Amigos, hoy me parece un inmejorable día para recomendaros el Tooth and nail de Dokken, del que este septiembre se ha cumplido el trigésimo segundo aniversario de su publicación. Tal como ya os conté en este mismo espacio hace ya unos años, a los norteamericanos los descubrí un verano del 86 con el soberbio Under lock and key pero me atraparon de tal manera –es incluso uno de los pocos grupos que he llegado a ver en directo– que no tardé en comprar este Tooth and nail que hoy os presento y que conseguí de importación convencido de que se trataba de su primer trabajo, sin tener ni idea de la existencia del Breaking the chains, el debut de Don Dokken, banda que rápidamente vio cambiado su nombre a Dokken.
Y es que, a principios de 1981, Don Dokken y sus compañeros Juan Croucier, George Lynch y Mick Brown firmaron un contrato con los franceses Carrere Records –el sello que llevaba a Saxon– gracias a Gaby Hauke, la manager de Accept, que también consiguió a Michael Wagener como productor, un entonces casi desconocido ingeniero de sonido que era íntimo amigo de Udo Dirkschneider e incluso había formado parte de la seminal primera formación de Accept. La conexión Accept no finaliza ahí ya que, pese a figurar Croucier como bajista en su primer elepé, el que grabó la práctica totalidad de los temas fue Peter Baltes, quien años más tarde volvería a formar equipo con Don en su disco en solitario del que también os hablé aquí. Al año siguiente, de vuelta en los Estados Unidos, Dokken ficharon por Elektra –llevándose a Wagener con ellos– y el resultado de su presentación fue tan malo que Croucier les abandonó para unirse a Ratt. De hecho, la compañía estuvo a punto de echarlos pero lograron convencerles para que les financiasen un nuevo álbum.
El resultado fue el fichaje de Jeff Pilson como nuevo bajista y la contratación de Tom Werman, un hombre de Elektra que estaba produciendo a Mötley Crüe y que al poco tiempo abandonó a la banda, harto de la mala relación entre Lynch y Dokken y de los excesos de la banda. Por eso, aunque Elektra confió en el mítico Roy Thomas Baker –Queen, Journey, Alice Cooper y un largo etcétera– como nuevo productor, lo cierto es que este dedicó más tiempo a estar de fiesta y llenar su nariz de polvos blancos que a trabajar en el disco, labor que recayó en el abnegado y voluntarioso Michael Wagener pese a las comprensibles reticencias de Lynch después de ver cómo había quedado su primer disco. Sin embargo, el resultado esta vez fue de lo más provechoso y llevó a Tooth and nail a cotas de ventas inimaginadas por los ejecutivos de Elektra, sobre todo para una banda que habían estado a punto de despedir y que basaba su energía creativa en un vocalista y un guitarrista que no se soportaban. Es significativo el hecho de que el recién llegado Pilson ejercía de bisagra componiendo con Don por un lado, mientras por otra parte hacía lo propio junto al dúo Lynch-Brown, amigos al provenir ambos de la banda Xciter. Lo sorprendente es que Dokken aún grabarían dos obras maestras más que alcanzarían ventas de platino antes de su primera separación como grupo.
En definitiva, que Don Dokken a las voces, George Lynch a las guitarras, Jeff Pilson al bajo y Mick Brown a la batería, bajo la dirección más o menos aplicada de Tom Werman, Roy Thomas Baker y Michael Wagener grabaron en los Cherokee studios de Hollywood el estupendo Tooth and nail que hoy os presento –con portada de Studio B diseñada por Bob Defrin– y que tenía el siguiente track list:
A
Without warning
Tooth and nail
Just got lucky
Heartless heart
Don’t close your eyes
B
When heaven comes down
Into the fire
Bullets to spare
Alone again
Turn on the action
El álbum se inicia de manera admirable con Without warning, una estupenda instrumental cargada de sentimiento que precede al tema título Tooth and nail, un hard rock rápido en el que Mick Brown golpea sin recato sus parches y Lynch –como no podía ser de otra manera– nos regala un fantástico solo. Just got lucky baja un poco el ritmo, pero sigue siendo un estupendo tema puramente dokkeniano –de hecho, fue el segundo single extraído del álbum– en el que la banda suena cohesionada y nos ofrece su mejor sonido, mérito sin duda de Michael Wagener a las mezclas. Heartless heart sigue la misma tónica, un hard rock festivo, con bonitos estribillos, la característica voz de Don, los estupendos guitarrazos de George y una base rítmica sin fisuras, cortesía de Mick y Jeff. Y con Don’t close your eyes, la banda pone el acelerador sin dejar de sorprendernos con el distintivo trabajo de guitarras de un Lynch que estaba sembrado y que alcanzaría su cenit en el siguiente disco del grupo.
Cambiamos de cara hambrientos de más y nos encontramos con When heaven comes down, otro típico tema que sigue la tónica general y sirve de preámbulo a una fantástica Into de fire que se lanzó como primer single del elepé. Buenas melodías, buenas interpretaciones –de nuevo un impresionante solo–, coros, apoyo de teclados y estribillo facilón. Bullets to spare es otra canción típicamente Dokken, pero es la que menos me llama la atención de todo el disco. Quizás sea porque se encuentra entre la anterior y Alone again, el baladón del álbum, tercer single editado de este Tooth and nail justo después de finalizar la gira de presentación y –sin embargo– el gran hit del disco, un tema bastante simple pero con un estribillo y solo acojonantes. Y después del bajón, pone fin al disco la rápida Turn on the action, potente como ella sola dejándonos con ganas de más.
En fin amigos, un aperitivo de enorme calidad que iba a servir de prólogo –para algunos de nosotros fue al revés– de su enorme Under lock and key. Y para que podáis juzgar, os acompaño la grabación completa del disco. Disfrutadla.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
No he trabajado mucho a los Dokken, pero me parece una buena banda y este un excelente trabajo. De hecho lo tengo en mi colección, aprovecho para ponerlo. Grande entrada como siempre. Un abrazo
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