Ir al contenido principal

UFO – Misdemeanor (Chrysalis – 1985/1986)


Antes de las tres entradas dedicadas al black metal con los tres vinilos que me traje como souvenir de tierras escandinavas, os hablé del segundo álbum de la banda de Michael Schenker y del primero de Scorpions, donde debutó el rubio guitarrista. Tocaba pues hablaros ahora de UFO, otra de las bandas relacionadas con Michael, aunque –como en el blog ya os he reseñado varios vinilos imprescindibles de este grupo, cuatro de los cuales tenían al pequeño de los Schenker a la guitarra– hoy me he decidido por comentaros uno de los que grabaron sin él en sus horas más bajas, un disco que acostumbra a llevarse malas críticas pero que no deja de ser hijo de una época y los excesos de la misma. Me refiero, como veis, a este Misdemeanor, que en mi opinión es altamente disfrutable. 
 
Hagamos un poco de historia para entender el momento por el que pasaba la banda. Obviando su primera y breve etapa con Mick Bolton a la guitarra, el line up clásico más exitoso de UFO lo formaron Phil Mogg a las voces, Pete Way al bajo, Andy Parker a la batería y Michael Schenker a la guitarra, añadiéndose en los últimos tiempos de la formación Paul Raymond a la rítmica y teclados. Con la huida de Schenker entra Paul Chapman a la guitarra y cuando Raymond se une al grupo de Schenker, entra en UFO Neil Carter en su lugar. En 1983, un Pete Way alcoholizado deja a sus compañeros para centrarse en su propia banda y un año después se iría Parker. Pero poco después, con Chapman apuntándose a la aventura de Way y Carter uniéndose a Gary Moore, la marca UFO estaba agonizando, con Phil Mogg como único guardián de la llama viviendo en Los Angeles y llevando como podía su adicción a la cocaína y el alcohol. 
 

Y esos son los mimbres del álbum que hoy os traigo. Dispuesto a no tirar la toalla, Mogg contacta con Mike Varney –conocido productor y descubridor de guitarristas como Yngwie Malmsteen, Vinnie Moore, Tony McAlpine, Marty Friedman, Paul Gilbert y un largo etcétera desde su sello Shrapnel Records–, quien le presenta a Tommy McClendon, un guitarrista de Yokohama que había crecido en California y había pasado por numerosas bandas locales sin pena ni gloria. 
 
Con este –que adoptó el bombástico nombre de Atomik Tommy M– junto con Paul Gray –que había tocado el bajo en el último tour de la banda–, Paul Raymond como rítmica y teclista –que regresó brevemente a UFO antes de volver a abandonarlos un año más tarde– y el batería Robbie France –que fue sustituido justo antes de la grabación por Jim Simpson, que había formado parte brevemente de Magnum–, estos renacidos UFO sui generis firmaron nuevamente con Chrysalis y se metieron en The Manor para dar forma a un nuevo elepé con el veterano Nick Tauber a los controles, un productor que había trabajado con Marillion y los primeros Thin Lizzy, entre otras bandas. La grabación finalizó en los neerlandeses Wisseloord studios
 
Con portada de Marcia Resnick, el track list del álbum del que poseo una copia norteamericana editada en 1986 –de ahí la duplicidad de fechas en la cabecera de esta entrada– fue el siguiente: 
 
A 
This time 
One heart 
Night run 
The only ones 
Meanstreets 
 
B 
Heaven’s gate 
Blue 
Dream the dream 
Name of love 
Wreckless 
 
Inaugura la escucha la estupenda This time y lo primero que a uno le viene a la cabeza es que estos no son mis UFO, que me los han cambiado. Por suerte, la inconfundible y carismática voz del amigo Phil sigue ahí. Se trata de un tema en el que la estructura se sustenta en los teclados y con un trabajo de guitarra muy ochentero. Nada que ver con el hard rock de raíces setenteras que caracterizaba al grupo. Pero, por si sirve de descargo, desde Girslchool hasta Y&T, pasando por los Maiden, los Priest, Quiet Riot o Saxon, en la segunda parte de los 80 la mayoría de las bandas traicionaron sus principios estilísticos, si es que los tenían o eso significa algo en el negocio de la música, en aras de la modernidad o la comercialidad. One heart sigue con la misma tónica, aunque es un poco más rockera. Buen trabajo del Tomás atómico. Los teclados y los coros –sí, coros en UFO– adquieren nuevamente un enorme protagonismo en Night run, que resulta muy pegadiza. The only ones es la típica balada que años atrás se hubiese vestido con un piano y la elegancia de la Gibson de Schenker y que ahora tiene un teclado, sintetizadores y unas guitarras adornadas con un abuso de trémolo muy de la época. ¿Significa eso que es un mal tema?, para nada. Significa que estamos en la segunda mitad de los 80. Y finaliza la cara una Meanstreets bastante cañera y con un solo que hace honor al apodo de McClendon
 
En la cara B encontramos Heaven’s gate, un medio tiempo que pese a los teclados de sonido ochentero y la rapidísima guitarra de Atomik Tommy M, mantiene –gracias a las melodías vocales de Mogg– cierto espíritu a los UFO de toda la vida. Blue es quizás uno de los temas menos ufológicos del álbum aunque funciona perfectamente como un hard pop rock con guitarrazos y buenos arreglos. Es el momento de otra balada, una Dream the dream que –contra lo que pienso de la de la cara A– me resulta del todo prescindible. Nada que ver con Name of love, otro tema con coros pegadizos y teclados hard pop en el que Mogg mantiene su toque habitual y McClendon viste con sus guitarrazos con mucho trémolo y rapidez digital. Y el punto final del disco llega con Wreckless, otra canción en apariencia lentita e intimista que al poco de comenzar coge algo de velocidad. 
 

En fin, que cuentas las crónicas que Misdemeanor no gustó ni a la discográfica, ni a la propia banda ni a sus seguidores, pero a mi me parece muy reivindicable, qué queréis. En efecto, el estilo se aleja del habitual de la banda, pero la producción es de mucha calidad y la ejecución instrumental más que notable. Además, que después de la debacle a Mogg le quedasen fuerzas para mantener en pie el grupo y su buen nombre dando como resultado este más que notable álbum es para hacer la ola. 
 






Así pues, nunca hay que olvidar las joyas que editaron con Schenker ni la labor de Chapman pero consideraría un error no tener este disco en vuestra colección de UFO. Si no lo habéis hecho ya –y en caso contrario es una buena ocasión para repetir– dedicadle una escucha. 
 
¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. No sé muy bien qué contestar. A mí siempre se me ha hecho bola este disco. Bien es cierto que estoy terminando de escucharlo y no suena tan mal como lo recordaba. Aciertas al destacar algunas de sus virtudes. Un guitarrista con muchas ganas, pero sin dinamita ni estilo propio; una buena producción para unas canciones normalitas; un Mogg que sobrevive con bastante dignidad. Igual que el álbum que traje la semana pasada de Bad Company, es de esos discos que los tienes porque eres fan. De lo contrario, te los saltas. A mí aún me falta (pero porque no lo he encontrado). Me gustan This time, Mean streets o Heavens gate, por ejemplo, y me sobran las baladas. Aun con todo, mejor que algunas propuestas que nos tragamos por aquí y que tienen más nombre y mejor acogida. No señalo a nadie. Un abrazo y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues para no saber te has explayado a gusto jejeje. Evidentemente no puede estar nunca entre los favoritos de una bandaza como UFO, pero -quizás los años y el apego al sonido ochentero- le ha aportado puntos. No señales, no, ue está feo ;) Abrazo de vuelta y que pases un buen finde, amigo.

      Eliminar
    2. No me voy a a alargar. Me encanta tu punto de vista y siempre se aprende algo. 😉 genial.

      Eliminar
  2. Muy ochentero.. De esa época que en casi todos sonaban igual suspirando por un éxito en las listas de la radio o aparecer en una película de John Hughes o similar. Hace su labor de entretener porque, este sonido siempre entretiene aunque no emocione: a algunos de les dio mejor que a otros, ya sabemos. Pero oye, que a un blandengue como yo el AOR, que destila por los cuatro costados aunque quiera ir de heavy, siempre se agradece. Me gustas más en estos estilos de tío machooooooote (leer con un agudo que te cagas) que en los que ne haces tener pesadillas con adoradores de Saurom "cantando". Saludos y me paso a la segunda escucha mientras termino la pael...el arroz con cosas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de haber acertado esta vez, para que veas que también llevo un blandengue dentro. Buen provecho con el arroz con cosas.

      Eliminar
  3. Es prescindible, pero estoy contigo que hay que tenerlo. Aprovecho para pegarle una escucha, de hecho creo que no nunca me lo pinchado. Un abrazo. P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Venga, que seguro que le encuentras algo bueno. No será muy UFO, pero es hard rock eighties a tope. Un abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Joe Satriani - Flying in a Blue Dream (1989)

Joe Satriani - Big Bad Moon - Live Expo 92 (Sevilla) ¿ Vaya presentación la del Tio Joe eh?, mira que plantarse en Sevilla, en medio de la Expo92 y vomitar el Big Bad Moon acompañado del gran Brian May, no había visto nada igual hasta la fecha y creo que a día de hoy, tampoco.  ¿Quién se esperaba ese Slide con la propia armonica? Bueno, que me dejo llevar por la emoción, Joe Satriani forma parte de la banda sonora de mi infancia.  Sin ningún tipo de duda, soy quien soy, musicalmente hablando, por mi primo, el cual me encamino hacia que escuchar y que instrumento tocar, a través de cintas como esta descubrí al profesor y a muchos mas.  En esta cinta destacan Joe Satriani, un tal Jason Becker, Steve Vai o el mismísimo Paul Gilbert con Racer-X, anda que no le di vueltas a esa cinta, aun la conservo.  Una cosa que llama mucho la atención de esta clase de músicos, es que las canciones, la gran mayoría de veces carecen de letras y eso no suele gustarle a todo el mundo. Hablar de un disco de

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)

Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero

Surgin' – When midnight comes (Music For Nations, 1985)

  Hoy traigo el único álbum (oficial) de la efímera banda neoyorquina Surgin , una joya escondida en el resto de saldo que fue el rock melódico de los ochenta, con un protagonista especial: Jack Ponti. Igual no tienes ni idea de quién es este personaje. Fíjate en la foto de abajo, es el de la izquierda, tocando con su colega de instituto John Bongiovi en un concierto del grupo que montaron juntos, Rest. Su poco éxito en aquellos primeros ochenta disolvió la historia, pero no así la amistad que ambos se profesaron. Aunque habría que revisar esas “amistades” de Mr. Bongiovi: para el puesto de guitarrista de su banda eligió a un desconocido Richie Sambora antes que a sus colegas Ponti o Snake Sabo. Por algo sería, claro. Jack formó su propia banda, que acabó llamándose Surgin, y consiguió editar este disco que hoy comparto por aquí, When midnight comes , en 1985. Compuso, produjo y tocó en él con la esperanza de alcanzar el estrellato roquero, objetivo que, obviamente, no logró. ¿Por

KISS-ASYLUM (1985-Mercury)

  A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue.  Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono.  Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda

Cream - Wheels of Fire (Polygram Records, 1968)

Me he llevado una pequeña sorpresa al bucear en el blog buscando este disco, por aquello de no repetir entrada, y comprobar que aun nadie ha reseñado el tercer largo de los ingleses. Imagino que mi predilección por Clapton hace que la mayoría de los clásicos del guitarrista se me antojen imprescindibles, de ahí la sorpresa. Pero bueno, aprovecho yo para dejar aquí mis impresiones sobre este Wheels of fire , además de unas fotos de la edición en vinilo, que me parece espectacular.  Antes de entrar en materia, me gustaría aclarar algo: pese a que conocí a Cream por Clapton, la realidad es que los dos gallos del gallinero eran sin duda Jack Bruce (bajo y voz) y Ginger Baker (batería), hasta el punto que en este disco el guitarrista no aparece acreditado como compositor. Sin duda su mano y su característica voz fueron imprescindibles para el sonido de la banda, pero las fuertes personalidades de los dos personajes mantenían el equilibrio y hacían que Clapton, que podría estar soleando dura