Así es amigos, por fin después de todos estos años y sin que a ninguno de los contribuyentes de este blog se le ocurriese hacerlo, os traigo este imprescindible vinilo ochentero titulado sencillamente Winger, al igual que la banda que lo grabó. Y como no es el momento de volveros a hablar de los orígenes de Kip Winger –miembro fundador y principal compositor– ni de las razones por las que en la portada se puede leer la palabra Sahara –de todo ello ya os di cuenta aquí, cuando os presenté el single Can’t get enuff– pasaré directamente a comentaros este álbum, del que ya os dije en su momento que era el que más me gustaba del grupo.
Lanzado al mercado el año en que Zakk Wylde debutaba junto a Ozzy, Jason Newsted con Metallica, L.A. Guns o Kingdom Come sacaban sus primeros discos, Queensryche ofrecían al mundo su apabullante Operation:Mindcrime o Iron Maiden su Seventh son of a seventh son, Winger grabaron en los Atlantic studios con Beau Hill a la producción este impresionante disco que –pese a su gran éxito– no consiguió dar suficiente empuje a la carrera de la banda, que en veinte años sólo editó tres álbumes más.
Con el line up clásico formado por Kip Winger al bajo, voz, teclados y arreglos, Reb Beach a las guitarras, Paul Taylor a los teclados y Rod Morgenstein a la batería –todos ellos, al igual que Beau Hill, hicieron coros en el disco que también contó con la colaboración de Dweezil Zappa a las seis cuerdas–, Winger pusieron en las tiendas esta joya con portada de Dan Hubp y el siguiente track list:
A
Madalaine
Hungry
Seventeen
Without the night
Purple haze
B
State of emergency
Time to surrender
Poison angel
Hangin’ on
Headed for a heartbreak
Una guitarra acústica da inicio a Madalaine, un potente hard rock con profusión de coros y voces dobladas, simple en su composición pero pegadizo y con un estupendo solo. Le sigue la alucinante Hungry, con ese comienzo de cuerda que precede a una explosión de coros arropados por un riff poderoso que da forma a un temazo en el que los teclados están más presentes que en el anterior. El estribillo es matador y el solo de Beach, nuevamente una pasada. Es una de mis favoritas –si no la que más– del álbum. Algo más hard y menos melódica es Seventeen, otro de los highlights del disco, de la que –como en el caso de las dos que la preceden– se rodó un videoclip. Más coros, la estupenda voz de Winger y un gran trabajo de guitarra a cargo de Reb Beach, un músico que ha participado en numerosos proyectos y grabaciones incluyendo a Dokken, Whitesnake o Twisted Sister. Without the night es una estupenda balada en la que Winger y Beach se vuelven a lucir y en la que Taylor tiene una importante presencia. Pedazo de solo. Pone fin a la primera cara de este alucinante vinilo de hard melódico una –en mi opinión– prescindible versión del Purple haze de Hendrix. Y no es porque el resultado no sea bueno –al menos en la parte musical, que la interpretación vocal me chirría bastante– pero es que no estoy muy a favor de la revisión de temas tan icónicos.
La cara B se inicia con otro temazo, la estupenda State of emergency, otra de mis preferidas en la que coexiste un trabajo de guitarras excepcional junto a un estribillo que se le mete a uno en el cerebro. Time to surrender es otra de las canciones imprescindibles del álbum con más de lo mismo, un bajo machacón, guitarrazos afilados y el vozarrón de Winger arropado por coros en el estribillo, otro de esos que invitan a cantarlo en voz alta (atención al homenaje a Led Zeppelin antes del solo). Poison angel es la hardroquera del disco, enérgica y menos inmediata que el resto, con un solo cañero. Otro temazo que sobresale entre el resto es Hangin’ on, en la onda predominante del disco. Y el punto final llega con Headed for a heartbreak –el cuarto tema del que se rodó un clip–, una nueva balada en la que Winger y Beach se salen y que pone la guinda a una de las obras imprescindibles para todo el que desee tener un visión completa de lo que en el mundo del hard’n’heavy y sus variantes se hacía a finales de los ochenta.
Os adjunto los videos promocionales –cuatro nada menos– que se rodaron para los singles del álbum. Si encontráis el vinilo por ahí, haceos con él sin dudarlo.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Este también lo tengo en vinilo y me encanta. Creo que no se valora la obra de Kip Winger, un gran cantante. Del álbum destaca esa voz por encima de todo lo demás y Reb Beach me gusta mucho también. Un pequeño tesoro. Un abrazo.
ResponderEliminarY es que, como ya sabemos, no todo en los 80 fue laca y pose. Pedazo de álbum sin duda. Abrazo de vuelta.
Eliminargenial entrada para rememorar al gran Rip Winger, que como hace falta un disco suyo en la actualidad. Ese disco debut es una de mis joyas pero que no conseguí en vinilo. Saludos majestad.
ResponderEliminarLástima que no lo tengas en vinilo porque es una pieza mítica de su época. La verdad es que su siguiente trabajo no me gustó tanto y les dejé de prestar atención. Hoy voy a dedicarme a escuchar Pull y los que ha grabado en este siglo. Saludos.
EliminarA mí Pull me gustó mucho, pero ya estaba en otra historia...
EliminarGran entrada y gran disco. Que recuerdos! Mi chica y yo sentimos especial debilidad por Without the night.
ResponderEliminarFue una banda bastante infravalorada, con unos muy buenos músicos, mejores que la mayoría de este rollo en aquella época. Lástima aquella historia con Lars Ulrich y Beavis and Butthead
Abrazo
Ay esos recuerdos... Without the night es un baladón, aunque la banda o la compañía decidió promocionar Headed for a heartbreak a la hora de ponerse lentos. Lástima de la época. Un primer elepé bestial, un segundo que no llegó a esas cotas y la llegada de los convulsos 90s dieron al traste con lo que podría haber sido un carrerón. Abrazo de vuelta, Jake.
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