Ir al contenido principal

The Allman Brothers Band - The Allman Brothers Band (ATCO 1969, Polydor 2015)

 


Hablar de este debut de The Allman Brothers es hablar de la juventud y los inicios de Duane y Gregg Allman, los principales motores de las canciones que lo componen. Dos adolescentes que crecieron a medio camieno entre Nashville y Daytona Beach, Florida, en el amor libre y la experimentación musical de los años 60. Los dos hermanos comenzaron a tontear con el mundo de la música en un grupo extraño liderado por cuatro cantantes negros que se llamaba The Untils and The Houserockers. Rebotaron de aquí a otros proyectos con muy poco éxito (Hour Glass, The Escorts). De aquellas experiencias, Duane comenzó a darle fuerte al guitarreo, tras ver la luz en un concierto de B.B King, mientras Gregg prefería el órgano Vox. 

Su último fracaso con Hour Glass (dos discos de estudio) les devolvió afortunadamente a Florida. Y digo afortunadamente porque en una sesión de estudio para Wilson Pickett nació “la leyenda”. Phil Walden, mánager a la sazón de Otis Redding, le escuchó en aquella sesión de estudio y le ofreció una oportunidad. En marzo de 1969 nacía el germen de The Allman Brothers Band, con Gregg y Duane, por supuesto, junto a Dickie Betts a la guitarra, Berry Oakley al bajo (ambos compañeros en Second Coming) y Jaimoe y Butch Trucks a la percusión y las baterías. Uno de sus primeros conciertos fue en Boston como teloneros de The Velvet Underground (vaya mezcla curiosa).

Para preparar este debut viajaron hasta Georgia, recogiendo ideas diversas y dispersas, mezclando el rocanrol, el blues tabernario, el jazz, la psicodelia y el country para (casi) crear un estilo propio lleno de dinamismo e improvisación. Aunque Gregg firmó casi todos los temas, qué duda cabe que las guitarras marcan la gran diferencia con sus coetáneos. En agosto viajaron a Nueva York para grabar durante un par de semanas en los estudios Atlantic a las órdenes de Adrian Barber, como productor y técnico, con la supervisión de Phil Walden. 

Comenzar con un instrumental ya avisaba. Don’t want you no more (version de The Spencer Davis Group) tiene un rollo de blues “moderno” que arranca con un solo jazzero de Gregg: aquí estamos, dos guitarristas, un tío dándole al teclado como un demonio y dos bateristas. No sigas si no estás preparado. De manera natural se continua con el más lento It’s not my cross to bear, donde es Duane quien se sale, con un rollo que me recuerda a lo que Robert Plant hizo en Since I’ve been loving you. Sigue uno de mis temas favoritos, con ese riffeo guapísimo, se titula Black hearted woman, pura inspiración, incluyendo un interludio solista de batería, tema sobre la infidelidad basado en un hecho real (alguien del grupo encontró a su chica recibiendo por la puerta de atrás). Cierra la cara Trouble no more (segunda y última versión, esta de Muddy Waters) viajando al lado oscuro del ser humano, entre unas excelentes baterías, el intercambio eléctrico-acústico de las guitarras y tufazo a blues bueno.


Las tres canciones (y qué tres) de la segunda cara las firma Gregg de nuevo. Every hungry woman pasa por ser la más psicodélica del conjunto. El ritmo es excelente, el bajo saltarín de Oakley tocando con un pie en el jazz y el otro en el blues, los tambores golpeados con las manos contra la batería contundente, la guitarra distorsionada y qué solos, vamos, vamos. Dreams mantiene esa experimentación y añade un slide de Duane, una improvisación magnífica en la última parte que lleva al tema hasta los siete minutos y un trabajo sencillo y genial de Gregg en el teclado. La canción, que, en realidad, habla de la depresión y deja caer la idea del suicidio, es ciertamente oscura. Dicen por ahí que, incluso, grabaron la toma principal con las luces del estudio apagadas. El cierre no podía ser menos mítico: Whipping Post y los infernales solos de Duane y Dickey. La canción habla sobre engañar a las mujeres, que te pillen y acabes atado a un poste para recibir tus merecidos latigazos. El arranque de este tema le surgió a Gregg en mitad de la noche, sin nada para escribir; tuvo que apañarse con cerillas usadas y una tabla de planchar. Así se hace un mito.


Publicado en noviembre de 1969 apenas tuvo cobertura. Alcanzó un modesto top 188 gracias a las ventas en el centro y el sur de Estados Unidos. Podrían haberse quedado ahí, pero comenzaron a viajar a Nueva York, San Diego, Los Ángeles, San Francisco y donde les hicieran un hueco, continuamente. Tenían confianza y un estilo propio que enseñar al mundo. Como curiosidad, quedaron bastante decepcionados con el sonido final, especialmente con las voces, y en 1973 Tom Dowd (iba a ser originalmente el productor) remezcló el álbum con la excelente continuación Idlewild South y editó una joya titulada Beginnings.

La edición que traigo data del 2015 y es una estupenda recreación de Polydor Italia, con la portada doble y las fotografías originales, todas tomadas en Macon. La portada frente al colegio, la contraportada en el cementerio y la interior en el río con la banda desnuda. Qué estarían pensando. Las fotografías, por cierto, las hizo Stephen Paley y el diseño corrió a cargo de Robert Kinsbury.

Disfrutad del fin de semana, gentuza.










Comentarios

  1. Pues nada, amigo, una entrada muy completa y currada del tipo que nos tienes acostumbrados y otro de esos discos que si bien me resultan muy interesantes y entretenidos, no me provocan irrefrenables ganas de ahondar en la discografía del grupo o artista en cuestión. Me han gustado mucho la instrumental inicial, la versión de Trouble no more, pero sobre todo Dreams y The wipping post. Sonidos más que indicados para una tarde otoñal en lo lumínico, que no en lo climático. Un abrazo y a disfrutar el fin de semana. KING

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una semana más un mano a mano vinílico mi republicana majestad 😂 Ya me imaginaba que no te iba a enganchar este disco, pero si, al menos, has pasado un rato agradable, me conformo. Ya sabes que este rollo blues rock de las épocas sesenteras y setenteras me molan mucho. El próximo, creo, será más de tu agrado. Gracias por estar todas las semanas aquí. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Whipping post es fantástica. Lástima que el grupo original durase tan poco juntos:Tanto los dos guitarristas como el bajista Berry Oakley, compartían devoción por las Harleys y sólo Dickey sobrevivió para disfrutarlas más allá de su juventud: Duanne tuvo un accidente a finales del 71 con sólo 25 años cuando se cayó con su Harley al tratar de esquivar un camión de melocotones. Y un año después, Berry colisionó con un autobús cuando circulaba en su Harley. Salió de allí por su propio pie, sin aparentes heridas externas y haciendo gala de la rudeza sureña que les caracterizaba. Sin embargo, se había fracturado el cráneo y terminó muriendo. Lo curioso de todo esto es que sólo 200 metros separaron el lugar de los dos accidentes.
    A Duanne el accidente le llegó justo después de que la fama llamara a su puerta pues acababa de colaborar con Eric Clapton en el famoso disco de Derek & The Dominos. Si aquella formación hubiese durado más años. Estoy terminando el disco y ahora pasaré a pincharme el cd de grandes éxitos que tengo por ahí

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tu conexión motera no podía fallar. Sí, una pena lo que ocurrió con esta gente. Aún así, salieron adelante y se convirtieron en un icono musical. Una abrazo.

      Eliminar
  3. Menudo clasicazo. Tanto el disco como el grupo. Hace tiempo que no lo escuchaba, y es un disco tremendo. En fin, creo que los 5 primeros discos de los Allman son imprescindibles (hasta el "Brothers and Sisters"), incluyendo su directo en el Fillmore. Pero este primer disco, está entre lo mejor que hicieron nunca. El duo de guitarras Dickie Betts / Duane Allman, sin olvidar el Hammond de Gregg, son palabras mayores. Buena entrada para el blog. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por la parte que me toca. Sin duda, aquellos años fueron imprescindibles. Y fíjate que has nombrado el B&S que es posiblemente su obra más equilibrada. Un saludo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Rick Springfield - Living in Oz (1983, RCA)

    Pues voy a ser sacando mis mierdas ochenteras, tras los Mr. Mister y Bruce Hornsby . Como ya esperáis de mí, todo en una balanza que se decanta más por el pop que por el rock, pero con algún guitarreo majo que al final podría hacernos inventar un género hard pop o similar. Y esta vez el protagonista es el cantante y actor australiano, aunque su carrera se desarrolló principalmente en USA, Rick Springfield . El bueno de Rick comenzó a tocar en grupos en su Australia natal, también una época en Inglaterra cuando su padre fue destinado allí. Todo esto en los 60/70, debutando en solitario en 1972 con Begginings . Tras editar este disco, se mudó a USA donde tuvo un éxito moderado con el single “ Speak to the sky ” que hizo que su disco se metiera en el top 40 de los más vendidos. Hasta el inicio de la siguiente década, sacó más discos y empezó su carrera actoral pero su imagen se quedó en la del adolescente/joven. Sin embargo, todo esto cambió en el 81. Una doble explosió...

The Killer Barbies - Dressed to Kiss (Subterfuge, 1995)

Hace pocos días me llegó la noticia de la publicación del nuevo single de Killer Barbies. Excusa perfecta (aunque no hacía falta ninguna), para recuperar su primer disco. Uno de esos discos que en lo personal marcaron una época. Como se suele decir, lo que hoy traigo aquí no es un simple trozo de plástico, aquí hay vivencias y recuerdos de una época determinada de mi vida. Un disco que tenia en mi lista para FFVinilo desde hace tiempo, y que ha llegado el momento de compartir con todos vosotros. Lo cierto es que hace muchos a ños que no lo escuchaba completo. Lo hago ahora para escribir este texto, y, a pesar del paso del tiempo, no ha cambiado nada mi admiración hacia este trabajo. Me sigue pareciendo una absoluta genialidad. Es verdad que, en este caso, me resulta imposible separar el aspecto estrictamente musical con los recuerdos que acompañan a esta música. Pero eso no tiene nada de malo. Para mi es uno de los discos más importantes de la década de los 90. Durante ese peri...