En 1990, el sello Donosti Rock publicó 'Work Out', el primer álbum en solitario de Alberto Cereijo, guitarrista gallego que más tarde alcanzaría notoriedad con Los Suaves. Este trabajo instrumental, grabado en los estudios Tsunami de San Sebastián cuando Cereijo apenas superaba los veinte años de edad, fue una carta de presentación audaz y técnica que destapaba influencias del rock progresivo, el jazz fusión y el hard rock.
El disco se compone de once cortes donde la guitarra eléctrica es protagonista absoluta, por supuesto. Cereijo despliega un arsenal de recursos técnicos —tapping, arpegios veloces, escalas modales— sin caer en el exhibicionismo gratuito. Cada tema está cuidadosamente estructurado, con pasajes melódicos que contrastan con explosiones de virtuosismo. Work Out nos remite tanto a Satriani y Steve Vai como a Jeff Beck o Clapton.
Abriendo el disco nos encontramos con 'Chastity', una pieza de bienvenida donde se anticipa al oyente de que esto va en serio, con atrevimiento y osadía. Temas como 'The Shakle', 'Messyman' o 'Blacken', por poner un ejemplo, son buenos detalles del virtuosismo del autor y su fenomenal estado de forma, a caballo entre su Galicia natal y el M.I. de Los Ángeles, donde se matriculó aquel mismo año.
La producción, aunque modesta, permite apreciar la limpieza de ejecución y el gusto por los matices. Además de las seis cuerdas, Cereijo se encargó del bajo y las programaciones de batería y percusión, labor ésta última que comparte con Montxo Lusquiños, productor del álbum junto con Alberto Cereijo.
En un panorama musical español a principios de los noventa dominado por el pop y el rock urbano, este álbum fue toda una rareza. Un manifiesto instrumental y cultural que anticipaba la llegada de un guitarrista excepcional.
'Work Out' es más que un ejercicio técnico; es el primer paso de un músico que ya entonces pensaba en grande.



En su momento estuve muy metido en este género (Joey Tafolla, Tony Macalpine, Vinnie Moore, Marty Friedman, Steve Vai, Joe Satriani... que de todas di cuenta en este blog) por lo que no se me ha hecho pesada la escucha de este álbum, aunque creo que este tipo de propuestas han envejecido mal. Sobre todo cuando, aunque la composición no resulta plana y tiene muchos y variados matices, tal y como dejas entrever con lo de modesta, creo que la producción –que no la inspiración– lo deja muy por debajo de las obras de los artistas antes mencionados. Mención aparte merece esa portada, cutre de narices. Aún así, otro gran aporte. Feliz finde. KING
ResponderEliminarMuy de acuerdo, son trabajos que no envejecen tan bien como otros que en su día tuvieron más mimo en la producción y tratamiento en general. Sin embargo mola mucho que en aquella época, cuando los guitar hero gozaban de gran status y seguimiento, uno de los nuestros se lanzase con esta aventura discográfica. Un crack Cereijo, y lo sigue siendo. Un abrazo, King!
EliminarUn auténtico "yo me lo guiso, yo me lo como" tocando todos los instrumentos; me encanta eso de "there are not keyboards an this album" por la declaración de "mis cojones guitarreros" y el error tipográfico en la contra del disco que compartes. Los instrumentales, en general, me cansan un poco, más allá de temas sueltos, por lo que la escucha se me ha hecho ardua. Por mi culpa, ojo, que Mr. Cereijo toca de puta madre y, como bien dices, no propone una carrera de notas musicales, si no que comparte sensibilidad melódica y compositiva. Buen gusto. Mucho Malmsteen en algunos pasajes (imposible separarse de su influencia), pero, también, algunos ramalazos setenteros. Lástima que las programaciones le quiten un poco de magia (creo que han envejecido mal). Eso sí: a pesar de los pocos medios que, probablemente, tuvo, suena bastante equilibrado (al menos la versión digital). Siempre me extrañó que acabara al frente de Los Suaves (y les mejoró). Un saludo.
ResponderEliminarSi, las programaciones cantan bastante bajo la perspectiva actual junto con la producción espartana. El disco está muy bien, aunque si no eres de instrumentales pues puede llegar a aburrir. Tal y como indicas, Cereijo mejoró Los Suaves dándoles un punto de calidad que no tenían hasta la fecha y su solvencia al instrumento siempre ha sido un referente para los pisacuerdas patrios. Me mola que se lanzase a grabar este disco, arriesgado pero todo un manifiesto de intenciones. Un abrazo, compi!
EliminarAl leer el nombre de Alberto Cereijo no me ha sonado de nada, pero al leer la historia he atado cabos. Conocía la historia del super-guitarrista de Los Suaves que se fue a estudiar a LA, y que era un virtuoso de la guitarra. Efectivamente, llego a ser uno de los guitarristas de rock más valorados de los 90, aunque no sabía que había publicado discos en solitario. Lo que más me ha gustado del disco es que se nota que se ha esforzado por dar diferentes estilos y matices a las canciones. Interesante escucha, aunque con una producción menos modesta habría ganado muchos enteros. Una pequeña joya este disco. Saludos.
ResponderEliminarEn su día tuvo fuerte impacto entre la comunidad del jebi patrio, e inevitablemente lo comparábamos (salvando las distancias) con Satriani, Vai, Malmsteen y compañía. Molaba mucho que un músico nacional también se atreviera a editar su música plantando cara a los titanes antes mencionados y quizás su ingreso en Los Suaves interrumpió involuntariamente una carrera en solitario que seguramente hubiera ido a mucho más con el paso de los años. Un abrazo!
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