Y tras unas semanas de entregas más o menos conocidas y vistosas, hoy vuelvo a compartir uno de esos discos de mi basurilla musical hardroquera. Aunque, quizá, este sea uno de los más populares de todos (no lo conoce nadie, Rocko, calla, cómo no lo van a conocer). Only Child es el nombre de una efímera banda que formó el cantante, guitarrista, compositor, productor y, según su página web, “one of the top AOR musicians of all time” Paul Sabu. Cómo te quedas.
Paul nació en una familia de artistas del celuloide: su padre, Sabu Dastagir, un (casi) famoso actor de origen indio que forma parte del Hollywood Walk of Fame, falleció cuando Paul tenía apenas tres años; su madre fue una (semi) desconocida actriz llamada Marilyn Cooper que desarrolló su carrera en el cine y en Broadway, siendo su mayor éxito el papel de Rosalia en la performance original de West Side Story (1959).
Quizá este mundillo le animó a tocar el piano, la guitarra y cantar con una precocidad sorprendente. Aún siendo un adolescente, Paul formó parte del equipo compositivo de una compañía tan potente como Motown y sus filiales a finales de los setenta, poniendo su sello en algunos de los últimos coletazos discotequeros de aquellos años. Debutó con Hot grooves en 1977, grabando a continuación un disco de versiones de Bee Gees. Sin embargo, su pasión miraba al rock y consiguió debutar en 1979 con su apellido en la portada (el primero de varios discos titulados igual). Una obra (casi) roquera que nada tiene que envidiar a lo que divas de aquellos años editaban, mostrando su buen gusto, la voz estupenda que atesoraba el chaval y su inteligencia compositiva. Los siguientes años fueron dispersos en busca del éxito. Tras un par de singles y otro álbum para otra compañía con otras canciones, pero con el mismo título, decidió inventarse un alter ego al que llamó Kidd Glove y editó un recomendabilísimo disco en 1984 con un moderado éxito. Volvió en 1986 bajo el nombre de Sabu y otra joyita (Heartbreak, donde está uno de sus singles más famosos, Angeline). Siguiendo esta rueda de cambios, formó una nueva banda: “AOR gods and rock superstars Only Child” (su página web no tiene desperdicio).
La poca repercusión de este proyecto y, tal vez, la personalidad algo “inquieta” y “severa” de nuestro Paul con sus músicos, hizo que tuviera que replantearse su carrera de nuevo. El nombre de Sabu volvió a la portada de otro disco en 1996, el tercero con el mismo título, repitiendo en Between the light dos años después. Tras otra breve pausa, volvió a grabar una segunda parte como Only Child (II, 2003), lo hizo de nuevo con su propio nombre (Strange Messiah, 2007, Bangkok Rules, 2012) y formó parte del proyecto comunitario AOR junto a Alesandro del Vecchio, Fréderic Slane y Tommy Denander. Su última aventura, calentita, la comparte con Mark Boals (Malmsteen) y Joe Baketts (Shy) bajo el nombre de Secret Society.
Y durante estas décadas, se ha dedicado a la producción y composición con diferentes artistas, siendo habitual en bandas sonoras de películas y series de televisión. Hasta la fecha, informa Paul en su web, sus colaboraciones le han permitido participar en 14 discos de platino y 11 de oro, “as well as a permanente place in rock history” por si no nos había quedado claro.
Con este currículum no cabe duda de lo que vamos a escuchar en este álbum de Only Child. AOR de finales de los ochenta, hard rock melódico de voz estridente, guitarrazos elegantes y pulida producción. Junto a su aventura como Kidd Glove y el Heartbreak forma una trilogía modélica de lo que el género daba de sí por entonces. Sin embargo, la falta de un gran single, la errática vida de Paul o la falta de apoyo de una compañía enorme privó a nuestra prima donna de alcanzar el platino bajo su propio nombre. En un “yo me lo guiso, yo me lo como” de manual, Paul compone, produce y mezcla todas las canciones, además de cantar y tocar la guitarra. Le acompañan Charles Esposito a la batería, Murrill Maglio al bajo y Tommy Rude a los teclados.
Modélico arranque con Just ask, de preciosista estribillo y elegante ejecución, incluyendo un bonito teclado y un solo fantástico. Always tiene, quizá, el mejor trabajo vocal de Paul en este disco. Una gozada. La fuerza que muestra en la aparente tranquilidad de la producción y la melodía pegadiza enganchan. Ahonda I wanna touch en el mismo camino, rítmica y con una guitarra más presente. Aquí Sabu suena muy Coverdale, sobre todo en el puente y el estribillo, un deje que no puede evitar. I remember the night es la cuarta joya, con esa paradita antes del estribillo, dejando la voz de Sabu como protagonista, ahondando en la elegancia que pretende imprimir a todas las canciones. ¿Y no echas en falta un poco de pirotecnia guitarrera? Ojo, las guitarras están muy bien metidas, solos sencillos y buenos arreglos, pero faltaba ese pim-pam-pum que da el toque ditintivo a este Love to the limit, algo más veloz, para cerrar la cara A.
Arranca la cara B con otro diamante melódico, I believe in you. La facilidad con la que compone estribillos este tipo me resulta sorprendente. Casi agota la oreja con tanta efervescencia. “Momento balada” en Save a place in your heart, con protagonismo del teclado y Sabu desatado en la voz, qué limpia entonación, justo hasta el punto de rasgarse, fantástico. El estribillo resulta muy pegajoso, con esas voces y el teclado tan alto, pero se deja querer. Retornamos (un poco) a la garra hard roquera en Rebel eyes, donde el guitarrista se impone al cantante y hay un solo de teclado excelente (más eighties no puede ser); un himno de la época, vaya. Una curiosidad de esta obra: hasta cuatro canciones formaron parte de la banda sonora de la película Meatballs 4: Love to the limit, Always, I remember the night y esta Scream until you like it. Las tres primeras coinciden con las que hemos escuchado aquí hasta ahora, pero esta última la hicieron W.A.S.P. en una versión jevilorra. Mr. Sabu, como no podía ser menos, les dedica un piropo “This song made their career”. Vamos, que sin este single no hubieran sido nada. Aunque, la verdad, competir con los W.A.S.P. de esa época es imposible y esta performance de Only Child carece de esa arrogancia y descaro que Blackie Lawless aportó a la banda sonora, salen bastante airosos llevándola a su terreno. Y llega el cierre con Shot heard around the world, donde Sabu desgarra su voz en un rollo Paul Rodgers tremendo, sobre un piano/teclado. La mezcla calma/grito queda muy bien. Otro clavo en esta magnífica obra.
La revista Kerrang valoró de manera extraordinaria el álbum. Solía puntuar sus críticas con una escala de una a cinco “Ks”. Pues a este Only Child le dio ¡una “L”! Se inventaron una nueva medida para subir a lo más alto esta joya. ¿Cómo no va a salir después el artista diciendo “I created a piece of history”? Le provocáis.
La edición que traigo fue editada por Rampage, una filial de Rhino Records, en Santa Mónica (algún lugar de Estados Unidos) en 1988. Trae su insert sin letras, pero con la información técnica y una fotaza (sic) de la banda. La parte artística la dirigió Don Brown con fotografías de Randee Nicholas y Jaeger Smith-Kotos. Del logo se responsabiliza Steven DeBarbrie. La portada es resultona, misteriosa, quizá algo discreta para la época, lo que no solía contribuir a llamar la atención en las tiendas de discos. Aunque a mí me gusta.
Dadle cariño a Paul Sabu. Al fin y al cabo, “is a rock legend”. O eso dice su página web. No os puedo dejar en mejor compañía para este fin de semana. Disfrutadla.
Buena entrada y estupendísimo disco de hard melódico a cargo de un excelente músico que no consiguió el estrellato o la fama a nivel masivo aunque su trayectoria es de todo menos la de un fracasado en el mundo de la música. Una vez más se demuestra que tener talento no es suficiente para triunfar, al menos en discos de oro o apariciones en portadas de revista. En fin, me ha hecho buena compañía esta tarde. Un abrazo y feliz fin de semana. KING
ResponderEliminarEso es. Buen compositor, músico y cantante, pero no dio en el clavo correcto. Aún así, presume de currículum. Algo tendría el tipo cuando era incapaz de mantener una banda o una compañía de discos. Disfrutando el finde estoy. Abrazo de vuelta.
EliminarMuy buena entrada y muy buen disco. Conocía los discos de Sabu y su trabajo como compositor, un personaje muy interesante, hiperactivo y que cambiaba de proyecto como de calzoncillos. Pero desconocía a estos Only Child más allá de que creo que colaron un par de temas en la banda sonora de "Trick or Treat", por lo que han sido un grato descubrimiento. Estoy de acuerdo contigo, quizás le faltó un single para romper, pero la calidad está ahí. A pesar de no ser amigo del autobombo, no seré yo quien discuta su autoadjudicada etiqueta de AOR ROCK LEGEND ya que quiero ser su amigo y su currículum componiendo para otros músicos y bandas sonoras es sencillamente espectacular.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte para Paul Sabu y otro para ti!!
Modesto no es. En esa vorágine de cambios puede que esté la razón de la falta de éxito también. Quizá si le hubiera cogido un A&R bueno o se hubiera dejado producir por uno de los tótems de la época habría conseguido ese éxito. Ideas y arte le sobraban. Un abrazo.
EliminarNi idea de la banda, que en mi caso es lo más común cuando se trata de bandas no convencionales internaciones, y con esa portada tan modesta ni me hubiera finado. El caso es que suenan bien, que en un oído tan poco refinado como el mío tampoco dice mucho. Buen recuerdo y sugerencia. Un fuerte abrazo. P
ResponderEliminarAquí ya sabes que, al final, nos encasillamos más o menos en un estilo o en una época y la mía es, principalmente, esta del hard rock ochentero, más de bandas foráneas. Yo te enseño discos "nuevos" a ti, y tú a mí, un win-win. Un abrazo, Paco.
EliminarSiempre interesante conocer bandas desconocidas (al menos para mí). No suenan nada mal. Me apasiona la historia detrás de los discos y las bandas, también aquellas que no lograron el éxito comercial. Muy buena la entrada, y muy bien documentada. Saludos.
ResponderEliminarAl final lo que más gusta de venir por aquí son esas historias detrás de los discos, tanto de los conocidos como de los desconocidos. Si, de paso, escuchas "nueva" música que te gusta, mucho mejor. Un entretenimiento 360, ¿o no? Un saludo.
EliminarQue buena entrada! 👏👏👏 y que me gusta descubrir estas joyitas e historias escondidas del rock, aunque este señor sea una de las mejores cosas que le ha pasado al género y yo sin enterarme! Que tio más grande. En fin, habrá que echarle una buena oreja al disco. Por cierto, esto es carne de cañón para un programa del trio de ases, ¿no?. Raúl L.
ResponderEliminarJa, ja, no animes. Pero sí es de los que están en "posibles". Sabu tiene una trilogía ochentera muy maja, dale una oportunidad. Un saludazo.
EliminarComo ya sabes, me encanta esta batería hardrockera de los 80 que podría sonar en la banda sonora de un montón de pelis de la época. Es un sonido accesible pero no fácil y plano. Es verdad que Sabu recuerda a Coverdale o alguno más a la hora de cantar pero no lo hace más. Escuchado este disco, creo que se merecía ser conocido (yo no lo conocía más allá de lo que se ha traído por I aquí).
ResponderEliminarMe mola más la cara A pero es bastante disfrutable todo el disco y más con la pedazo entrada que te has marcado contando la historia del rey del AOR jeje.
Porque cambio un montón de cuenta de spotify para pillar ofertas si no, tendría que currarme una playlist con lo mejor de la basurilla ochentera tuya.
Un abrazo.
Sospechaba que iba a gustar. Como dices, un sonido muy ochenta y muy bien hecho. Te copio eso de la playlist basurilla, igual me pongo a ello 😜. Un abrazo!
EliminarExquisita entrada para una joya musical, como bien anticipas. No conocía a mister Sabu, pero lo voy a escuchar muy detenidamente, que estos discos son para degustarlos sin prisas y cerrando los ojos. Me encanta el Hard Rock ochentero, musicalmente mucho más currado que otros palos del estilo y se nota. Mucha clase, enhorabuena por la entrada!
ResponderEliminarGracias por los piropos. Seguro que lo disfrutas. Y si te va el rollo, los otros dos que recomiendo no son nada desdeñables. Saludos.
Eliminar