Toda una declaración de intenciones que sentó las bases del inconfundible estilo de los australianos AC/DC.
Es mi primera entrada, así que lo primero que haré será presentarme: me llamo Jesús Báez Alcaide y además de bajista de rock (y otras cosas que hago para comer) soy escritor. Llevo poco tiempo en Twitter contando anécdotas de la música pero en ese tiempo ya he conocido a buena gente y una de estas personas, Rockologia, que tiene un blog muy interesante, me invitó a formar parte de esta comunidad de amantes del vinilo, algo que me hizo sentirme honrado.
Tras esta pequeña presentación y sin darle muchas vueltas voy a hablaros del primer disco con el que colaboro en esta iniciativa; un disco que es también (y a la vez no lo es) el primer disco de AC/DC: High Voltage, de 1976.
Digo que es el primero y a la vez no lo es porque AC/DC, con unos mimbres mucho más cercanos al glam, ya habían sacado un disco con ese nombre en 1974 al que siguió otro lanzamiento llamado TNT en 1975. Pero cuando el grupo ya se había conformado adecuadamente, con la pendenciera voz de Bon Scott al frente, el pulso incansable de Evans y Rudd y los hermanos Young detrás de todo el tinglado, deciden coger un par de temas del primer trabajo homónimo y 7 canciones del aquel TNT y volver a lanzarlas en un trabajo que, para crear un poquito de confusión, se llamaría igual que aquel primero y menos conocido.
Y en este primer lanzamiento internacional AC/DC dejaron muy claro a lo que venían y sentaron las bases de lo que sería su reconocible estilo: riffs marcados, baterías simples y potentes, bajo pegadito al bombo y la inconfundible voz de la bestia parda que era Bon Scott, que firmaba casi todos los temas junto con los hermanos Young. Con una apertura impresionante como es It's a long way to the top, donde las guitarras y la gaita avanzan en un crescendo interminable, momentos más cercanos al blues como Little Lover o The Jack (en referencia a una enfermedad venérea) y algunas reminiscencias del glam que les influyó en los primeros años, como Can I sit next to you girl? (la única que no firma Scott), High Voltage es la declaración de intenciones de un grupo que seguiría un camino exitoso y ascendente en fama y talento, sobre todo en sus primeros años -llenos de excesos- hasta la muerte del cantante en 1980. A partir de ahí los australianos sabrían reinventarse -no es fácil lo que hicieron- con la voz más rasgada y con menos matices de Brian Johnson. Y oye, muy bien todo lo que vino, pero para mí sus primeros años con el macarra de Bon al frente son impagables.
Es un vinilo al que le tengo mucho cariño y que compré en edición original en una feria del disco en buenísimas condiciones y del que procuro no abusar mucho (tirando de internet) para no estropearlo, aunque se trata de uno de esos discos donde el volcado digital le ha hecho perder matices de una forma más evidente, y es en su soporte original dónde puede apreciarse el 'aire' que dejaron en la grabación (en los estudios Albert, una de las mas antiguos sellos independientes), no saturando en exceso las frecuencias de las guitarras para que una base rítmica siempre impecable pudiera llevar las canciones en volandas. Con sus divertidas y autorreferenciadas letras al mundillo del escenario, del rock y de la vida nocturna, nos regalaron barbaridades como TNT, Rock and Roll Singer o la que le da título al disco. Un indispensable en la historia del Hard Rock y que a muchos como yo nos sembró la semilla para subirnos a un escenario a creernos aquello del largo camino hasta lo más alto.
Bienvenido y muchas veces. Esta semana hemos puesto un clásico "iniciático" del rock y un debut totalmente desconocido del mismo género. Dos buenos ejemplos de lo que cocemos por aquí. Respecto al disco que propones, nada más que añadir. A mí me encanta la voz de Brian y algunos de los temas de la "época Scott" ganas con su interpretación. Eso no quita que adore este y otros discos de uno de los más genuinos representantes de la sucia vida del rocanrol. Ya quedan menos vinilos de los australianos que rescatar en #FFvinilo. Al final caerá la discografía completa. Un saludo.
ResponderEliminarLa interpretación de Brian nunca es mala y técnicamente tiene muchos momentos superiores a Bon, que de técnico tenía poco. Pero siempre me resultan más atractivos los matices que daba el malogrado Scott, sobre todo cuando cantaba grave o bajito. Ahí sonaba blusero a tope. Un saludo y gracias por tu recibimiento.
EliminarPues antes de nada, darte la bienvenida a este ecléctico reducto de vinilófilos en el que descubro nuevos sonidos cada semana, aunque a veces no sean demasiado de mi agrado. Respecto a tu entrada de inauguración, qué puedo decir: estupenda elección. No me hace falta ni escuchar el álbum –que lo haré, como siempre– para comentar. Y es que esos temas forman parte de mi vida aunque -¡sacrilegio!- no tenga el disco ni en vinilo ni en cedé. En fin, lo dicho, bienvenido y a traernos discos e historias relacionadas.
ResponderEliminarGracias y me alegro que mi primera entrada sea de tu gusto. Es un discazo y si puedes pillarlo en vinilo, lo recomiendo, como digo en la entrada a éste se le nota mucha el apisonado digital.
ResponderEliminarBienvenido por estos lares hijo del rock and roll. Has hecho, asegurando el primer tiro con un mate, que para abajo no se salen, con un cañonazo de LP. Espero leerte más veces por aquí. Y no hagas caso a los viejetes que chochean y se quejan cuando no les ponen de su música...porque, en el fondo, les encanta aprender de todo. Que para eso estamos aquí. Saludos.
ResponderEliminarjajajaja pues de momento a los viejetes les gustaré, porque casi todo lo que tengo en vinilo es clásico.
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