Ir al contenido principal

Steeler – Strike Back (Steamhammer-1986)


No hace mucho fue noticia que el estrellado Dabiz Muñoz había situado en no sé qué lugar de Madrid unos food trucks en los que vendía dos hamburguesas de autor por 15,50 euros. Una era una doble cheeseburger con Gouda, noodles Yakisoba cremosos de pimientas del mundo, miso y périgourdine de trufas negras. La otra, era una doble cheeseburger de Cheddar, mayonesa de chipotles, salsa chiflar y lámina de arroz inflado. La verdad es que se me hace la boca agua tan solo con escribir estas líneas. Sin embargo, lo que fue noticia no era que Muñoz vendiese hamburguesas sino su precio. Eran caras, decían. Sin embargo, todo es relativo. 
 

En mi reciente estancia en Basel, por citar unos ejemplos, una vulgar Chilli Cheeseburger de Burger King con patatas y Coca-cola me costó 17 euros, un pincho de carne –por muy sabroso que fuese, que lo era– me costó 19 eur y por un mojito en la Steinenvorstadt pedían 15 euros, que ni por asomo estuve dispuesto a pagar. Y es que, si una cosa está clara, es que las palabras barato y Suiza no pueden coexistir en una misma frase. ¿Que por qué os estoy contando esto? Veréis. En mis adquisiciones de vinilos de segunda mano en tiendas o ferias acostumbro a invertir entre 12 y 15 euros por disco de máximo, dependiendo del estado o la excepcionalidad del álbum. Por contra, en este Strike back que hoy os presento y que me traje de Bern –concretamente de su tienda Oldies Shop, un paraíso de reducidas dimensiones pero con decenas de miles de discos clasificados en cubetas móviles– me gasté 25 euros. Y como todo es relativo, en el país de los mojitos a 15 euros aún me parece barato. En fin, todo sea por la causa vinílica y por traerme mi acostumbrado souvenir de los países que visito. 
 

Pero, entrando en harina, os voy a hablar ya del álbum en cuestión, concretamente la copia alemana del tercero que editaban los germanos Steeler, producido esta vez por Frank Bornemann que les ayudó a conseguir un sonido menos crudo. Grabado en los Horus sound studios, el line up es el habitual que grabó los álbumes previos con la salvedad del bajista –el original Volker Krawczak fue substituido por Hervé Rossi–, es decir, Peter Burtz a las voces, Jan Yildiral a la batería y Axel Rudi Pell con Tom Eder a las guitarras. 
 
Y con portada de Julia M. Goode, el vinilo se puso en las tiendas con el siguiente track list
 
A 
Chain gang 
Money doesn’t count 
Danger comeback 
Icecold 
Messin’ around with fire 
 
B 
Rockin’ the city 
Strike back 
Night after night 
Waiting for a star 
 

El disco se inicia con Chain gang, que tiene una bonita y delicada intro que –contra todo pronóstico– da paso a un temazo cañero y lleno de energía, cargado de buenos guitarrazos, una canción simple, efectiva y directa. Le sigue Money doesn’t count, en la misma onda –una mezcla de Accept y Warlock con coros–, con bajo y batería machacones y un resultón trabajo de guitarras. Aún más espídica es Danger comeback, con un Jan Yildiral llevando el ritmo hasta la extenuación. Bajan un poco la velocidad con Icecold, un tema que tanto podrían cantar Udo como Doro. La tralla regresa para hacernos botar meneando las mele... bueno, recordando como ondeaban nuestras melenas, con Messin’ around with fire, otro tema de riffs afilados y percusión machacona con el que cierran la primera cara del vinilo. 
 

Comienza la cara B con Rockin’ the city, otra cabalgada con coros y guitarras potentes y el tipico sonido germánico ochentero. Strike back es el estupendo tema que da título al álbum, otra mezcla de energía y sonido a lo Udo y compañía, con una base rítmica incansable y unos guitarrazos asesinos. Night after night es otra de mis preferidas, una canción totalmente ochentera a lo Accept de Balls to the wall, donde melodía, un estribillo atractivo y un ritmo machacón coexisten con unas guitarras muy bien puestas. Por si no queda claro, Strike back es un pedazo de disco que desde sus primeros acordes hasta este momento transmite alegría y –a los de nuestra edad– cierta nostalgia. La guinda la ponen con Waiting for a star, la insoslayable balada que debía encontrarse en todo buen disco de hard’n heavy para demostrar que los metalheads también teníamos nuestro corazoncito y sabíamos apreciar tanto un buen chute de emoción como descargas adrenalínicas. 
 

En resumen, un más que recomendable disco que obliga a varias escuchas disfrutonas y que tuvo continuidad en un fantástico Undercover animal, del que ya os hablé aquí
 
¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. Me ha molado más la historia detrás del disco que el disco. Podría salvar Chain gang y Messin around para alguna playlist. Pero el resto, con Accept me basta y me sobra que mi cabeza no está ya para abrirse a tantos grupos parecidos. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, estás pillando una edad ya y las neuronas comienzan a estar limitaditas jajajajaja
      No, en serio, me gusta que te haya moldo la historia -para eso me curro las entradas- y que tengas voluntad para salvar algún tema pero es cierto que, si no eres un seguidor habitual de estos sonidos desde hace décadas, escojas a otras bandas que tenían un estilo similar. A mi me pasa lo mismo con el metal actual, muchas cosas no me entran porque prefiero mis mitos de toda la vida. Un abrazo y gracias or tomarte la molestia de leerme, escuchar mi propuesta y comentarme.

      Eliminar
    2. En el fondo es lo que pasa en esta sociedad: exceso de oferta y poco tiempo para dedicar a ello. A eso, tengo que sumarle que desde hace 10 años no le pongo ni el entusiasmo ni la dedicación al mundo cultural que hacía antes. Siempre digo que los dos años y pico que nos tuvo sin dormir la mayor, me quemaron más neuronas de las necesarias. Antes me acordaba de las películas y libros. Ahora no. Y en el curro, necesito leerme las cosas diez veces para empezar a retenerlas/entenderlas...

      Eliminar
  2. El metal alemán de los ochenta me flipa. Y bien es cierto que a Steeler los conocí por tu entrada anterior (Undercover animal). Creo que este disco me gusta más, lo disfruto más. Hiciste bien en rascarte el bolsillo: recuerdo, entrada #FFvinilo y disco de difícil captura por aquí. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un placer haberte descubierto un nuevo álbum con el que disfrutar. Y sí, después de años buscando, creo que el gasto valió la pena. Un abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Ramoncín - Al límite vivo y salvaje (1990, BMG)

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que este sábado tengo una Cita con mi chica para irnos de concierto a ver y escuchar al señor José Ramón Márquez , os traigo uno de los directos más importantes del rock español. Muchos denostan y menosprecian la figura e impronta de Ramoncín en nuestro rock patrio por su época de adalid de los derechos de autor a la cabeza de la infame SGAE, por su etapa de tertuliano y protagonista del papel cuché e, incluso, por su largo periplo como presentador de un concurso de televisión (mis amigas se pegaban por ir de público para verlo, todo hay que decirlo). Bien, pues no saben separar el polvo de la paja. Yo paso de todo aquello, y me quedo con la música que es lo que todos aquí amamos. Me voy a quitar desde el principio la parte técnica e histórica. Grabado en el 90 durante unos recitales en los que no presentaba ningún disco nuevo lo que le quitaba un poco de presión. Luego nos enteramos de que eran una despedida: en aquel m...

Extremoduro - Yo, minoría absoluta (DRO, 2002/2014)

  Cuando una banda de rock alcanza el éxito tiende a repetir la fórmula o a dejarse domar por los sonidos que le imponga la discográfica. En el caso de Roberto Iniesta, el Robe, alma, cerebro, venas y corazón de Extremoduro, el éxito le pilló preparado. "La masa es imbécil. Si sales en la tele puedes hacer un libro, un disco o lo que se te ponga en la punta del nabo. A mí eso no me interesa ni vender más discos ni que me conozca más gente. Como estoy ahora estoy bien, pudiendo organizar una gira y no tener que decir «no puedo dejar de tocar en noviembre porque no tengo un puto gil», así me vale". Y continuó haciendo lo que le dio la gana después del éxito de Agila (1996): editaron el directo Iros todos a tomar por culo (1998) y el controvertido Canciones prohibidas (1999), donde daban rienda suelta a su creatividad, con éxito y críticas reguleras.  Y se tomaron un descanso. "Creo que cuando siguen haciendo cosas buenas y nuevas los grupos funcionan, aunque estén dos o...

Ilegales - Agotados de esperar el fin (Epic, 1984)

  Este es uno de los discos de mi vida. De esos que tienes tan metidos dentro de ti que no necesitas escucharlos con frecuencia. De hecho, hace muchos años que no lo escuchaba, y al volver a hacerlo para escribir esta reseña me ha provocado las mismas sensaciones que recordaba. Como suele pasar en estos discos, me sabía de memoria el orden de las canciones y hasta el tiempo que dura el espacio entre canción y canción. Esta nueva escucha me ha servido también para reafirmar mi opinión de que este es uno de los mejores discos españoles de la historia. Así de claro. Esta cinta (ya que primero fue una cinta grabada, antes de hacerme con el vinilo), fue una de esas que desgasté en mi radio cassette en mi época preadolescente. Ni siquiera tenía caratula, ni los títulos de las canciones, pero fue una de mis cintas favoritas durante esa época. Siempre me chocó el sonido tan especial del disco. Una “reverb” exagerada en la voz, el sonido de la batería super seco, casi cercano al de una ...

Los Ronaldos - Saca la lengua (1988, EMI)

      ¿Qué mejor excusa para escribir la entrada de hoy que Coque Malla da esta noche un concierto en el Wizink Center de Madrid celebrando el 40 aniversario de su carrera musical en el que sus ex compañeros de Los Ronaldos le acompañarán en el repertorio que rememore de aquella época? Pues es una fantástica excusa, pero yo tengo otra casi mejor para hablar de este disco: y es que el rock nos gusta y nos divierte. Nada mejor para escuchar rock and roll, yeah. Cuando empecé a escuchar música estaba influenciado por mi hermano mayor, que era un fanático del heavy metal anglófono y mi hermano Carlos, mucho más popero pero también con la mayoría de discos en inglés. Y por ello, yo no escuchaba música en español. Me sacaban 9 y 7 años por lo que iban mucho más avanzados y les seguía. Un ejemplo, en mis adoradas VHS’s con videoclips, apenas hay temas en español: directamente no se grababa si lo entendíamos. El caso es que todo empezó a cambiar allí por finales del 88 y ...