Ir al contenido principal

Alcatrazz – Disturbing the peace (Capitol records – 1985)


Amigos del vinilo, la calidad de Graham Bonnet como vocalista y su importancia en la historia de la música de la segunda mitad del siglo pasado está fuera de toda duda me parece a mi. Por ello, no entiendo cómo –tras mi entrada dedicada al primer álbum de Alcatrazz– a nadie se le ha ocurrido reseñar su segundo trabajo. Y es que, si el primero tenía en sus filas a Yngwie Malmsteen, este contaba nada más y nada menos que con Steve Vai. Así pues, dejadme que hoy os hable del estupendo Disturbing the peace. Producido por Eddie Kramer –como el de Frehley que os comenté aquí hace quince días– entre los Cherokee y los Skyline studios, la formación que grabó el disco fue la misma que en su predecesor –Graham Bonnet a las voces, Jimmy Waldo a los teclados, Jan Uvena a la batería y Gary Shea al bajo– con la mencionada substitución del sueco Malmsteen por el norteamericano Steven Siro Vai, quien en esa época era un jovencísmo virtuoso de la guitarra que había tocado con Frank Zappa y acababa de editar su primera obra en solitario, un experimental Flex-Able del que también os hablé aquí. Sorprendentemente, un Bonnet acostumbrado a trabajar con genios de las seis cuerdas con fuerte carácter –o precisamente por ello– no estuvo demasiado contento de emplear a Vai como reemplazo de Malmsteen, pero con gran acierto hizo caso de la recomendación de su teclista. 

Con una sobria portada totalmente en negro aunque con unas franjas satinadas sobre fondo mate que recuerdan los barrotes de una prisión, el disco tenía el siguiente track list

A 
God blessed video 
Mercy 
Will you be home tonight 
Wire and wood 
Desert diamond 

B 
Stripper 
Painted lover 
Lighter shade of green 
Sons and lovers 
Breaking the heart of the city 


God blessed video es de lo más cañero para comenzar por todo lo alto, un tema en el que destacan la voz de Bonnet, los teclados de Waldo y las florituras a la guitarra de Vai. Mercy baja un poco el ritmo y nos muestra a un Bonnet cómodo entre melodías arábigas en plenitud de facultades vocales y a un Vai tocado por la mano de Dios –o del diablo, los que hayáis visto Crossroads me entenderéis– capaz de sacar de su Ibanez sonidos excelsos. Will you be home tonight es un precioso tema que transmite emoción de principio a fin y en el que la banda suena mejor que nunca, de lo mejorcito del álbum. La caña vuelve con Wire and wood, con un inicio a cargo de Vai utilizando un fraseo del que se volvería a servir años después en su Answers del Passion and warfare –de hecho, a lo largo del disco, Steve utiliza varias ideas que se pueden escuchar en sus diferentes álbumes en solitario– y un Bonnet hardrockero al servicio de un temazo en el que quien se luce de verdad es el guitarrista en un tema claramente compuesto por él. Desert diamond es el baladón Vai style en el que volvemos a escuchar a Bonnet entregado a un tema envuelto en melodías arábigas. El solo central es de los que hacen historia. 


Cambiamos de cara y salimos del estado de ensoñación al que nos ha transportado la anterior canción con Stripper, otro trallazo, un tema sexy con rápidas guitarras y batería galopante en el que encontramos al Bonnet más hardrockero y a un Vai inspiradísimo como siempre. Painted lover es en mi opinión un tema menor, sin perder de vista que eso –con intérpretes como Vai, Bonnet, Waldo y compañía– no significa necesariamente una pérdida de calidad. Le sigue Lighter shade of green, un pequeño interludio instrumental, y Sons and lovers que es otro temazo aunque esa mezcla de melodía poppy con los desvaríos de Vai a lo Zappa no ayuda a que destaque entre otros temas como el inicial God blessed video –que tuvo una notable difusión por MTV– o Stripper. Se podría decir que es la pequeña joyita escondida del disco. Skyfire es otro hard rock estupendo en el que la banda suena conjuntada y en el que pese a la innegable posición adelantada de la voz de Bonnet y la guitarra de Vai, Uvena, Waldo y Shea conforman un background inmmejorable para sus compañeros. La peculiar Breaking the heart of the city –peculiar por ese coverdeliano título, la entonación de Bonnet, el inicio con una batería programada y esa melodía y coros claramente stevevaianos– pone el punto final exótico a un disco que hizo olvidar rápidamente a Malmsteen y puso un peldaño más en la escalera al olimpo de Steve Vai, quien tras la gira de presentación del álbum fue tentado por los cantos de sirena –y sus dólares frescos, claro– de David Lee Roth. Pero esa es otra historia. 

En definitiva, un disco verdaderamente imprescindible como –casi– todos los de la carrera de un Graham Bonnet que a sus 70 años, en gran parte gracias a Michael Schenker, atraviesa una segunda juventud y ha sacado nuevo disco este 2018. 






¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. Joder menuda producción mas bruta lleva detrás

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Brutal, la producción es brutal. Pero entre Kramer y los desvaríos de Vai, no se podía esperar ora cosa. Realmente, es la misma banda pero el estilo respecto a su anterior álbum es totalmente distinto. Y no te digo ya el siguiente, para mi totalmente prescindible.

      Eliminar
  2. La mezcla de Steve Vai con casi cualquier vocalista es brutal. Este disco me gusta más que el anterior, quizá por la producción, quizá porque tiene un rollo más hard en la mayoría de los cortes, no lo sé. A Bonnet le dediqué una entrada en mi blog (https://rockologia.wordpress.com/2013/01/26/lo-mejor-de-graham-bonnet/); no sé cuánta importancia tiene realmente en la música del siglo XX pero me da igual, a mí me encanta y siempre que puedo rescato alguno de sus trabajos. Este no lo tengo en vinilo, por cierto. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estupenda entrada dedicada a Graham. ¡No conocía ese álbum como Line-Up con Lord y Powell! Voy a buscar. Un abrazo Manu.

      Eliminar
  3. Creo que ya lo dije en alguna otra entrada, Alcatrazz es una de mis bandas de cabecera. Buena entrada King. Saludos

    ResponderEliminar
  4. Saludos de vuelta. Me alegro de acertar en tus gustos con algo que se aleja del hard'n heavy patrio. También tengo que decirte que con los dos que he posteado se acaba mi pasión por la banda, porque el tercero fue infumable.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.