Nada más terminar de publicar la anterior entrada sobre Otra vez en la ruta de Obús, una lógica asociación de ideas me condujo a decidir que la próxima debía ser Desafío de BARÓN ROJO.
Qué jodidas son las segundas oportunidades, el volver a empezar, a demostrar que aún vales, que eres buen@ en lo que haces… la vida misma. Pues en la música es más jodido aún, creo.
Con la marcha de Sherpa (+ Carolina) y de Hermes, Barón Rojo se quedó sin una ala. Ésta se produjo a principios de los noventa, una época muy complicada para todo lo que no era grunge ni alternativo y mucho más si el producto era heavy nacional superviviente de los ochenta.
Dada la calidad de los salientes y el momento en el que se produjo, las opciones que había para los hermanos de Castro eran llevar la nave al desguace para su desmantelamiento definitivo, aparcarla en un hangar y esperar mejores vientos en los que poder reunirse la tripulación y dedicar todos sus esfuerzos y conocimientos en otro/s nuevos proyecto/s tanto individuales como colectivos, y…, sí, decidieron seguir con Barón Rojo, otro Barón Rojo.
Fue una decisión acertada ¿sí? ¿no? Qué más da. Como mínimo valiente y arriesgada sí que lo fue.
Tras tres años, para el nuevo trabajo recalan, como los Obús, en Avispa. Reclutan fugazmente a Niko del Hierro y a José Antonio del Nogal "Ramakhan", para grabar durante el mes de enero del 92 en los estudios M-20, bajo y batería respectivamente, los diez temas que contiene Obsesión, todos compuestos a pachas por los hermanos.
Obsesión no es un mal trabajo, ni mucho menos. El sonido es muy bueno, bien construido y ejecutado por toda la banda -se nota que hay experiencia y profesionalidad-, cañero y suena a Barón Rojo, sobre todo, lógicamente, los que cantaba Carlos.
Tiene en su contra que las canciones suenan a otra época a poco evolucionadas y las letras están menos curradas y monotemáticas. Cinco de ellas recurren a la épica metalera: “Te espero en el infierno”, un buen comienzo a modo de segunda parte de “Los rockeros van al infierno”, “Noches de RNR”, “El enemigo a batir”, “Rock’stimulacion” o “Hijos del blues”, un maravilloso tema mezcla de medio tiempo y explosión heavy-blusera marca de la casa. Otros tres se dedican a criticar la nefasta labor política, y no es porque no se lo merezcan sino por saturación temática, en “Ali Babá y los cuarenta”, “Político” o “Sr. Censor”. Completan los nueve temas “Exorcismo”, otro asunto más o menos manido. Por cierto, la portada y contra tampoco ayudaban.
Con sus pros y contras, y aunque la banda se lanzó a una supergira de presentación para defenderlo, el vinilo no tuvo la aceptación deseada, y seamos sinceros, en gran medida fue porque no estaban ni Sherpa ni Hermes y, aunque esto no es una excusa para no escuchar el trabajo, dolía y muchos no lo superamos. También es verdad, que desde Tierra de nadie, salvo un par de temas notables, los últimos trabajos de la banda iban claramente a menos ya por no no tener la calidad ni el empuje de los primeros.
Como veis, sentimientos encontrados. Juzguen ustedes.
Buen fin de semana peña. Sed felices, es una orden.
@paco_delatorre
Discazo!!!
ResponderEliminarLos barones los han tenido mucho mejores, pero para editarse cuando fue, malo no es. Saludos.
Eliminar