Últimamente ando algo escaso de decisión. He buscado y hay un palabro que se usa en psicología para definir cuando te cuesta tomar decisiones: aboulomanía. Pero creo que es exagerado, porque habla de trastorno mental incapacitante. Me convence más el término decidofobia que, además, no te obliga a sacar el diccionario para intuir lo que puede significar. Bien, pues ante este estado, he dejado que sean las efemérides de este mes las que decidan por mí. Este enero presenta tres que se adaptan a vinilos de mi colección por lo que ya tengo las próximas semanas cubiertas…siempre y cuando venza, como esta semana, a mi amiga abulia.
El próximo domingo, día en la que la mayoría de vinileros leerán esta entrada, se cumplen 38 años de la publicación de este EP: fue un 10 de enero de 1983 cuando vio la luz. Resulta complicado hablar de este grupo sin caer en tópicos y repeticiones. Sin usar datos y referencias mil veces leídas y escuchadas. Por tanto, no seáis demasiado críticos conmigo.
A los de Knopfler y compañía se les escuchó por primera vez en mi casa cuando uno de mis hermanos se compró el single del “Lady writer”. Más tarde, el mismo pariente se hizo con el Brothers in Arms. De esta época viene mi primer encontronazo con ellos: sus videoclips me los tragué en muchas ocasiones, sobre todo el “Money for nothing”. Ya en el instituto, fue el primer grupo que reverenciamos todos los colegas al mismo tiempo (muy poco heavy que éramos por cierto, a lo sumo, mi pequeña vena rockera desentonaba un poco). Ya sabéis los viejunos cómo funcionaba aquello: intercambio de LP’s y grabaciones de cintas a tutiplen. Probablemente el Alchemy en formato CD cayó estando en COU. Con el tiempo me hice con el resto de sus trabajos, todos en CD. Ah, se me olvidaba, Dire Straits en el Calderón fue mi primer concierto multitudinario. Allí nos fuimos los tres amigos más fans del Mark Napias, César, Mario y un servidor. Las pocas veces que nos juntamos y los vapores etílicos sueltan nuestra lengua y desinhiben nuestros recatos, aún le recordamos a Mario el episodio de éxtasis místico que vivió en el sólo del “Sultans of Swing” despojándose de la camiseta para agitarla a modo de banderola y cómo un tipo tuvo que cogerle del brazo y le amonestó, amablemente, por golpearle con ella ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no. Tan emocionados salimos de allí que nos hicimos con entradas para volver a verlos al final del verano en Las Ventas con otro acólito más en el grupeto. No lo sabíamos en ese momento, pero fuimos testigos del antepenúltimo directo de los Dire Straits: casi histórico.
Venga, retomo sobre el vinilo que os traigo. Antes os he mentido bellacamente al decir que me hice con todos los trabajos de estudio de los Dire en formato CD. Este ExtendedancEPlay sólo se publicó em vinilo. Y doble mentira, pues no me lo compré yo, sino que me lo regaló un antiguo cliente del bar de mi padre. En realidad, la mentira es triple pues también tengo el, otrora, último LP, On every Street, en formato plástico además del compact disc.
Para emplazar correctamente en su discografía este EP diremos que se publicó después del Love over gold del 82 y antes del directo Alchemy del 84. Por supuesto, antes del pelotazo del Brothers in arms del 85. Y la verdad, es que tiene su sentido que se publicaran estas canciones en formato maxi en vez estar recogidas en cualquiera de esos LPs porque no encajan exactamente con la filosofía musical que desarrollaban los Dire Straits en sus trabajos de estudio. Sobre todo “Twisting by the pool” que es un tema muy alegre, muy bailable. Quizás “Solid Rocks”, del Making Movies o el “Walk of life” del Brothers in arms pueden ser similares. Pero no del todo.
Estoy intentando pasar de soslayo la discusión de que los Dire Straits son un grupo sobrevalorado y resulta que son artistas de música de ascensor en vez de uno de los grupos británicos más importantes de finales del siglo XX. Mi opinión, no, mejor mi sentimiento, ha quedado claro con lo que os he contado, pero acepto todo tipo de objeciones.
Parece que este “Twisting by the pool” estaba compuesta desde el año 80 pero aparcada a un lado, precisamente, por no encajar con lo que el grupo estaba haciendo. Y tras el pesado (no en plan heavy sino en plan arduo) Love over gold, Mark decidió que se les estaba dando demasiada trascendencia, cuando en realidad sólo eran una banda de rock and roll y decidió rescatar el tema y publicarlo en la cara A de un EP. Así también aligeraba un poco la imagen sesuda de la banda. Haciendo honor a su nombre, es un tema con ritmo de twist, rock y rockabilly. Es una canción hecha para bailar y que es un punto y aparta estilístico en su discografía. La letra va del típico chico a la moda que se pavonea en la piscina en sus vacaciones en la costa (quizás en Blackpool o quizás en España). En fin, parece una velada crítica a lo que aquí llamamos pijos.
En la cara B del maxi tenemos dos canciones más. La primera, “Two Young lovers” también está en la misma honda, siendo un tema alegre, con un toque de boogie bailable que recogieron para la posteridad en su directo Alchemy. Mención especial al saxo que es el claro protagonista de la composición.
El tercer tema es “If I had you”, una balada de sonido cincuentero, que podría estar perfectamente en el disco que Knopfler hizo con los Notting Hillbillies.
En la versión americana aparece un cuarto tema, “Badges, Posters, Stickers & T-Shirts”, también un boogie que parece sacada de una jam session. Sin embargo, yo tengo la edición española.
En cuanto a los músicos de este trabajo, de los originales Dire Straits ya sólo quedaban por entonces el propio Mark Knopfler y el bajista John Illsley. Hall Lindes a la guitarra rítmica y Alan Clark al piano seguían tras unirse a la banda en el Making Movies cuando salió David Knopfler. También tenemos a Terry Williams a la batería y la colaboración especial de Mel Collins en el saxo de “Two Young lovers”.
Y esto es todo por hoy.
Bueno, pues ya ha llegado el abúlico con su vinilo de tres temas jajajaja. Se te perdona porque, aunque en ocasiones me resulte cansino, Knopfler es un músico como la copa de un pino que ha tenido sus momentos. De este sólo me suena -y de qué manera, temazo- el alegre y desenfadado Twisting by the pool. No sabía que lo habían tenido aparcado un tiempo. En fin, un abrazo, ¡peazo rockero!
ResponderEliminarKnopfler no admite críticas. Yo sí, jajaja. El Two Young lovers tendría que sonarte del Alchemy, que seguro has escuchado. Pero claro, si te aburre, es normal que lo hayas olvidado.
EliminarMe encanta Knopfler, y me encantan los Dire Straits. Y la edición de este maxi, y tengo envidia cochina por esas entradas de concierto. “Twisting By The Pool” es un temazo, de los de bailar, desenfadado y divertido, cosas que ahora mismo necesitamos, aunque sea en casa. Ah, y puedes contar con mi hacha si alguien osa decir que los Dire Straits son un grupo “de ascensor”. Ahí lo dejo...
ResponderEliminarYo creo que fueron mi primer grupo serio de cabecera. Y los primeros que vi en macro concierto. Luego fueron los U2 con Ramones como teloneros. No preguntes por los grupos no serios que me gustaban (y lo siguen haciendo, por cierto, jaja)
EliminarSiempre me sorprendéis (y me da algo de envidia) las personas que habéis guardado las entradas de los conciertos. Ni una tengo. Respecto a tu propuesta vinilera: muy buena adquisición. Knopfler pecó de pesado musical con Love over gold, pero quizá es su mejor disco. A mí me encanta Making movies y Communiqué (lo traje por aquí) y me gusta menos el famoso Brother in arms. Creo que la fama que tienen está basada en unos singles en concreto y, quizá, se sobredimensiona su valor. Aunque no seré yo quien se enfrente a las hachas y los arcos de los orcos de Knopfler precisamente. Antes blando mi arma en su favor. Qué menos. El directo Alchemy me parece una gozada de principio a fin. Esos son los Dire Straits que adoro. No los que se hicieron multiplatino en la MTV. En fin, que buen gusto, buenos conciertos y, desde luego, guapa entrada. Un abrazo.
ResponderEliminarLas entradas de mis primeros conciertos estuvieron mucho tiempo pegadas en las paredes de mis sucesivos cuartos. Y me jode que en los conciertos de hoy en día no te den entrada. Por eso me mola tanto el detalle de Ramoncin de repartirlas en la puerta del recinto donde toca.
EliminarGran entrada Dani. A mi no me cuesta ni un segundo tomar una decisión ni veinte a la vez, así me va que me meto en unos fregados guapos, por no pensar las cosas... busca tú el término psicológico o psiquiátrico de eso ;D. Poco que comentar de lo ya escrito por ti o en los comentarios. Por mi parte, aunque tengo varios de sus discos y tienen temas cojonudos, los DS no son santo de mi devoción, como dice la canción, y sí, algunas entradas de concierto tengo y, por desgracia, otras vaya usted a saber donde paran. En todo caso, lo dicho al principio, muy buena entrada, como todas las tuyas. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarPues envidio tu valentia y capacidad de decisión, jeje. Tú escoras mucho más al jebi, es normal que haya otros grupos más atrayentes que los Dire, a pesar de que sean buenos y te guste escucharlos. Un abrazo
EliminarRecuerdo muy bien esos dos conciertos, fue la primera vez que disfrute de uno con amigos, anteriormente mi única experiencia había sido a propósito de la gira del Free as Bird de Supertramp, en una época de horas bajas de la banda.
ResponderEliminarSiempre me ha llamado la atención la diferencia entre la música que hacía Knopfler con los Dire y lo que hacía en solitario. Como no entiendo, lo mismo no hay tal dualidad, y también es cierto que la posterior etapa en solitario de él justificaría esa diferencia entre el tipo de música, pero siempre me ha sorprendido que no continuara en exceso con un estilo más a los temas clásicos de los Dire, de los que también corría el comentario cruel que decía que podías irte al baño en un concierto de ellos y volver sin perderte del todo la misma canción. A mí es una banda que siempre me gustó y de vez en cuando escucho temas sueltos y me siguen emocionando.
Hombre, si dices que no te siguen emocionando, Mario y yo te echamos del recuerdo en el que estás (todavía) incluido. En el fondo, la carrera en solitario de Knopfler es más intimista, pero no creas que se desvia demasiado de la filosofía Dire. Pero si escuchas los dos últimos discos, te sorprendería agradablemente.
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