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Kansas - Point of know return (Kirshner/CBS, 1977)


El disco que estuvo a punto de no existir. De hecho, la banda rozó su desaparición en aquel verano de 1977. Hubo dos culpables: el éxito y la mala suerte. El éxito de su cuarto álbum de estudio Leftoverture llevó a uno de los principales compositores, Steve Walsh, a intentar abandonar la nave justo antes y durante las grabaciones, en un afán protagonista de lanzar su carrera en solitario y aprovechar la ola favorable; la propia banda, en un momento dado, estuvo tentada de darle el portazo por sus continuas dudas y plantones. Y la mala suerte se cebó con la grabación: cuando llevaban varias semanas en los "Studio in the country" de Louisiana, donde habían grabado sus dos obras anteriores, una avería llevó al traste sus esfuerzos, no les permitió continuar y estropeó buena parte de lo grabado. Se mudaron a Tennessee, a los Estudios Woodland para terminar el trabajo con su eterno Jeff Glixman a los mandos. Un parto difícil. Cuando, finalmente, llegó a las tiendas ese mes de octubre comenzó a vender despacio. Pero la suerte y el éxito, de nuevo, se aunaron. A algún directivo de la compañía le pareció que una balada acústica en mitad de la cara B del álbum sería un buen reclamo. Se editó como single y catapultó este Point of know return a la primera línea de ventas. El contenido musical hizo el resto, convertirlo en una pieza maestra, en un indispensable. Como curiosidad, en la película Alta fidelidad hay una escena donde se discuten las "cinco mejores canciones: cara A, canción 1". John Cushack hace sus propuestas y Jack Black le suelta algo así como "eso es tan obvio como decir Point of know return de Point of know return". La canción 1 de la cara A de este discazo.


Por cierto, os pego por aquí a los miembos de la banda:

  • Phil Ehart / drums, chimes, tympani, chain-driven gong, percussion
  • Dave Hope / bass, autogyro
  • Kerry Livgren / guitars, keyboards, percussion, whistling machine
  • Robbie Steinhardt / vocals, cello, violin, viola
  • Steve Walsh / vocals, keyboards, vibes, percussion
  • Rich Williams / acoustic & electric guitars, bow pedal

La inicial Point of know return juega con la melodía vocal enmarcada en un precioso violín que mezcla protagonismo con el piano, el hammond y la guitarra. Hace este primer corte de presentación del tema central del disco, la búsqueda de la verdad, de la sabiduría, de la realidad; el mensaje juega con las palabras "know" y "no": el punto en el que alcanzas el conocimiento, el trasfondo que no te permite volver atrás nunca más.  Contrasta el ritmo rápido con el que arranca Paradox. Curioso corte sin estribillo donde se alternan tres grupos de dos estrofas de cuatro versos cada una, con un pasaje solista entre el segundo y el tercer grupo. El violín de Steinhardt se lleva el protagonismo con un mágico aporte de Williams. La paradoja de la canción está en pasar una y otra vez por el mismo sitio, hacerse las mismas preguntas desde diversos ángulos y no ser capaz de encontrar la solución a nuestros problemas, pero, cuando se tiene la llave, ese, amigos y amigas, es el mejor de los sentimientos, esa victoria. Walsh hace una interpretación soberbia. El mismo que compone el intrincado instrumental The spider para que todos los músicos se luzcan alrededor de un tema central con presencia destacada del moog y la batería. Porque Ehart contiene el edificio musical de este álbum desde una pegada contundente, pero no protagonista, ahora lejano, de fondo, ahora en primer plano, haciéndote mover la cabeza. Y eso, de nuevo, en otro gran tema titulado Portrait (he knew) se aprecia, con un feeling muy roquero y gran estribillo. "He was in search of an answer/the nature of what we are". Albert Einstein inspira el tema, uno de los cerebros más famosos del siglo XX, en un álbum sobre el conocimiento y la sabiduría, por supuesto. Williams, de nuevo, coge protagonismo. El cierre de la cara A llega con Closet chronicles, el corte, quizá, con más corazón prog de todos en una especie de opereta donde introducir todas las habilidades del grupo para desarrollar pasajes hard rock con otros más soft y un montón de pirotecnia instrumental. El piano en la parte central, más calmada, junto a la sentida interpretación vocal, seguida de un fiero instrumental mantienen el pulso narrativo. El protagonista es Howard Hughes: piloto famoso, constructor de aeronaves, cineasta, activista, millonario, excéntrico, enfermo mental cuya muerte, meses antes de grabar el disco, y su búsqueda del conocimiento y la aventura inspiró a la banda.


La cara B se abre con la voz de Steinhard amenazando al oyente en Lightning´s hand: "run for cover/oh, your life is in vain/if you try to escape me". Genial hard rock con dobles guitarras y riffs contundentes, rabia y noche en su interior. Lo que contrasta con Dust in the wind, el tema que les permitió meter la mano en la hucha del tío Gilito empujando hasta los seis millones de copias vendidas. Dice la leyenda que Livgren andaba jugueteando con la guitarra en casa, haciendo ejercicios, y que su mujer le animó a componer una canción con la melodía que, en ese momento, ensayaba. Tan simple resulta al lado del resto de temas que parece hasta impropio de Kansas. Y esto pensó, precisamente, el compositor cuando lo presentó al resto de la banda, que supieron ver el potencial, arreglar el tema y grabarlo con la magia que los años no le han quitado. Sencillo parece. Queda pegado a un tema de ritmo funky y sangre roquera, Sparks of the tempest, de letra oscura y con un buen solo de guitarra: "They mold you and shape you/they watch what you do" porque la vida es una lucha constante, una búsqueda "your future is managed/and your freedom's a joke". La epicidad se viene encima en el cierre del disco. Nobody's home, balada de pérdida "the world that I was sent to reach/has got no future now" con una melodía pegajosa, un violín exultante y un estribillo a piano y voz emocionante. Y acabamos con otra de las joyas de Kansas, de mis favoritas, la loca Hopelessly human, un canto esperanzado al futuro donde guitarra, hammond y violín intercambian protagonismo en ese sube y baja, ahora roquero, ahora sinfónico, ahora íntimo.


El trabajo artístico del álbum también es sobresaliente. La portada ya es fantástica por sí misma, y un icono del rock setentero: el ojo de Saurom del prog. Ese barco a punto de precipitarse al infinito celestial... o justo llegando a la cúspide maldita si giramos la carátula y dejamos que el sol negro amanezca en el horizonte. En cualquier caso, un globo terráqueo en el que el punto conocido en el que ya nada va a ser lo mismo acaba de llegar. La dibujó Peter Lloyd basándose en una idea de la propia banda. La minimalsta caligrafía con las legras y los créditos la realizó Bob Maile; el retrato a tinta de los miembros de la banda corrió a cargo de Mike Maloney; Rick SScirceni fotografió el conjunto para la funda interior. Y todo ello bajo la dirección artística de Tom Drennon. Sin ordenador ni nada.

Edición yanqui la que traigo, de época, bien conservada.

Disfrutad del fin de semana con buena música.








Comentarios

  1. Muy interesante. A Kansas los conocí como muchos de nosotros, supongo, escuchando de pequeño en la radio su Dust in the wind. Luego, a mediados de los 90, me topé con la versión de Malmsteen del Carry on wayward son. La primera me evoca cálidos recuerdos de infancia y la segunda me parece un temazo. Este año, en medio del confinamiento duro, recuerdo haberme hecho un repaso de toda su discografía. Sin embargo, en conjunto no me dejaron muy impresionado que recuerde. Así que con esta entrada me ofreces la oportunidad de volverlos a escuchar, al menos este álbum. Un abrazo y feliz fin de semana.

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    1. Este álbum me parece imprescindible. Kansas tienen varios discos excelentes, que conviene rescatar o escuchar alguna vez. Además, el artwork de Point of know return me encanta. No soy objetivo, ya ves. Un abrazo.

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  2. Reconozco que es la primera vez que escucho un disco entero de Kansas. Y tenía que haberme fiado de mi instinto ... Más allá del Dust y del Carry, no suelo escuchar. Pero es un problema mío con el exceso de violines y este tipo de folk, como con Jethro, Ñu y similares: me saturo pronto. Uno, dos acaso tres temas y ya. Y los disfruto. Pero más, ya no. Ya digo, que es un problema mío. Como siempre, maravillosa entrada. Cuando sea mayor quiero ser como tú.

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    1. No hace falta que seas como yo. ¿No has visto el anuncio cutre de Nadal y el niño que quiere ser como él? Le dice el cabrón más o menos "no hagas lo que hice yo" que él no imitó a nadie. No te jode. Poner de ejemplo a ídolos únicos a un niño para frustarle un poco. En fin, que me salgo del tema. Ya eres la hostia, man. Un saludoza.

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  3. Tengo muy poco escuchada a Kansas para lo que fue en la historia del hard rock, heavy prog y heavy metal a finales de los 70s la verdad, otro imprescindible que me añado a la lista, aunque ahora mismo no estoy escuchando casi nada vienen tiempos muy jodidos con todo lo que está pasando. Una pena lo de la grabación, aunque la tecnología analógica es más segura no está exenta de estos problemas

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    1. Un tipo como tú no debe dejar la discografía de Kansas de lado. No son progs radicales, ojo, pero la mayoría de las canciones de aquellos años se acercan. Un saludo.

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