Ir al contenido principal

Shout – In your face (Music for nations – 1989)


Amigos, ni por asomo imaginaba hace quince días que la situación llegase a este punto, con una cuarentena casi general que nadie tiene claro cuanto durará, aunque parece que será más larga que corta. En un momento como este, se hace mucho más importante para mi algo como la música. Mientras trabajo, mientras intento evadirme de todo hablando con vosotros en las redes sociales de cualquier tontería que nos ponga una sonrisa en la boca... incluso a la hora de comer, todo momento es bueno para disfrutar de la música. Así pues, tenedla siempre presente en vuestras vidas y cuidaos mucho. En unos años hablaremos de esto como de la crisis de las vacas locas, algo lejano y superado. Lo que temo son las consecuencias económicas de esta debacle mundial. En fin, a lo nuestro. 

Este viernes os traigo el vinilo de otro grupo que aún no había pasado por este espacio, In your face de los norteamericanos Shout, una banda que pretendía ser la respuesta a Stryper dentro del Hard Rock cristiano y cuyo sello ubicaba entre Whitesnake, Def Leppard y Foreigner, ahí es nada. El grupo había sido formado por Ken Tamplin junto a Chuck King, quienes grabaron con músicos de sesión un primer elepé moderadamente exitoso que les llevó incluso a actuar en el Marquee londinense antes de fichar a los exbajista y exbatería de Joshua, con quienes Tamplin había coincidido en su paso por dicha banda, y con los que daría forma al álbum que hoy os comento. 


Producido en The Mixing lab por Ken Tamplin –vocalista y guitarrista–, contó también con el antes mencionado Chuck King a la guitarra y coros junto a Loren Robinson al bajo y coros, Joseph Galletta a la batería y Mark Hugonberger a los teclados, además de con unas colaboraciones especiales de postín. Y con portada de Nigel Skeet que hoy en día da un poquito de vergüenza ajena, el disco –del que poseo la edición británica fabricada en Francia– tuvo el siguiente track list

A 
Borderline 
When the love is gone 
Give me an answer 
Faith, hope and love 
Getting ready 

B 
In your face 
Getting on with life 
Waiting on you 
Moonlight sonata 
It’s all I need 
Ain’t givin’ up 


El álbum se inicia con Tamplin cantando a capella –su voz es una mezcla de Coverdale y Gramm– antes de que una Borderline que es puro hard rock americano guitarrero y adornado con coros nos anuncie lo que estos tipos nos ofrecen. De hecho, es lo que vamos a encontrar en todo el disco, unos temas cantados e interpretados notablemente, con mucha calidad pero sin personalidad, al igual que la imagen de la banda. Podríamos estar escuchando a mil grupos de la época. Así pues, When the love is gone es agradable de escuchar y tiene un buen solo de guitarra pero le sigue una Give me an answer que se parece a un puñado de temas de la época, toda una lástima porque Tamplin y compañía seguramente eran más solventes que los miembros de otras bandas que quizás lograron mayor éxito. Faith, hope and love es más de lo mismo, otro temazo de hard rock melódico con buen desempeño instrumental que sin embargo nos suena a radiofórmula. En ese sentido, los Shout serían como una bolsa de patatas fritas que devoras con fruición pero sin ningún interés en conocer la marca porque en realidad saben a otras que ya disfrutas desde hace tiempo. Y Getting ready finaliza la cara siguiendo la misma tónica. 

Guitarristas invitados (falta Alex Masi) y el timeline de cada uno

La segunda cara comienza con el trallazo titulado In your face en el que tocan Marty Friedman, Michel Angelo Batio, Alex Masi, Joey Price, Lanny Cordola y Randy Hansen. Dejando a un lado el Stars de la Hear’n Aid Band, es el tema con más guitarristas involucrados que recuerde ahora. Y tras ese destello de originalidad, regresamos a terrenos trillados con Getting on with life, un hard rock rapidito con coros y un buen trabajo de guitarras, vamos, lo de todo el elepé. Waiting on you es la balada del disco, en donde la voz de Tamplin –que en su momento estudió ópera– se parece bastante a Lou Gramm. Moonlight sonata es un solo de guitarra –en realidad, una de esas intros de onanismo a rapidez estratosférica– que abre It’s all I need, otro temazo de los muchos que aparecen en el disco. Y Ain’t givin’ up pone el punto final sin que su sonido sirva para diferenciar a Shout de otras bandas de la época. 


Total, que estamos ante un álbum seguramente poco conocido en nuestro país, tan bueno y reivindicable como insustancial y del montón, lo que pese a parecer una incongruencia no lo es en absoluto. De hecho, parecía que MFN tenía grandes esperanzas en ellos... pero Shout se separaron tras este disco por diversos factores. Y aunque Tamplin quiso reformar la banda una década más tarde, el tren había pasado. Descubridlos porque valen la pena, pero no son nada nuevo bajo el sol. 

¡Feliz viernes de cuarentena! 
@KingPiltrafilla







Comentarios

  1. Hostia, no tenía controlado a estos Shout, y mira que tengo cosas en solitario de Tamplin (hasta suelo verle en youtube con su academia vocal haciendo gorgoritos). Apuntado, al Spoti que voy en cero coma. ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo no los conocía de nada, pero fue toparme con el disco y mis neuronas se pusieron en modo eighties rapidamente. Así que lo compré a ciegas. No me arrepiento nada. Saludos.

      Eliminar
  2. No los conocía pero suenan como si los conociese jejeje. Me molan pero sí, la voz del cantante en algunos temas es muy Coverdale/Gramn.
    ¡Feliz finde de cuarentena, uno más y que sigamos sumando!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Exacto, veo que estás de acuerdo conmigo. Sonidos ya conocidos y voz Coverdale/Gramm. Pero nada de eso le quita calidad ¿no?
      Mucha musica y cuídate.

      Eliminar
  3. Fue una época en la que los grandes sellos apostaron por los grupos cristianos ya que se dieron cuenta que fuera de los USA nos gustaban, no tanto por la temática, sino porque eran muy buenos y entraban en nuestros gustos de rock melódico, hard y metal. Mass, White Cross, Petra, Barren Cross y por supuesto Stryper. Menudos grupazos.
    En cuanto a Shout, siempre he preferido su primer It won't be long. Mas equilibrado y melódico. Con In your face intentaron meterse en el Metal y a pesar de ser un muy buen disco, no llegaron al nivel del primero. Dos grandes discos de culto.
    Abrazos desde Málaga y no salgáis.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué bueno tenerte por aquí otra vez. ¿Te animarás a publicar un vinilo la próxima semana? Yo a estos tipos no los tengo cotrolados, así que escucharé el que propone el King y el que comentas. Ya tengo tarea. Un abrazo.

      Eliminar
    2. Yo me centré en Stryper, pero os otros grupos que mencionas también estaban muy bien. No salgo, no... pero mi mujer va a comprar cada día y en el súper hay más gente... en fin, estamos en una lotería.

      Eliminar
  4. Aquí está mi mensaje tradicional, como cada vez que traéis alguna banda de estas vuestras jeje. Nunca había oído hablar de ellos, así que en cuanto acabe con el de Yesterday and Today de Manu que estoy oyendo ahora voy a por este. Siempre es un placer descubrir nuevos grupos en este maravilloso sitio. Buen finde de cuarentena, uno menos, abrazoss!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me hace gracia eso de estas vuestras. Pues nada, encantado de darte placer. Buen finde igualmente, y cuídate.

      Eliminar
  5. No tenía controlado este disco tampoco, fíjate. Le pongo remedio inmediatamente. Y como recomienda más arriba The Road, también le daré una vuelta al primero. Abrazos en cuarentena.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, yo también aprovecharé y le pegaré una escucha al primero. Abrazos de vuelta.

      Eliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.