Ir al contenido principal

Ghost – Impera (Loma Vista Recordings-2022)


A Ghost los descubrí –o quizás sería más acertado decir que descubrí a Tobias Forge– con su primer trabajo, el sorprendente Opus Eponymous. Fue toda una suerte porque desde entonces me he hecho con todos sus elepés y cada uno me ha gustado más que el anterior, algo que –sobre todo hoy en día– es difícil que me ocurra con otras bandas. Este año ha llegado el esperadísimo nuevo disco del sueco y sus colaboradores de sesión, esta maravilla titulada Impera que va a ser difícil de superar. Y aunque hace tiempo que ya llegó a casa la copia que hoy os presento –preciosa, por otra parte–, he esperado a que se calmase un poco la fiebre para dedicarle una entrada. Sé que la banda tiene tantos haters –yo de vosotros dejaría ya de leer y a otra cosa– como adoradores, pero nadie puede negar que este disco es uno de los lanzamientos del año. Solo hay que ver la ingente cantidad de reseñas –la práctica totalidad positivas, todo hay que decirlo– que la segunda semana de marzo proliferaron de parte de aficionados y profesionales del ramo. Y es por eso que hasta ahora no me he decidido a hablar un poco de esta obra ya que me siento incapaz de aportar más a todo cuanto se ha vertido ya sobre ella. 
 

Así pues, se hace difícil no sucumbir a todo lo que se ha ido leyendo porque en un disco que supone tal mezcla –genial, en mi opinión– de estilos, sonidos e ideas que los amantes del rock duro de las últimas cinco décadas adoramos, al final todos hemos descubierto aquí y allá las mismas influencias y destellos de origen conocido. Pero a lo que vamos. En lo que se refiere a los aspectos más técnicos, el álbum se ha grabado entre los estudios Apmamman y Atlantis Metronome de Estocolmo y los Capitol studios de Los Angeles, con Klas Ahlund a la producción y Andy Wallace a las mezclas, poca broma. 
 

Como es habitual, no sabemos qué músicos de sesión han participado en la confección del disco ya que aparecen bajo la denominación de Nameless Ghouls, aunque sabemos que el vocalista Papa Emeritus IV es evidentemente Tobias Forge, que también se hace cargo de algunos instrumentos. Seguramente el propio productor y el compositor Salem Al Fakir también hayan aportado guitarras y teclados, aunque solo se acredita a Hux Nettermalm como batería, Fredrik Akesson como guitarrista y Martin Hederos como pianista. 
 

Sea como sea, y con portada nuevamente del estupendo ilustrador de Cracovia Zbigniew M. Bielak, Impera tiene el siguiente track list
 
A 
Imperium 
Kaisarion 
Spillways 
Call me little sunshine 
Hunter’s moon 
Watcher in the sky 
 
B 
Dominion 
Twenties 
Darkness at the heart of my love 
Griftwood 
Bite of passage 
Respite on the spitafields 
 

Y aquí van mis impresiones totalmente subjetivas, estériles y –seguramente– repetitivas por todo cuanto se ha escrito ya. 
 

Inaugura el disco la sencilla a la par que enérgica Imperium, con un esqueleto de guitarra acústica pero vestida con teclados y un ritmo casi militar de batería. Es la intro perfecta que precede a Kaisairon, con un inicio que me recordó la primera vez al de Green-tinted sixties mind de Mr. Big y que es un temazo de pop metal pegadizo con coros bonitos, resultado de meter en la coctelera ramalazos prog a lo Rush y hard ochentero. El trabajo de guitarras me encanta. Spillways es hard pop que tanto nos evoca a los primerizos Bon Jovi como a Abba, siempre sin perder de vista ese manto de energía metalera que a los que amamos esta banda nos atrae tanto. Nuevamente, las guitarras estupendas. Entonces llega la alucinante Call me little sunshine, lúgubre en su mensaje, menos edulcorada que los temas precedentes y con ese estribillo con voces dobladas tan cautivador que se mete en el cerebro dispuesto a quedarse para siempre. Igual de fantástica es Hunter’s moon, más hard rockera quizás. Y más metalera aún es Watcher in the sky, con unas guitarras muy presentes y una base rítmica machacona, sin abandonar esas melodías vocales preciosas. ¡Menuda cara A! 
 

La cara B comienza con otra instrumental, Dominion, esta vez oscura y eclesiástica. Y entonces la sorpresa, no demasiado agradable en mi caso la primera vez que escuché el tema, un Twenties con unas melodías vocales raras y una mezcla de pop thrash con arreglos orquestales. Aún me parece extraño y que rompe con el sonido del resto del álbum, pero si se escucha por separado es altamente disfrutable. Quizás para desengrasar, le sigue la emotiva balada de pop metal Darkness at the heart of my love, que si no fuese por los guitarrazos, podría cantar la mismísima Katy Perry. Simple pero efectiva. Le sigue Griftwood, con un inicio a lo Ain’t talkin’ bout love de Van Halen y unos coros muttlangeados a lo Def Leppard, otro tema estupendo de inspiración ochentera. Por último –en mi opinión, lo de Bite of passage no llega ni a intro– llega Respite on the spitafields, un medio tiempo aplastante con influencias a lo Def Leppard, Whitesnake o Van Halen –esta vez de la época Hagar–, de inicio melódico y desarrollo enérgico, con teclados, cambios de ritmo, un bonito solo de guitarra y ese final épico que cierra el círculo remitiendo a la melodía de la inicial Imperium. Para mi, Forge lo ha vuelto a conseguir. Una obra redonda y casi perfecta. 
 

Total, que si madurez, que si nuevo paso de genialidad, que si una producción excelsa, que si grandilocuente mezcla de pop, rock, doom, melodía, fuerza, oscuridad, luz... en resumen, que esta entrada no añade absolutamente nada a lo que hayáis podido leer en reseñas sobre este disco, lo que no quita que para algunos entre los que me cuento Impera sea una obra maestra de la música de nuestros días y que –como he dicho al principio– la edición en vinilo azul translúcido que mis mujeres me regalaron con el motivo de mi cumpleaños me parece preciosa. 
 
¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla









Comentarios

  1. No puedo declararme un fan de la obra de Tobias Forge y sus Ghost, nunca han llegado a calarme como a ti, pero admiro su trabajo y lo escucho con mucho gusto. Un tipo que ha desarrollado una inteligente discografía llena de guiños y trucos a mis bandas favoritas. Además, huyendo del sonido made in Frontiers para crear su propio Universo sonoro, sin poderle acusar en ningún momento de ser un mero recorta y pega del pasado. Vaya, lo que decía al principio: un musicazo inteligente. Añadimos, además, el mérito de una estética personal y un trabajo visual diferenciador y muy de mi (horrible) gusto. Falta un poquito de esa emoción que a ti sí te ha despertado. Soy yo, no él, supongo. Voy a volver a pincharlo enterito, que no se diga. Por cierto, preciosa edición; por dentro y por fuera. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo8/5/22 11:49

    Al final estamos de acuerdo en el 99%, que es la parte indiscutible de este tipo como artista y amante de la música que crea. Luego, la parte de cada uno para sentir emoción por lo que escucha y que depende de la subjetividad más absoluta debida a insondables aspectos. Un abrazo y gracias por leerme, amigo.

    Por cierto, de anónimo nada, ya estoy en Blogger con sesión iniciada pero sigo con problemas para poder publicar.

    ResponderEliminar
  3. Sin ser yo, como bien sabéis, amante del heavy metal precisamente, este disco me ha gustado mucho. No lo he comprado todavía, pero es un futurible claro que en algún momento caerá. Que unos tipos cuya música suena así de apabullante le hagan frente en cuanto a ventas a lo meinstrim del momento, véase rosalía o lo que haya en cada momento, me parece una noticia cojonuda para el rock.
    Y enhorabuena por la entrada, qué regalazo te hicieron, sí señor. Ah, por cierto, mi favorita del disco es Spillways. Abro paraguas jajajaj. Feliz domingooo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anónimo8/5/22 16:49

      Gracias por comentar, Alberto. No te va a hacer falta el paraguas, Spillways es un temazo. Te lo digo yo, que disfruto igual con estos Ghost como con Watain... o con los temas más dance de ABBA. Saludos y feliz semana.

      Eliminar
    2. En eso tienes razón: no es el único caso, pero de vez en cuando publicaciones roqueras o metaleras se cuelan entre lo más vendido del poperío.

      Eliminar
  4. Llevo desde hace años siguiendo la evolución de la banda y en cada trabajo se superan. Esa mezcla de todo me atrae. También está la vertiente directo. Los he visto un par de veces y son un espectáculo con una escenografía qué se sale. Y luego está Tobias, el mejor frontman actual. Muy buena entrada King. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Anónimo9/5/22 18:51

      En efecto. Se superan en cada disco, también lo opino yo. Eso es peligroso, porque llegará un momento en que no será capaz de hacerlo y, por muy bueno que resulte el álbum, lo pondrán a parir. Que aquí somos muy de encumbrar y echar del pedestal. Pero, de momento, a disfrutar de Tobias y su sueño hecho realidad. Saludos y gracias.
      @King

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Joe Satriani - Flying in a Blue Dream (1989)

Joe Satriani - Big Bad Moon - Live Expo 92 (Sevilla) ¿ Vaya presentación la del Tio Joe eh?, mira que plantarse en Sevilla, en medio de la Expo92 y vomitar el Big Bad Moon acompañado del gran Brian May, no había visto nada igual hasta la fecha y creo que a día de hoy, tampoco.  ¿Quién se esperaba ese Slide con la propia armonica? Bueno, que me dejo llevar por la emoción, Joe Satriani forma parte de la banda sonora de mi infancia.  Sin ningún tipo de duda, soy quien soy, musicalmente hablando, por mi primo, el cual me encamino hacia que escuchar y que instrumento tocar, a través de cintas como esta descubrí al profesor y a muchos mas.  En esta cinta destacan Joe Satriani, un tal Jason Becker, Steve Vai o el mismísimo Paul Gilbert con Racer-X, anda que no le di vueltas a esa cinta, aun la conservo.  Una cosa que llama mucho la atención de esta clase de músicos, es que las canciones, la gran mayoría de veces carecen de letras y eso no suele gustarle a todo el mundo. Hablar de un disco de

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)

Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero

Surgin' – When midnight comes (Music For Nations, 1985)

  Hoy traigo el único álbum (oficial) de la efímera banda neoyorquina Surgin , una joya escondida en el resto de saldo que fue el rock melódico de los ochenta, con un protagonista especial: Jack Ponti. Igual no tienes ni idea de quién es este personaje. Fíjate en la foto de abajo, es el de la izquierda, tocando con su colega de instituto John Bongiovi en un concierto del grupo que montaron juntos, Rest. Su poco éxito en aquellos primeros ochenta disolvió la historia, pero no así la amistad que ambos se profesaron. Aunque habría que revisar esas “amistades” de Mr. Bongiovi: para el puesto de guitarrista de su banda eligió a un desconocido Richie Sambora antes que a sus colegas Ponti o Snake Sabo. Por algo sería, claro. Jack formó su propia banda, que acabó llamándose Surgin, y consiguió editar este disco que hoy comparto por aquí, When midnight comes , en 1985. Compuso, produjo y tocó en él con la esperanza de alcanzar el estrellato roquero, objetivo que, obviamente, no logró. ¿Por

KISS-ASYLUM (1985-Mercury)

  A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue.  Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono.  Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda

Cream - Wheels of Fire (Polygram Records, 1968)

Me he llevado una pequeña sorpresa al bucear en el blog buscando este disco, por aquello de no repetir entrada, y comprobar que aun nadie ha reseñado el tercer largo de los ingleses. Imagino que mi predilección por Clapton hace que la mayoría de los clásicos del guitarrista se me antojen imprescindibles, de ahí la sorpresa. Pero bueno, aprovecho yo para dejar aquí mis impresiones sobre este Wheels of fire , además de unas fotos de la edición en vinilo, que me parece espectacular.  Antes de entrar en materia, me gustaría aclarar algo: pese a que conocí a Cream por Clapton, la realidad es que los dos gallos del gallinero eran sin duda Jack Bruce (bajo y voz) y Ginger Baker (batería), hasta el punto que en este disco el guitarrista no aparece acreditado como compositor. Sin duda su mano y su característica voz fueron imprescindibles para el sonido de la banda, pero las fuertes personalidades de los dos personajes mantenían el equilibrio y hacían que Clapton, que podría estar soleando dura