Ir al contenido principal

John Cougar Mellencamp - The lonesome jubilee (Mercury, 1987)

 


Este álbum podría, perfectamente, considerarse un disco conceptual. No porque aporte una historia con introducción-nudo-desenlace o porque se guíe por un nexo melódico común o porque trate de un personaje que viaja de escenario en escenario. Más bien porque las diez canciones de este The lonesome jubilee tratan fundamentalmente de la crisis de la mediana edad y de la decepción de una vida de clase media en cualquier lugar de un país llamado Estados Unidos. En realidad, muchas de sus quejas, dudas, vivencias pueden trasladarse a hoy en día a casi cualquier país occidental. Incluso a alguno de nosotros (si aún se os puede considerar clase media o mediana edad, claro). De hecho, tenía previsto editar un álbum doble, pero descartó varias canciones que no cuadraban con esta temática.

Cuando en septiembre de 1986 John se metió en los estudios Belmont Mall de Indiana, tenía 35 años, dos esposas, tres hijos y ocho discos a sus espaldas; los tres últimos le habían convertido en uno de los artistas más importantes de la época, con singles de éxito como Jack&Diane, Pink houses, Small town o ROCK in the USA. Había cambiado dos veces de nombre artístico (Johnny Cougar, John Cougar y, ahora, John Cougar Mellencamp) y estaba a punto de volver a hacerlo. Y de volver a divorciarse. Un año antes había formado parte del Farm Aid, una asocicación de músicos/artistas que comenzó a recaudar fondos para los granjeros y sus familias, con la intención de permitir mantener su nivel de vida y que no desaparecieran sus granjas; en aquel primer concierto de 1985 actuaron, entre otros, Bob Dylan, Tom Petty, Neil Young o B.B. King. Esta era la vida, más o menos, del artista. 

Durante seis meses, con diversas idas y venidas, compuso y grabó uno de sus mejores y más complejos discos, de letras duras y dolorosas, melodías sencillas con arreglos arriesgados, coros femeninos y el uso cada vez más importante del acordeón, la armónica o el violín. A su lado seguían músicos fundamentales en su ascenso al éxito: Kenny Aronoff a la percusión, con su pegada como un sello definitorio de cada canción; Larry Crane y Mike Wanchic a todo lo que tenga cuerdas (guitarras, bajo, pedal steel, dobro); el bajista Toby Myers; John Cascella a los teclados, el acordeón o el saxo, entre otros instrumentos. Otra pieza fundamental de su sonido vuelve a subirse al barco, el ingeniero y productor Don Gehman, maestro de ceremonias, también, de esos discos superventas. Junto a ellos, Lisa Germano con el violín y Pat Peterson y Cristal Taliefero a los coros. Un gran equipo para un gran disco.


El rollo fiestero de Paper in fire nos anuncia en qué va a consistir el disco: melodía pegadiza, la batería en primer plano, guitarras sutiles, a veces algo complejas, buenos arreglos y el protagonismo del violín y, en ocasiones, el acordeón, todo en un contexto roquero con canciones que enganchan. La canción habla de los deseos no cumplidos, aquellos por los que luchas "she chased got too close to her expectations" pero que se escapan "like paper in fire". Down and out in paradise quizá sea en la que John canta mejor y, quizá, el mejor corte. Guitarras acústicas y eléctricas, el acordeón y el violín jugando con el ritmo de bajo y batería, pegadizo, en una carta dirigida al mismísimo presidente desde la perspectiva de un desempleado "my kids are hungry/I've got four mouths to feed", una bailarina que se hace mayor y acaba en la calle  "now I've no place to live/and I'm out on the streets" y un chaval "my daddy's always drunk/my mom's a babysitter" que se preguntan dónde está el sueño americano "looks like the milk and honey/done run out on me". Otra de mis favoritas, Chek it out, donde la voz femenina repite el título de la canción mientras Mellencamp relata a las generaciones futuras "I hope they have better understanding" porque yo me he encargado de mi familia, de mi trabajo, de las facturas y tengo dudas de lo que es la felicidad "gettin' too drunk on saturdays/playin' football with the kids on sundays". ¿Esto es la felicidad?  Empalmamos con un canto a la rebelión de la rutina, a abandonar lo que te hace, precisamente, infeliz y disfrutar de The real life. Bárbaro estribillo, por cierto. Recuerda: "we deal with our woun destinies/but something happens when you reach a certain age/particulary to those ones that are young at heart". El mensaje del álbum, en cierto modo: el espíritu joven que despereza de buena mañana y se da cuenta de que no está donde quiere, o donde esperaba estar, y que se niega a llevar una vida de adulto para siempre. Para finalizar la cara A, Cherry bomb habla de los viejos tiempos, de los recuerdos de juventud: la vida en el pueblo o la granja, cuando hacías el idiota todo el verano "we were goin' nuts, girl, out in the sticks", incluso aquella pelea que acabó con los años en amistad, todo para concluir "i'm surprised that we're still livin'/if we've done any wrong/I hope that we're forgiven". Protagonismo del acordeón y un ritmazo de toda la banda, pero en especial las guitarras, un excelente adorno de violín en el estribillo y una pegadiza melodía. Single de éxito.


We are the people suena a solidaridad, a "aquí estamos" si eres de los nuestros, si eres de los que sufren en la vida: "if you are scared and alone/you know our thoughts are with you" porque "we are the people/and we live forever". Las guitarras eléctricas dan un toque roquero y duro al corte y el banjo le da este toque raíces yanquis, con una parte instrumental central donde el violín y las guitarras suenan muy Kansas, y otra para el fantástico final. Empty hands comienza con un rollo sureño, casi country, con el violín, el dobro y el acordeón en primer plano. Luego se suman las guitarras y un piano y la canción va creciendo por detrás de la letra, una de las más sentidas y duras de todas: la pérdida de los sueños, un clásico, cuando uno se da cuenta de que ha luchado para nada, que la vida le ha traicionado. "Grew up with great expectations" porque "They say people get what they deserve" pero uno acaba con un trabajo de mierda y una pareja que se distancia "without hope, without love, you've got nothig but pain" y las manos vacías. Lo que enlaza con el mensaje de Hard times for an honest man, de melodía más alegre, donde se atisba algo de esperanza, porque aunque "it's hard times for an honest man/very very very hard times" siempre hay momentos de felicidad "just to laugh and say hello and say good-bye". Cambiamos un poco en Hotdogs and hamburgers con una historia de desamor y reflexión: Mr. Mellencamp se encuentra con una chica india (americana) y trata de camelársela, pero ella se ríe de él "your're tryin' to get something for nothing/like the pilgrims in the older days". Vaya, quieres darme nada a cambio de lo que yo valgo. Reflexiona sobre ello también cuando la lleva, orejas gachas, a casa, pues papá le hace ver que "I was the white man, the one who sold him something that he already owned" y acaba pidiendo perdón "I said, Lord, forgive us for we know not what to do". Cierra otra historia de amor, esta vez culminado, Rooty toot toot, que viene a significar (libremente) que somos algo ruidosos: "rooty toot toot/we had it made in the shade/like a ball through the hoop/spinnin' and tumblin' inside this hoola hoop". John se ha cogido el día pra irse al campo con una amiga y acaban llegando las fuerzas de orden público "you are on private property". 

Y este es el viaje literario, emocional y musical que nos propone John Cougar Mellencamp con su equipo de músicos amigos. Algo de tristeza y dolor, poca esperanza, en verdad. Un artista, por cierto, que aún no teníamos en el blog.

La edición vinílica, en carpeta doble, con funda interior, todo un lujo, es edición original. La portada muestra una foto de nuestro cantante con un señor desconocido en un bar cualquiera, en blanco y negro para darle ese halo de nostalgia y olor añejo. En la contraportada una máquina de singles, por entonces en proceso de extinción.  En la funda dos fotografías más relacionadas con las anteriores: Cougar hablando con el susodicho desconocido y poniendo un single en la maquinola. En el interior las letras y los créditos con fotografías de los músicos.

Disfrutad del fin de semana.






















Comentarios

  1. La hostiaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar
  2. Pues exceptuando Paper in fire, que es de esas canciones que uno tararea de memoria sin saber muy bien por qué, el resto ni me han sonado ni me han provocado el más mínimo interés, salvo Empty hands que me ha atrapado. Aún así, el disco es muy escuchable. Pese a todo, constato con cierta tristeza no exenta de preocupación que a este blog le falta fuerza últimamente jajajajajajajajaja... es broma, es broma. Un abrazo y feliz finde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, si por lo menos lo has tolerado y algunas canciones te han gustado, bien invertido el tiempo. Y estoy contigo. Los colaboradores más contundentes del blog aparecen poco y los que quedamos le damos a otros sonidos. Veré de ponerle remedio en próximas entregas. Un abrazo.

      Eliminar
  3. Con este disco me ocurre, como con otros de este autor, que hay canciones que me pegan y otras que no me enganchan, un amigo mío llama a los artistas de esta generación los poetas de la telecaster, siempre me ha gustado mucho el apelativo.
    De todas maneras buen disco y elaborada reseña sobre el mismo.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por la parte que me toca. Apunto y copio eso de poetas de la telecaster. Saludazo.

      Eliminar
  4. Necesitábamos a este tipo por este sitio, sin duda. Igual no es mi disco favorito suyo, pero sus letras hablando de temas mundanos de canciones como The Real Life o Cherry Bomb me conquistan sin remedio. Seguramente esté poco valorado este tipo. En fin, gracias por la entrada. Abrazoss!

    ResponderEliminar
  5. Mira, si no sabes apreciar la magia que contiene este disco, entonces es que estás muerto. Así de claro.
    Lo has dicho y contado de una manera imposible de mejorar. Ay! si Dylan o Bruce hubieran grabado algo así...

    Gracias

    ResponderEliminar
  6. Entrada muy currada. Yo soy de los que se limitan a lo más conocido de este señor, aunque no me desagrada nada. Lo conocí más tarde con su Pop Singer. El disco es muy escuchable, ese típico rock americano que encaja con muchos momentos de la vida. Me mola la primera canción y Cherry bomb. Un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Ozzy Osbourne - Blizzard of Ozz (Jet records, 1980)

Hoy traigo al blog uno de los discos más importantes de la historia del hard’n’heavy de todos los tiempos, el inicio de la carrera en solitario de un mito, el gran John Michael Osbourne , conocido mundialmente como Ozzy . Y aunque las circunstancias que rodearon al artista en ese momento vital son harto conocidas y se puede encontrar por la red información en abundancia, (creo que) no está de más que haga un pequeño resumen muy condensado en esta entrada.    Estamos en 1970, Black Sabbath han editado su primer disco y el infame manager Don Arden se ofrece para llevar la carrera del grupo. Ozzy Osbourne , el cantante de la banda, tiene 22 años y en las oficinas de Arden conoce a la hija de este, Sharon , de 18. Ellos aún no lo saben pero en unos años la joven se convertirá en una figura imprescindible para el alocado vocalista.    El tiempo pasa y los Sabbath con...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Sumerlands – Dreamkiller (2022)

El segundo disco de Sumerlands, Dreamkiller , es una reafirmación de principios: heavy metal melódico, con raíces en los años ochenta, pero producido y ejecutado con herramientas actuales. No es un ejercicio de nostalgia, sino una relectura sobria y bien enfocada de una fórmula clásica. Con una duración de apenas 31 minutos, el álbum va al grano, con composiciones cañeras, un sonido equilibrado y una ejecución limpia. La banda ha establecido una firma sonora reconocible en los últimos años y aquí continúa con ese enfoque: guitarras con presencia, sin adornos y sin eclipsar al resto de los elementos. El cambio más notable respecto al debut de 2016 es la incorporación de Brendan Radigan como vocalista. Su desempeño es sólido y contiene un timbre adecuado para este estilo. Radigan no intenta deslumbrar, sino integrarse al conjunto, y lo logra con solvencia. Su fraseo es preciso, su dinámica vocal clara, y sabe cuándo sostener una línea y cuándo dejar que la instrumentación respire. ...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.