Kusworth entrega un trabajo construido con los materiales que habitualmente conforman su lírica: rock stoniano, glam deluxe y ese conglomerado sónico que caracterizó a los inmortales Jacobites... |
Por Jorge García.
Hace unas cuantas semanas transitaba un servidor por un invierno desprovisto de excitación, en un estado de irritabilidad patente y también con una leve y molesta sensación de pre-depresión que no encontraba una terapia realmente efectiva en los sucesivos discos que iba abordando.
De repente todo cambió: Decidí ponerme en manos de uno de esos animales del submundo rockero, uno de los más barrocos elementos de un glam rock que parecía que iba perdiendo brillo en las aristas más afiladas, y en tiempos doradas, de su silueta, un músico de culto con mil leyendas y otras tantas cicatrices que decoran de malditismo e iconografía su proverbial historia, un súbdito de la entregada visión poética y hedonista del rock and roll venía a sacarme del letargo de sopor y decaimiento que empapaba los días clonados de este invierno que ya se retira.
Dave Kusworth, figura impertérrita, uno de los que siempre mantenían la verticalidad a pesar de todo, venía con su último disco. Y además lo hizo acompañado, una vez más, por la magnífica formación cántabra Los Tupper.
Es posible que un servidor absorba con una facilidad casi genética ciertos sonidos, ciertas atmósferas musicales y ciertas esencias poéticas, pero en su día bastó una escucha de "Cinderella's shoes", que es como se titula el disco en cuestión, para sentir por la columna vertebral ese calambrazo juguetón y trepador que indica que algo está pasando, que algo familiar y añorado vuelve a estremecer meninges y terminaciones nerviosas, a formar nebulosas underground que tiñen el espacio de negro, dorado y rojo; a sintetizar en sonidos, frases y cadencias el romanticismo propio del perdedor perpétuo y noctámbulo. El hechizo sigue funcionando en este invierno plomizo y decadente.
Kusworth entrega un trabajo con estos elementos comentados (o es lo que yo percibo), construido con los materiales que habitualmente conforman su lírica: rock stoniano, glam deluxe y ese conglomerado sónico que caracterizó a los inmortales Jacobites, y con el arcano subyugante que deja tras de sí el que desaparece entre perfumes enigmáticos.
Los Tupper vuelven a ser, como en 2012 con el también excelente "Throwing rocks in heaven", quienes mejor registran los flujos de influencias y necesidades de Kusworth, para dar cobertura sónica a un ramillete de canciones sin sobrantes, melodías sabiamente perfiladas, detalles perennes y decisivos, enriquecedores y que otorgan al conjunto una sobriedad que suena a noche de pasión y abandono, y a fe.
Así queda claro en temas trepidantes y adictivos como "Never" o "Nothing"; y también en soflamas stonianas como "Black lace and silver".
Medios tiempos impecables como "Treasure arms" o la soberbia "Turn back the tears"; incluso cierto tono Dylaniano en la acústica ascendencia de "Maida vale girl".
No faltan baladas encendidas y carnosas como "Broken dishes" o la magnífica "Feel". Sin olvidar el portentoso tema que da título a todo el trabajo.
Finalmente, este fue el testamento musical de Dave Kusworth, que nos dejó unos meses después de este lanzamiento. Consuela que su última criatura tenga la enjundia que caracterizó en vida a este imprescindible del malditismo musical: elegante, nocturno, glamouroso a la vez de underground, victoriano, sofisticado e incomprendido.
Resulta agradable de escuchar, aunque no me transmite demasiada emoción. Como dices, advierto sonidos stonianos y sin ser entendido o con el oído educado en este tipo de música, me parece que aquí hay calidad. Pero no es para mi. Eso sí, por lo menos este viernes el blog no parece una partida entre dos. Saludos y buen finde.
ResponderEliminarAl final es evidente que los oídos tienen su propia ecuación ya resuelta no es es fácil empezar a despejar incógnitas, pero desde luego hay calidad y mucho malditismo en la música de Kusworth.
EliminarGracias
Cuando en tu entrada anterior (creo) trajiste a The Jacobites, descubrí una banda excelente, un poco maldita, me temo, por su sonido, pero que me gustó, y estas semanas entran de vez en cuando en mis escuchas. Nunca he puesto las orejas en este, así que me pongo a ello. Calidad no va a faltar seguro. Un saludazo.
ResponderEliminarCreo que conectarás en la misma forma que con Jacobites, no en vano Kusworth es un 50% de la banda junto a Sudden. Creo que es su disco más redondo de los últimos años, segundo que graba con Los Tupper, que es otra magnífica banda.
EliminarSaludos.
Como seguidor de Rock & More by Addison de Witt no le hago ascos a ninguna propuesta de Jorge, hay que escucharlas sí o sí. Como dice King nuestros oídos están educados a otros tipos de sonidos... Buena entrada, como siempre, y le pego esta tarde una buen repaso a Dave y los Tupper. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarDesde luego no tiene mucho que ver con esos pelotazos rockeros y urbanos del país con que nos sueles deleitar, yo también cabalgo mucho con tus gustos, pero creo que este es un músico maldito e incomprendido que ahora empieza a ser valorado.
EliminarUn abrazo.