Aunque ahora mismo me encuentro desbordado por varias cosas, me parecía un crimen atroz no hacer esta semana homenaje tras el fallecimiento de Rick Davies, de Supertramp, y más teniendo en cuenta posee un par de vinilos que aún no he compartido de este grupo en el blog. El lunes 8 nos enteramos de la muerte de Rick a los 81 años, aunque sucedió el sábado 6. Me he decidido por el LP más exitoso de su carrera, aunque al mismo tiempo, más denostado por todos los que van de entendidos contraculturales musicales: como es su disco más comercial, lo tachan de inferior y, muchos, se escudan en esa condición para justificar que no han escuchado, siquiera superficialmente, la obra de Rick Davies con Supertramp. Que está concebido desde el inicio para arrasar en el mercado americano, el más grande y poderoso económicamente: sin duda. Desde la archiconocida portada de la camarera remedando la Estatua de la Libertad con ese skyline de fondo recordando a Nueva York reproducido con material de hostelería. Que tiene varias canciones hechas para ser radiadas y que se te queden en el cerebelo: sin duda. Pero que ojalá una décima parte de los discos que han llegado al número uno en el mercado USA en este siglo tuviesen la misma calidad compositiva, instrumental y musical, es algo de lo que tampoco tengo dudas. También es cierto que el disco marcó la pauta del pop de inicio de los ochenta.
Breakfast in America es el sexto álbum de estudio de la banda de rock-pop progresivo inglesa Supertramp, lanzado por A&M Records el 29 de marzo de 1979 y que los convirtió en superestrellas, siendo su disco más vendido y llegó al número uno en USA y tres en UK.
Al igual que con Even in the Quietest Moments …, Rick Davies y Roger Hodgson escribieron la mayoría de sus canciones por separado, pero concibieron el tema del álbum de forma conjunta. Su concepto original era un álbum de canciones sobre la relación y los ideales en conflicto entre los mismos Davies y Hodgson, que se titularía Hello Stranger. Hodgson explicó: “Nos dimos cuenta de que algunas de las canciones realmente se prestaban a que dos personas hablaran entre sí y el uno al otro. Podría estar criticando su forma de pensar y él podría estar desafiando mi forma de ver la vida […] Nuestras formas de vida son muy diferentes, pero lo amo. Ese contraste es lo que hace que el mundo gire y lo que hace que Supertramp gire. Sus creencias son un desafío para las mías y mis creencias son un desafío para las suyas».
Si entramos a las canciones, aunque el primer corte tiene título “americano”, como es “Gone Hollywood”, no es nada comercial. Sigue la misma estructura que la mayoría de temas que podemos atribuir a Davies: predomina el piano y un aire más acústico y progresivo. Vale, enseguida nos asalta el super hit “The logical song”, con ese saxo para darle el toque americano que toda canción de esa época debía llevar. En ese caso es el amigo Roger Hodgson el que lleva la voz cantante con unos maravillosos coros de Davies. Que levante la mano quién no ha tarareado la canciocilla de marras ni una sola vez. Oye, pero es que es en un temarral, da igual que sea comercial. De “Goodbye stranger” me gusta mucho la primera parte, la introducción al piano y la voz de Davies y el solo de piano. Al final me resultan cansinos los coros en plan falsete de Hogdson pero el final jazzístico es fabuloso. Con “Breakfast in America” estamos ante otro clásico del pop progresivo. De nuevo Hodgson a la voz en la más corta y, ahora sí lo voy a utilizar, comercial canción de todas, aunque me flipa el uso del trombón, la tuba o lo que sea que le da ese aire medio cabaretero. Aunque la más floja es el cierre de la cara A, “Oh Darling”. Ojo, digo que es la mas floja y sin embargo tiene un aire blues interesante, las voces de los dos cantantes se armonizan genial. Pero quizás la monotonía del riff de piano la lastra.
La cara B tiene otro super éxito, “Take the long way home”, con fantásticos sintes, saxos y armónicas. Siempre me ha parecido que su intro encajaría perfectamente en los maravillosos Crime of the Century o Even in the quietest moments, los otros dos grandes trabajos del grupo. Y qué me decís del solo central de saxo y armónica. “Lord is it mine” que un exquisito medio tiempo que empieza con una voz tristísima de Roger, donde posiblemente hace su mejor trabajo vocal. “Just another nervous wreck” con el piano, sintetizador y voz de Davies como protagonistas. Aunque, curiosamente, es el único corte donde podemos escuchar claramente un solo de guitarra. No es memorable, pero ahí está. La melancólica “Casual conversations” con acordes jazzísticos donde lo que más destaca es el saxofón a mitad del tema. Y cerramos el disco con un temarral como es “Child of vision”. No es de sus temas más reconocibles y reconocidos, pero merece la pena escuchar con atención el corte más largo del plástico. Capas de sintetizador por allá y por acullá, un intercambio de voces entre Davies y Hodgson fantástico como si se respondieran el uno al otro, para pasar luego a una sección instrumental fantástica. Una maravillosa forma de cerrar el disco. ¿Decían que era puramente comercial? Con ese broche final, no.
Ah, se me olvidaba. Además de Rick Davies y Roger Hodgson, por aquel entonces engrosaban las filas de Supertramp John A. Helliwell, a los vientos, Dougie Thomson al bajo, Bob C. Benberg a la batería y Russel Pope acreditado como ingeniero de sonido de concierto. Todas las letras y melodías son de Davies y Hodgson y la producción corrió a cargo del grupo junto a Peter Henderson.
Rick, gracias por tu obra y por tu piano Wurtlizer.
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