...frenética muestra de histrionismo y aceleración melódica y sónica, donde se certifica el infeccioso y arrebatado sonido de la banda...
Por Jorge García
Estos últimos años vienen caracterizándose por el retorno en mis escuchas de los sonidos más rockeros, pero también desordenados y grasientos del abanico estilístico que habitualmente he manejado.
Así que solo era cuestión de tiempo que recordase este clásico impepinable que en 1986 grabaron los suecos The Creeps, y que constituye uno de los artefactos más emblemáticos e inconmensurables del Garage-Rock Revival propio de los años ochenta: Me refiero por supuesto al perfecto "Enjoy The Creeps".
El sonido del órgano de Hans Ingemansson y la viril y entregada voz de Robert Jelinek constituyen el leitmotiv de las canciones de este estupendo grupo, aunque la base rítmica es de una voracidad apabullante.
Disco maestro desde el primer acorde de órgano que resopla en el inmortal "Down at the Nightclub",
Además de ese órgano impenitente, el fuzz es otra característica del elemento sonoro de las canciones, así como un sutil acercamiento a un soul de espacio cerrado, escúchese la excelente "Ain't No Square".
Rock y cierto lirismo en "Come Back, Baby" de tonos cincuenteros, y vértigo surfero en la instrumental "Rattlesnake Snake", para uno de los inicios de elepé más encendidos que se pueden escuchar.
Pero que nadie piense que hasta aquí llegan las bondades de este disco irresistible: eléctrica, feroz y punkarra suena la asfáltica "City of People"; y como un mod yé-yé sesentero y envenenado, "Just What I Need", de diabólico ritmo.
El ecuador lo marca la armónica y los ritmos bluseros, la voz arenosa de Jelinek y la locuaz batería de Patrick Olsson en la rotunda "The Creep".
La segunda parte es coser y cantar, empujados por la inercia de los primeros siete cortes no hay impedimento para introducirse en una espiral de fulgurante remolino para lo que queda de disco: el corte de esencia rockera y teenagger, "Darling"; la áspera rotundidad de los riffs y la gorgoteante actividad canora de "Hi, Hi Pretty Girl"; la electricidad húmeda y el blues contaminado de "Maintaining My Cool"...
Más órganos adictivos, aires cincuenteros, sensaciones ye-yés, y sinuoso sonido garagero a diestro y siniestro en pelotazos como: "She's Gone" de contundente estribillo; la anárquica electricidad punk de "Out of My Mind" de febril guitarra o la envolvente y mod "Magic Girl".
Llegó "Enjoy The Creeps" y vaya si lo hemos disfrutado, como ya lo habíamos hecho tantas veces antes, como lo haremos tantas veces después, porque hay cosas que nunca mueren, tienen demasiada conexión con la vida para desaparecer, para dejar de latir, siempre es genial recordar el quizás "mejor disco de garaje de la historia" (arriesgada y a todas luces excesivamente categórica opinión personal).
No había oído hablar de esta banda en la vida y al escuchar las primeras notas me han sonado a cualquier cosa menos a un lanzamiento de mediados de los 80. Ese sonido psicodélico de finales de los 60 y principios de los 70 me ha encantado. Y conforme avanza es más de lo mismo, una mezcla enérgica de sonidos –e imagen– vintage que para nada me encajan en ese 1986. Muy interesantes.
ResponderEliminarClaro, es que esta banda sueca practicaba lo que se llamó Garage-Revival. Se trata de uno de mis discos favoritos de los ochenta.
EliminarSaludos.
Una escucha muy interesante. Otro disco que traes por aquí y que yo desconocía. Cierto es que sus sonoridades no me son familiares, pero, aun así, voy a volver a escucharlo. Me gusta la portada, con ese rollo sesentero mitad clasicismo y mitad sicodelia. Un saludazo.
ResponderEliminarYo soy muy fan del garage-rock, estilo que no tiene demasiado peso por estos lares. Yo lo tengo como uno de los grandes discos de la historia del género.
EliminarSaludos