Revisando los
discos de los que he hablado en este blog me he dado cuenta de que aún no he reseñado
ninguno de mi artista español favorito. Así que esta entrada va a servir
para saldar esta deuda con una de las grandes leyendas en la historia del rock
en España, y uno de los grupos que más alegrías musicales me ha dado a lo largo
de mi vida: Loquillo y Trogloditas.
Con una carrera de más
de 40 años, puede que se antoje difícil la elección de un solo disco. En este
mismo blog ya tenéis algunas reseñas de otros discos de Loquillo, pero,
paradójicamente, tenía muy claro a qué disco dedicar mi primera entrada sobre
“Loquillo y Trogloditas”. Al que considero el disco más importante de su
carrera: “Mientras respiremos”. Es también probablemente mi disco favorito. Es
difícil elegir entre su abundante discografía, tanto con Trogloditas, como en
solitario, pero cada vez que hago mentalmente una lista de mis discos favoritos
de Loquillo, éste nunca baja del pódium. Si, puedo afirmar sin miedo a
equivocarme que es uno de mis favoritos (junto con “El ritmo del Garaje” o
“Morir en Primavera”).
Como podéis comprobar ya he acotado algo el terreno cuando hablo de “Loquillo y Trogloditas” y no solamente de Loquillo. Me centro por lo tanto en la época en la que los dos nombres eran inseparables, y no se concebía uno sin el otro. Por hacer un resumen muy rápido, Loquillo comenzó cantando con Los Intocables (aunque en su primer disco “Los tiempos están cambiando” también participaron Los Rebeldes y los C-Pillos). La formación “Loquillo y Trogloditas” comienza oficialmente su carrera en 1983 (la reseña de su primer single, “Pacífico”, la podéis encontrar aquí: Reseña - Pacífico), y dura hasta 2007. En todos estos años, los problemas internos y las drogas has provocado diferentes salidas y entradas de músicos, sobre todo en los últimos años de la carrera del grupo. A partir de entonces, Loquillo comienza una carrera en “solitario” (algunos de los antiguos miembros de los últimos Trogloditas siguen con él, como es el caso de Igor Paskual a la guitarra, o Laurent Castagnet a la batería), pero los miembros originales siguen su carrera como ”Trogloditas” (Simón Ramírez al bajo o Jordi Vila a la batería).
No pretendo ni
mucho menos contar aquí la historia de la banda, pero considero que es importante,
como en cualquier obra artística, conocer el contexto. Loquillo y Trogloditas alcanzaron
la fama y el éxito en los 80. Sus canciones se convirtieron en himnos. Era una época
en la que el rock sonaba en las radios (los 40, por ejemplo), y era visible en
las televisiones. El disco en directo y la gira de “A por ellos que son pocos y
cobardes” (1989), supuso el cenit en su nivel de popularidad, y el disco con el
que llegaron al éxito masivo en España. Pero también un punto de inflexión en
la carrera de Loquillo. El mismo admite que esos años de éxitos, grandes giras,
excesos, están borrosos en su memoria. Llevaron al límite los tópicos del rock
and roll, de super estrellas, y en un momento de lucidez, Loquillo decidió que
no quería eso para su carrera. Habían perdido el contacto con la realidad. El buscaba
una coherencia artística, y no el éxito a cualquier precio, sobre todo si su
precio era su propia salud. Durante esa gira Sabino Méndez, guitarrista y autor
de algunas de las canciones mas conocidas de su carrera, abandonó el barco (los
problemas personales, la lucha de egos, las diferentes visiones musicales y artísticas,
…) en plena fiesta, y muchos adelantaron ya el final de la carrera de Loquillo,
sin su escudero fiel durante la pasada década. Comenzaba entonces la particular
travesía en el desierto que supuso la década de los 90 para Loquillo. Esa década
supuso para muchos grupos de los 80 un olvido generalizado de los medios y del público.
Curiosamente, en esa década, algunos de los grupos mas conocidos de los 80
publicaron sus mejores discos.
A estas alturas ya
sabemos que a Loquillo nunca se le puede dar por muerto. Pero entonces pocos creían
en su capacidad para sobrevivir a la siguiente década. Ahora ya sabemos que sus
giros musicales y artísticos son impredecibles (discos de poesías, swing, …), y,
sobre todo, independientes de las modas, de las directrices del mercado, de las
consignas de las compañías de discos, y también de la opinión de su público.
La caída, tras el
mega éxito de “A por ellos…” no fue demasiado brusca, y salieron indemnes, con
el primer disco “post Sabino Méndez”, Hombres, de 1991, gracias a la inercia
del éxito de su disco en directo. Y también
a la ayuda en las composiciones de Sergio Fecé, su teclista, Carlos Segarra de
Rebeldes, y la primera colaboración de Gabriel Sopeña, que iba a jugar un papel
esencial para Loquillo durante la década de los 90 (sobre todo con sus discos
de poesías “La Vida por Delante” y “Con Elegancia”.
Pero después de
este disco, llega otro momento crucial en la carrera de Loquillo. Como ha
demostrado ya durante toda su carrera, cuando se encuentra en una encrucijada,
lo único que no hace es mirar atrás. Al contrario, huye hacia adelante, yendo
por el camino por el que le guía su instinto, y que suele ser el camino más
inesperado en cada momento.
A partir de este “Mientras respiremos”, Loquillo da una mayor profundidad a sus letras, y sus interpretaciones ganan en madurez y riqueza. Algunos dicen que con este disco aprendió a cantar. Evidentemente, incluso los seguidores más fieles de Loquillo, como es mi caso, sabemos que la técnica vocal no es su fuerte. Pero donde no tiene rival es en la manera en que se mete en la canción. Eso es precisamente “interpretar”. Loquillo se mete en el papel de una manera inigualable, y convence con su manera de cantar como nunca lo había hecho. Loquillo admite que parte de esa evidente mejoría en la forma de interpretar las canciones se la debe a Gabriel Sopeña, de quien aprendió la importancia de los matices, la forma correcta de colocar la respiración, de hacer las pausas, en definitiva, de ajustar su manera de cantar a lo que le pide el texto (esto lo llevaría al límite en sus discos de poesías). Con la ayuda de Gabriel Sopeña, fundamental en esta etapa de su carrera, aprende a cambiar el modo de cantar, para dar una mayor profundidad a su registro. Cambia incluso el tono de su voz (deja atrás el tono excesivamente agudo de sus discos anteriores). Aprende dar más matices. En definitíva, aprende a interpretar. En paralelo, las letras de las composiciones en este disco adquieren un nivel lírico muy superior al de sus discos anteriores. Incluso musicalmente, el espectro musical se amplía de una manera impresionante. Los arreglos logran una mayor complejidad, y dotan a la música de Loquillo y Trogloditas de una calidad nunca vista hasta entonces.
Lo que está claro es que hay un antes y un después en la carrera de Loquillo con este disco. Es el disco en el que nos descubrió a muchos la figura de Johnny Cash, con la adaptación escrita por Gabriel Sopeña de “The man in black”, el hombre de Negro, que tan bien encajaba con la personalidad de Loquillo. Se acerca a los sonidos country. No deja a un lado el Rock and Roll, con el “Maldigo mi destino”, una versión de loa Sirex. Y mucha carga ideológica y política en los textos, sobre todo con aquella canción “Los ojos vendados”, que denunciaba la tortura en las comisarías de Euskadi. Aquí tenéis el enlace al video, que merece la pena que veáis entero. Al final del mismo se incluye un mensaje de Amnistía Internacional, donde alude a la denuncia realizada por el comité contra la tortura de la O.N.U. La canción, que fue elegida por Loquillo como primer single del disco, fue vetada por las radios. Otra piedra más en el camino.
Creo que este disco ayudo claramente a definir ese personaje que Loquillo tenía en mente desde siempre, esa mezcla entre cantautor, crooner y rockero. Todas sus facetas ya las había mostrado anteriormente, pero nunca hasta entonces habían estado sus tres personajes integrados de manera tan coherente y tan bien definidos como en este disco.
Os dejo también el enlace
a una de mis canciones favoritas en toda la carrera de Loquillo, coescrita con
Gabriel Sopeña, llena de referencias a la película “American Graffity”. John
Milner era uno de sus protagonistas.
Este disco no fue
un éxito comercial, pero si el disco mas importante en la carrera de Loquillo. La
foto de la portada también es significativa. Loquillo, solo, paseando por el
paseo marítimo de San Sebastián. También en lo personal estos años fueron
decisivos para Loquillo, que, para poder afrontar esa huida hacia adelante, decidió irse a vivir al País Vasco.
Una mención especial
merece el listado de músicos que acompañan a Loquillo en este disco, y de forma
especial al trío “Troglodita” original:
Jordi Vila – batería
Josep Simon – Bajo
Ricard Puichdomenech - guitarra
Estos tres tipos
merecen un monumento, o al menos, un reconocimiento mayor del que se les otorga
actualmente en la historia del rock de este país. Inventores del sonido “troglodita”
(Manolo García, de “El ultimo de la Fila”, fue quien les bautizó así al verles
tocar).
Xavi Taker –
guitarra (un guitarrista de un nivel estratosférico, que entró en los
trogloditas durante la gira del “A por ellos”). Poco después de la salida del
disco, sufriría un accidente, que le apartaría del grupo, siendo sustituido por
Jordi Pegenaute (otro guitarrista y musicazo de otro nivel).
Sergio Fecé – teclados
Javier Villavecchia – Saxo
Destacaría también la presencia de:
Jaime Stinus –
Guitarra (este tipo seria decisivo para Loquillo en su resurrección comercial
en la década de los 2000, produciendo varios de sus discos, y formando parte de
la banda).
Gabriel Sopeña –
coros, y sobre todo, consejo artístico y composición de algunos de los temas.
¡Que lo disfrutéis!
Ruben Diskobox.
Un leve TOC no diagnosticado pero sin duda existente y mi norma autoimpuesta me han obligado a escuchar este disco. La entrada es estupenda. Toda ella rezuma admiración y está escrita de una manera que invita a descubrir la discografía del muchacho. Pero es que no puedo con él. Es culpa mía, lo sé. No me gusta el tipo, no me gusta su voz ni su manera de cantar (espera, ¿he dicho cantar?). Soy incapaz –lo confieso– de separar al artista del personaje. Por eso me gusta que también hagas hincapié en reivindicar a los Trogloditas, porque musical e instrumentalmente, el disco –los temas más cañeros, al menos– no me ha desagradado del todo pese a que no sea mi estilo de cabecera, aunque cosas como Dime por qué me sobran bastante. Pero en general las guitarras son muy buenas y los arreglos y producción también están muy bien. Sin embargo, lo dicho, me sobra josemari. No hay más. Un abrazo. KING
ResponderEliminarSoy consciente de que Loquillo despierta todo tipo de sentimientos, positivos y negativos. Así que no te culpes, no eres el único al que Loquillo le cae mal... Yo sí he conseguido hacer esa separación personaje / artista (a pesar de mi admiración, no siempre estoy de acuerdo con lo que dice o con lo que hace). De todas formas, eso no quita para que me parezca un artista extraordinario (pocos son capaces de mantenerse a flote después de 40 años de carrera), y sobre todo, le doy el mérito de no vivir de su pasado. Es más, casi que reniega de él. Siempre busca avanzar, y eso me parece meritorio. Lo que está claro es que el nivel de los músicos que siempre le han acompañado es excelente, y en este caso, el nivel es de lujo. Lo de cantar...claro, por eso yo lo llamo "interpretar". En fin, te agradezco el comentario y el esfuerzo de haber escuchado el disco. Eso tiene mucho mérito. Saludos.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCon Loquillo me pasa algo curioso: en sus discos hay canciones que me flipan y luego el resto no me llega. Y siempre ha sido así, tanto en esta época de Trogloditas como la posterior. A veces es esa forma de interpretar, como dices tú, la que me fascina y otras me satura. Las vacas que le rodean siempre son sobresalientes.
ResponderEliminarBueno para terminar, este disco, en esa balanza en la que se podría medir lo que he dicho antes, sale ganando, con alguna de sus canciones en los mp3s del coche.
Un abrazo
Entiendo lo que dices, porque además, musicalmente, el disco es muy variado. Con esa idea de mezclar todos sus "personajes" hay canciones de todo tipo. Del rock mas salvaje, al country, y hasta baladas con arreglos de acordeón. Me alegro de que el balance sea positivo. Gracias por comentar. Saludos.
EliminarDa gusto leerte hablar tan bien y con tanto tino de un disco. Acepto tu tríada del loco y sus trogloditas; quizá yo pondría "Morir en primavera" por delante, pero qué más da. También acepto la separación de Loquillo-persona y Loquillo-músico. Qué remedio. En una carreara dilatada, como en la vida de cualquiera, vamos cambiando de opinión, de gusto, atravesamos etapas en las que nos comemos el mundo y otras en las que nos come. Y si estás siempre en el foco, a veces te traicionas a ti mismo, o a tus fanes, o al arte en general. En fin, que este disco era necesario reivindicarlo por aquí. Coincido contigo, también, en que este sea el disco "maduro" del tipo, que, en el fondo, llevaba años de carrera "en solitario", y aprovecha el momento para grabar su disco más personal. Y cierro con una curiosidad muy mía: he visto varias veces a Loquillo en directo (no muchas, ahora puedo recordar tres) y en la que más disfruté fue en la última, hace pocos años, donde repasó muchos de sus éxitos de los ochenta, mezclado con algunas canciones más recientes, en plan rockstar (por eso de las personalidades que le atribuyes), y debo reconocer que prefiero sus "viejas" canciones con su "voz madura". Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Creo que se nota que este disco me marcó bastante. Y también me parece que fue decisivo para el grupo. No descubro nada diciendo que el personaje de Loquillo es un personaje complejo, poliédrico, y este disco creo que representa perfectamente esa "nueva" dimensión de su personaje. Con respecto a sus directos, que voy a decir. Siempre es una gozada verle en directo. A él y a su banda. Y aunque me sigue gustando lo que hace actualmente, todos queremos oírle tocar sus clásicos (Rompeolas, RnR Star, Cadillac Solitario, ...). Gracias por comentar. Saludos.
EliminarJoder que reseña más buena y completa. Yo contaba con doce años cuando se publicó "El Ritmo del Garage" y le vi por primea ven en vivo teloneando a Alaska en La Casilla de Bilbao, fuimos a ver al Loco y después vimos a Alaska y Dinarama aunque no era nuestra prioridad. En 1988 les volví a ver en la gira de "Morir en Primavera" en los carnavales de Bilbao, tocaron prácticamente el mismo setlist que luego apareció en "A Por ellos...". Estuve en el concierto de "Hermanos de Sangre" en Barakaldo, vaya que siempre he sido y aún soy un gran fan, aunque sus últimos años no me dicen gran cosa.
ResponderEliminarDe la época "intermedia" este es su mejor disco en mi opinión, mejor que "Hombres" y "Tiempos Asesinos", solo por "John Milner" ya debe estar entre los mejores, aunque yo siempre me quedaré con "El Ritmo del Garage" y "Mis Problemas con Las Mujeres".
Gracias por esta reseña tan buena. Saludos.
Muchas gracias por el comentario. Efectivamente, solo por "John Milner" el disco ya merece una mención. Difícil elegir, pero yo me quedo, además de con este disco, con "El Ritmo del Garaje" y "Morir en primavera". Veo que has visto a Loquillo en momentos importantes de su carrera. Yo he perdido la cuenta de conciertos de Loquillo, pero lo que es seguro es que en el escenario nunca decepciona. Saludos.
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