. Hasta su compañero Mike Tramp, con el que no tenía un, digamos, amor fraterno, le compara con Mozart hoy en día (algo exagerado igual es, la verdad): "He intentado hacer unos nuevos White Lion con Warren DeMartini y Paul Gilbert, pero nadie quiere ser Vito. Si hubiera seguido en el negocio sería más grande que Steve Vai y todos esos tipos. Con él la melodía venía antes que nada".
Se metieron a principios de año en los Amigo Studios con la producción, de nuevo, de Michael Wagener. Quizá buscando repetir éxito, quizá una jugada de continuidad, quién sabe. Juntos, nos dieron Big game.
El comienzo de la cara A con Goin' home tonight es, simplemente, perfecto. La guitarra inicial, el arreglo de voz y guitarra en las estrofas, el ritmo de bajo/batería, el cambio en el puente para crecer hasta un genial estribillo: "I'll be goin' home tonight/and everything will be allright/cause when I open up the door/you'll be waiting". El Bratta guitarrista echa todo lo que tiene en este tema, doblando sus guitarras (hasta tres suenan en algunos momentos) y soleando bien a gusto. Intensa. Dirty woman, en cambio, juega en la liga de las canciones más glam del álbum, con un riff impresionante cortado por los punteos y cambios constantes del guitarrista. Flojea algo hasta el estribillo, demasiado parada, pero recupera interés cuando cantan "dirty woman/come and show me the way". Si en la primera estaban encantados de volver a casa, en esta segunda quieren el pan y la sal. Las letras de Big game no solo ahondan en el hedonismo típico de los ochenta; se acercan a temas de actualidad, como en Little fighter, homenaje a un barco de Greenpeace hundido (supuestamente) por los servicios "secretos" franceses, un canto a defender a quienes defienden el planeta: "rise again little fighter/and let the world know/the reason why/shine again little fighter/and don't let'em end/the things you do". Si una canción demuestra el genio de Vito Bratta, esta vale de modelo, desde la intro, el fraseo tras la voz de Mike, el solo, el final. Además, la melodía y la interpretación de Tramp son excelentes. Una gran canción, emotiva. Ninguna balada iba a ocupar el espacio de When the children cry, pero esta Broken home se le acerca con dignidiad, tanto por la construcción melódica, como por los arreglos y la interpretación sentida y algo arrastrada de Tramp sobre una letra acerca de los malos tratos y el abandono: "his little arms are black and blue/and ther's a little cut right under his eyes/every night he lies awake/and from downstarirs the fighting/starts again". Cuando Baby be mine cambia la temática con otra canción de amor, no nos extraña. Al fin y al cabo, el rock es así, ahora te quiero, ahora sufro por los necesitados, ahora follamos, ahora me emborracho, ahora me acuerdo de mi madre. Un poco distópico. Y si no te gusta, busca en la sección de discos conceptuales. El caso es que la canción engancha la dinámica acústica y la lleva poco a poco hacia el deseo amoroso "if I wrote a hundred love songs/and they were all for you/then would you realize/my love was true". Quizá de las más experimentales y extrañas del álbum, con un buen final. Cierra la cara Living on the edge, nada que ver con Aerosmith, otro corte roquero de excelente factura al que le falta un poco de mala leche, con una letra sobre la esperanza del que viaja a por una oportunidad mejor "I pack my bags and ride into the sunset/I don't know where I'm gonna go". Tramp recuerda su propia historia viajando por el mundo en busca de su oportunidad. De los mejores estribillos de este Big game.
Let's get crazy comienza la cara B con una guitarra blusera lejana fraseando a lo bestia que se va acercando hasta explotar en un riff rápido (muy Eddie) con una buena dosis de caña en la batería. Canción de fiesta "and now it's friday 5 o'clock/we know it's time to rock" ¡volvámonos locos! Estribillo para cantar en el bar. El fraseo final de Bratta y Lomenzo, tremendo. Con los coros a capella entramos en Don't say it's over, un medio tiempo de corazón roto (tampoco podía faltar) con una advertencia: "and baby if you go/there's one thing you should know/that all our love must die/before you say goodbye". Piénsatelo. Intercala pasajes suaves, con guitarras acústicas, con el estribillo más curtido y una deliciosa guitarra melódica acompañando a la voz. De los mejores solos del álbum; "sencillo" y emocional. En contraste, If my mind is evil puede ser el momento heavy de Big game, tanto por el tono como por la interpretación del cuarteto. Comenzando por el riffeo y la machacante batería y siguiendo por la letra en contra de los falsos predicadores que en aquellos años sacaban el dinero a los yanquis y predicaban el advenimiento del mismo Belcebú: "go away/let me be/I don't need you/Stay away". Escucha el guiño final ("am I evil/yes I am"). La versión de Radar Love de Golden Earring se añadió a última hora. Las diez canciones no acabaron de convencer a "la compañía" y sugirieron grabar "un single". Durante las sesiones habían grabado, medio en broma, medio en serio, esta cover, la rehicieron y se la mostraron a "los que mandan". Buscaban algo así. Radar Love acabó saliendo como tercer single. Cierto es que la interpretación del combo resulta más que notable de una canción rítmica, pegadiza y muy conocida, pero, sobre todo, el soberbio y dinámico solo de Bratta impacta. El cierre vuelve a un tema de especial calado por entonces, el Apartheid sudafricano. Cry for freedom exige seguir en la lucha "this war ain't over/till all the people will be free". Un ritmo de batería muy elaborado, con unos charles marcando la pauta, una mezcla de dos guitarras bien conjugada (una en la línea melódica, otra haciendo adornos y apoyos) y la voz emocionada de Tramp desarrollan la impactante letra "the children are taken away/and families destroyed/and millions have died from starvation". Vito cambia el tono en su solo, dando un toque agresivo, cortante por unos instantes. Una balada atípica.
En mi opinión, Big game es una excelente evolución de Pride y representa un gran paso adelante de Bratta como compositor y guitarrista. A pesar de ello, la premura, la experimentación y, a veces, la simpleza con la que se estructuran algunas canciones hizo que el álbum careciera de gancho, de puñetazos, de rabia. Y los propios músicos lo reflejaron tras su gira europea, donde llegaron a compartir cartel con Mötley Crüe y Skid Row: las canciones que tan bien funcionaban en el estudio y que adoraban se convertían en papel mojado ante diez mil fans ruidosos. Esto, y las bajas ventas del álbum ("solo" alcanzó el disco de oro en los USA), convencieron al guitarrista de volver al estudio y fabricar su álbum más heavy, Mane attraction. Pero esa es otra historia.
La edición que traigo es la copia europea de la época, impresa en los iunaited quingdom (el Reino Unido de la Gran Bretaña, vaya). Bien acabada, con su insert incluyendo letras, créditos y una fotito de los chicos en plan intenso del famoso Neil Zlozower. El diseño artístico corrió a cargo de Lynn Kowalewski. Habría que cortarle las manos a quien pegara etiquetitas con precios en las carátulas de los vinilos.
Por cierto, Vito Bratta cogió su tiempo y su dinero y abandonó el negocio de la música en 1991 dejando un bonito cadáver artístico. Ojalá más de uno hubiera seguido su ejemplo (hola, Axl).
Pasad buen fin de seman.
Pues, como ya te he dicho en otro entorno, no me queda nada por añadir a una entrada genial por tu parte. A saber qué hubiese hecho Vito si no hubiese abandonado el mundo de la música con ese enorme talento que tenía. Estupendo álbum, aunque quizás me guste más globalmente el comercial Pride. Feliz finde.
ResponderEliminarEs un gusto que leas con detalle los post y un placer que te guste tanto. Gracias. Del álbum ya lo he dicho todo, prácticamente. Y entiendo que prefieras más el anterior y el posterior, incluso. Lo que hubiera llegado a hacer Vito es un misterio y lo será siempre. Por ahí he leído que parte de las razones del abandono se debieron a problemas físicos con sus manos, crisis familiar y esa desazón con el mercado. Nada ha conseguido que vuelva a primera fila. ¿Seguirá tocando la guitarra con esta magia? Casi mejor que, a estas alturas, no vuelva. Un abrazo.
EliminarHas hecho un repaso tremendo a la trayectoria de Bratta y al disco. Ganas de oírlo de nuevo, después de muchos años. Enhorabuena!!
ResponderEliminarPues dale, dale, no te cortes.
EliminarNo te voy a engañar, no tengo ni idea, pero le pegaré una escucha a esto, no soy ni mucho menos ajeno a los sonidos más duros y metaleros, algún día traeré algún vinilo cañero.
ResponderEliminarSaludos.
¿Qué tal fue esa escucha?
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