Ir al contenido principal

Lee Aaron - Call of the wild (Attic/Roadrunner, 1985)


A mitad de la década de los ochenta, cuando grabó este Call of the wild, la canadiense Lee Aaron estaba dispuesta a comerse el mundo: veintipocos años, una banda sólida a su lado, un disco que tuvo cierto éxito en su país y en Europa, titulado Metal Queen, y el apoyo económico de su compañía en forma de productores y compositores para crear ese álbum que rompiera fronteras. Sobre todo las fronteras con Estados Unidos. Los directivos de la compañía Attic querían llevarse todo el pastel "allí abajo". No licenciaron el disco a nadie: si alguna compañía quería a Lee tenía que llevarse el catálogo completo. Cuando no consiguieron engañar a nadie, comenzaron a fundar su propia división USA; los problemas burocráticos y económicos acabaron con esta posibilidad. Al final, Call of the wild no se editó en Estados Unidos. Lo curioso es que sí se lo permitieron a otras compañías en Europa y Japón. De hecho, la copia que hoy traigo lleva el sello de Roadrunner Records y se imprimió en los Países Bajos. El lío de distribuidoras a lo largo del mundo fue mayúsculo, convirtiendo a Lee Aaron en un mal negocio.

No era nuevo en su carrera. El primer álbum, The Lee Aaron Proyect (1982), con una compañía menor, apenas tuvo distribución (solo se podía encontrar de importación en Europa, por ejemplo), pero su relación con el cantante y guitarrista de Triumph, Rick Emmet (quien colaboró en su debut) le permitió tocar puntualmente en el viejo mundo. Emmet le ayudó, de nuevo, a conseguir el contrato con Attic y a grabar ese segundo Metal Queen en los estudios Phase One de Ontario. Allí, además de Triumph, habían grabado estrellas y estrellitas nacionales como April Wine, Bachman-Turner Overdrive, Anvil, FM, Saga o Streetheart. El álbum demostró qué gran cantante era. Además, durante el proceso de composición y grabación, se enroló en su banda el guitarrista John Albani, fundamental en el sonido de Lee Aaron durante muchos años.

Después de este Call of the wild siguió triunfando en Canadá, acumulando premios y giras. Su quinto Body rock (1989) consiguió allí el doble platino y unas más que notables ventas en Alemania, su segundo mercado. Cuando por fin acabó el contrato con Attic y fichó por A&M a mitad de los noventa ya fue tarde para dar ese pequeño salto que otras divas del rock habían dado antes. De hecho, Lee dice que recibió una oferta de Vixen para sustituir a Jant Gardner por entonces y que se lo estuvo pensando.


En el proceso de composición y grabación Lee y su banda recibieron ayuda y regalos. El más notorio, el de Bob Ezrin, quien supervisó como productor ejecutivo parte de la grabación, toca los teclados y firma como productor de una de las canciones, la más exitosa Barely holdin' on, compuesta por el músico Joe Cerisano. Con Ezrin vino el guitarrista Dick Wagner (Alice Cooper, Lou Reed) para co-componer Paradise, Evil game y Hot to be rocked. Tiraron de otros compositores externos: Bob Halligan Jr. (aquí os dejo un pequeño artículo que le dediqué en mi blog), que se estaba haciendo indispensable aquellos años con canciones en discos de Judas Priest, Helix o Blue Oyster Cult, aportó Line of fire o Beat'em up; la aún no famosa Holly Knight aportó Line of fire (que ya grabaran Kix dos años antes). El espacio para las canciones compuestas por Aaron mermó, pero, a cambio, demostró una versatilidad vocal que no había podido en su anterior largo.

La banda la formaron la propia Lee a la voz, John Albani y Simon Brierley a las guitarras, Jerry Mercer (Roy Buchannan, April Wine)  a la batería y Ken Sinnaeve (Streetheart) al bajo. El productor fue Paul Gross, jefe de los estudios ya nombrados Phase One donde se gestó la obra.

Con toda esta amalgama de compositores lo curioso es que el álbum tiene una coherencia musical que le da un valor extra: por encima de todos destaca, cómo no, Aaron con su voz viajando desde los agudos agresivos a los sensuales susurros, con buena técnica, comunicando y manteniendo las melodías con gusto. Huye del rollo agresivo de "metal queen" para adentrarse en pasajes más "rockmerciales" sin perder el glorioso aroma hard&heavy de la época. Albani y Brierley demuestran ser dos solventes guitarristas con algunos momentos brillantes y la pareja rítmica se muestran contundentes y seguros. Los teclados no empalgan (quizá en la balada, pero qué vamos a hacerle) y tampoco roban protagonismo al resto.


Porque, en realidad, este es un disco de hard rock excelente. Los guitarrazos que abren la cara A en Rock me all over ya lo avisan; riff sencillo, voz agresiva "perdiendo el control" porque "when you want me/you can have me". Y es que vender la imagen de Lee fue el principal reclamo visual de Attic, con canciones donde, como esta, se "ofrece" o con otras en las que "busca". En fin. Buen solo, por cierto. Runnin' from the fire añade un buen teclado al conjunto con Lee más comedida en su interpretación "I needed someone to make me smile/oh just a friend but when love's on the self/I turn to you to stay a while". Excelente estribillo con buenos coros. Champion es la tercera compuesta por Albani y Aaron, esta de riff más rastrero, algo sucia en su ejecución, más simplona quizá, pero eficaz y bien rematada "determined to fight, determined to win/you never give up, you never give in". Sigue el tema de más éxito, con los teclados y la firma de Ezrin en los arreglos, titulada Barely holdin' on, megabalada de amor típica, no por ello menos pegajosa, con un crescendo continuo hacia un estribillo desgarrado "oh, I wanna live an'I wanna feel/the things in my life/that I've been searching of". Un solo bonito, melódico. Continua un poco más aguerrida Burnin' love, en este caso más hard, con la batería y la guitarra marcando el ritmo, buscando ese sonido más Costa Este. Un tema flojo, de relleno, con un teclado algo soso. Cierra la cara una de mis favoritas, Line of fire (Bob Halligan era mucho Bob Halligan cuando se ponía). El tema va subiendo de revoluciones hasta un puente-estribillo contundente y otro buen solo de guitarra. La cazadora de amores disparando: estás en mi línea de fuego. 


Otro tema de Halligan abre la cara B, Beat'em up, esta vez con un marcado tono comercial; las voces del coro y la de Aaron se intercambian y contestan y el estribillo aparece muy pronto; no está mal, pegadiza, pero demasiado simple. Sin embargo el resto del disco suena más contundente, como Paradise, donde las guitarras ya son algo más heavies y escuchamos un gran fraseo melódico entre las estrofas (marca Wagner) y Lee se luce con sus registros suaves y duros en el mismo corte, recordando un amor de verano caluroso "oh we could never last forever on two roads leading separate ways". Evil game sigue la misma línea, gruesa y melódica a la vez, con una batería más notable, y buenas guitarras. Otra de mis favoritas. Las armonías del puente y el estribillo son de lo mejor del disco. Más hard rock de guitarras melódicas en Danger zone con Aaron en plan guerrera "he put the pedal to the metal/and he could hear the engine roar". Cierra Hot to be rocked manteniendo el nivel, con un rollo Ratt en el ritmo y las guitarras y, salvando las distancias, en el estribillo. Buena manera de darle caña, cierre y finiquito a este Call of the wind.

La copia que traigo aquí es la edición europea a cargo de Roadrunner, impresa en los Países Bajos. Bastante pobre en general. La foto en plan dama malévola ansiosa de sexo de la portada hace un flaco favor al contenido musical, aunque, en el fondo, todo va de, precisamente, llamar la atención al potencial comprador con la imagen joven y agresiva de Lee Aaron. 

Disfrutad del fin de semana, gentuza.









 




Comentarios

  1. Como bien dices, es bastante rockmercial, lo que sumado al sonido propio del año de edición y las colaboraciones de altura en la composición y producción hacen de este disco -creo que no lo había escuchado en la vida- un álbum muy disfrutable. No lo pondría yo entre mis preferidos a partir de hoy, pero la verdad es que entre el de Helloween y este, ha quedado un viernes -alabado sea el Señor- como hacía tiempo que no veía jajajaja. ¡Feliz finde!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un fin de semana bien heavy ya nos iba haciendo falta a los viejos del lugar. El disco está muy bien, escuchable, sin nada que le haga imprescindible o una joyita oculta, disfrutable, como dices, para pincharlo de vez en cuando. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Pues no conocía a esta señora. Está claro que influenció a otra canadiense como Alannah Myles, pues me recuerda mucho sus inflexiones vocales. Champion no me gusta nada pero el resto son hardigeribles. Buen descubrimiento.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy correcta tu apreciación. Aaron, en la biografía de su web, comenta que se siente "maestra" de otras cantantes canadienses, como Myles. Entiendo que hay siempre una cadena temporal donde se va observando similitudes en quien emerge más tarde. De todos modos, Lee fue muy popular en su país y es probable que esos dejes y esa forma de enfocar algunas canciones dejaran huella (sobre todo en discos posteriores a este, más comerciales, con toques AOR). Te animo a escuchar Body rock. Abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Joe Satriani - Flying in a Blue Dream (1989)

Joe Satriani - Big Bad Moon - Live Expo 92 (Sevilla) ¿ Vaya presentación la del Tio Joe eh?, mira que plantarse en Sevilla, en medio de la Expo92 y vomitar el Big Bad Moon acompañado del gran Brian May, no había visto nada igual hasta la fecha y creo que a día de hoy, tampoco.  ¿Quién se esperaba ese Slide con la propia armonica? Bueno, que me dejo llevar por la emoción, Joe Satriani forma parte de la banda sonora de mi infancia.  Sin ningún tipo de duda, soy quien soy, musicalmente hablando, por mi primo, el cual me encamino hacia que escuchar y que instrumento tocar, a través de cintas como esta descubrí al profesor y a muchos mas.  En esta cinta destacan Joe Satriani, un tal Jason Becker, Steve Vai o el mismísimo Paul Gilbert con Racer-X, anda que no le di vueltas a esa cinta, aun la conservo.  Una cosa que llama mucho la atención de esta clase de músicos, es que las canciones, la gran mayoría de veces carecen de letras y eso no suele gustarle a todo el mundo. Hablar de un disco de

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)

Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero

Surgin' – When midnight comes (Music For Nations, 1985)

  Hoy traigo el único álbum (oficial) de la efímera banda neoyorquina Surgin , una joya escondida en el resto de saldo que fue el rock melódico de los ochenta, con un protagonista especial: Jack Ponti. Igual no tienes ni idea de quién es este personaje. Fíjate en la foto de abajo, es el de la izquierda, tocando con su colega de instituto John Bongiovi en un concierto del grupo que montaron juntos, Rest. Su poco éxito en aquellos primeros ochenta disolvió la historia, pero no así la amistad que ambos se profesaron. Aunque habría que revisar esas “amistades” de Mr. Bongiovi: para el puesto de guitarrista de su banda eligió a un desconocido Richie Sambora antes que a sus colegas Ponti o Snake Sabo. Por algo sería, claro. Jack formó su propia banda, que acabó llamándose Surgin, y consiguió editar este disco que hoy comparto por aquí, When midnight comes , en 1985. Compuso, produjo y tocó en él con la esperanza de alcanzar el estrellato roquero, objetivo que, obviamente, no logró. ¿Por

KISS-ASYLUM (1985-Mercury)

  A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue.  Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono.  Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda

Cream - Wheels of Fire (Polygram Records, 1968)

Me he llevado una pequeña sorpresa al bucear en el blog buscando este disco, por aquello de no repetir entrada, y comprobar que aun nadie ha reseñado el tercer largo de los ingleses. Imagino que mi predilección por Clapton hace que la mayoría de los clásicos del guitarrista se me antojen imprescindibles, de ahí la sorpresa. Pero bueno, aprovecho yo para dejar aquí mis impresiones sobre este Wheels of fire , además de unas fotos de la edición en vinilo, que me parece espectacular.  Antes de entrar en materia, me gustaría aclarar algo: pese a que conocí a Cream por Clapton, la realidad es que los dos gallos del gallinero eran sin duda Jack Bruce (bajo y voz) y Ginger Baker (batería), hasta el punto que en este disco el guitarrista no aparece acreditado como compositor. Sin duda su mano y su característica voz fueron imprescindibles para el sonido de la banda, pero las fuertes personalidades de los dos personajes mantenían el equilibrio y hacían que Clapton, que podría estar soleando dura