Pues sí amigos, hoy toca comentar el controvertido Point of entry, séptimo álbum de estudio de los Priest que la banda grabó en los Ibiza sound studios junto al fantástico Tom Allom. ¿Y por qué digo controvertido?, pues porque ha sido acusado de comercial en numerosas ocasiones, porque tras la gira de presentación del British Steel se metieron a grabar casi de inmediato esta continuación que por fuerza se tuvo que beneficiar de ideas y sonidos gestados en la concepción de su predecesor, porque en lugar de estar a los mandos de la producción el mencionado Allom –quién sabe si por voluntad del propio grupo o por la apretada agenda de éste–, esas labores fueron compartidas con la banda y porque –después de tres alucinantes portadas– ni Roslaw Szaybo estuvo a la altura con ese atardecer (y eso que la portada norteamericana aún fue peor). Vamos, que por lo que sea, ninguno de nosotros menciona nunca a Point of entry cuando le hacen citar sus álbumes favoritos de los Judas Priest. Pues aquí estoy yo hoy, reivindicando que es gerundio.
Con el line up tradicional, clásico e inolvidable compuesto por –¿hace falta?– Rob Halford a las voces, Glenn Tipton –mis respetos– y K.K. Downing a las guitarras, Ian Hill al bajo y Dave Holland –caído en desgracia y silenciado desde hace años pero que formó parte de ello, don't forget it– a la batería, el track list de esta obra de la que poseo su edición holandesa fue:
A
Heading out to the highway
Don’t go
Hot rockin’
Turning circles
Desert plains
B
Solar angels
You say yes
All the way
Troubleshooter
On the run
Heading out to the highway es un hard rock típicamente priestino –al menos hasta ese momento, antes de la revolución que significarían el Screaming y en mayor medida el Defenders, catapultando al grupo al mundo del heavy metal– que precede a Don’t go, un tema de desarrollo extraño que se inicia como un medio tiempo, con un solo incluso bluesy y un final de estribillo repetitivo. Hot rockin’ es el típico tema rapidito en la senda de un Grinder acelerado, por ejemplo. Turning circles es hard rock cadencioso, otra con sonido marca de la casa. Y con una melodía parecida, entra Desert plains, que con sus más de 4 minutos y medio es el tema más largo y mi preferido del album.
Ya en la cara B, otra de mis favoritas es Solar angels, nuevamente una heredera de las sesiones del British Steel, esta vez de Metal gods. You say yes es algo más setentera y All the way es una canción de rock fiestero que más que a los Priest podría pertenecer a Kiss o a Poison, con otra producción claro. Troubleshooter comienza recordando a Living after midnight, pero es un hard rock potente con un base rítmica machacona y repetitiva. Y el fin con On the run es otro tema con riff inconfundible, como los agudos del Metal God y los guitarrazos de Glenn y Ken, con el que los Priest ponen fin a un álbum interesante, entretenido, nada monótono e incontestablemente hardrockero sobre el que siempre ha pesado esa etiqueta de radio friendly con la que no estoy para nada de acuerdo.
Total, que no podéis dejar de tener Point of entry en el mismo pedestal que el resto de vuestros vinilos de la banda. Son los Judas Priest de los ochenta, amigos. Años después hicieron cosas como el Demolition, pero esa es otra historia.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Parece que este viernes estamos reivindicando nuestros gustos personales. De Judas hay discos imprescindibles, excelentes y los últimos 25 años (con matices, ojito). Este me gusta pero no deja de estar en segunda fila, como mi adorado Ram it down por ejemplo. Pero qué grupazo hostias. Hace mucho que no lo escucho así que me pongo a ello. Un abrazo.
ResponderEliminarDisfrútalo, que se lo merece. Abrazo de vuelta.
EliminarNo hay disoc malo de la etapa ibicenca de Judas Priest, todos son acojonantemente buenos.
ResponderEliminarAmén jajajaja
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