Bueno, viendo que si no estoy yo por aquí el heavy metal campa a sus anchas, me he visto obligado a volver a casa por navidad para escribir de un disco que, soy consciente, a muchos de los bichos humanos que leéis este blog os provocará bastante urticaria, como mínimo y por decirlo suave. A mí, qué queréis que os diga, me encanta hasta el punto de considerarlo uno de los discos de mi vida. Abro paraguas, pero el cariño que le tengo a este LP está por encima de todo.
Las canciones de la felicidad
Vamos al grano, he acudido a este disco porque necesitaba ayuda para digerir la comida de Navidad y, sobre todo, digerir a mis primos y tíos. La necesidad de escribir del disco ha llegado después, de la mano de la dosis exacta de premeditación y alevosía. Ha empezado a sonar El Universo Sobre Mí y yo qué sé, ya lo cantaba Rosendo: es solo una canción, y me siento mejor. Me sigue flipando cómo es posible que, dejando a un lado que nuestro día haya sido una auténtica mierda o uno para no olvidar, las canciones siempre lo mejoran. Eso mismo me ha sucedido a mí, que ahora tengo una sonrisa de oreja a oreja mientras voy degustando este disco.
Las fotos que demuestran por qué merezco un Pulitzer
La verdad es que no me acuerdo de cuándo fue la primera vez que escuché estas canciones, solamente puedo decir que llevan conmigo prácticamente desde que salió el disco, hace quince años ya. Para ti, que solo tienes quince años cumplidos, como cantaban Paraíso. Creo que cualquiera de los que escribimos por aquí, o lo intentamos, tenemos discos que nos han acompañado desde que tenemos uso de razón, y sabemos lo que significan. Para mí escuchar Días de Verano o Revolución supone una sensación bastante parecida a la felicidad, mientras que cuando la aguja comenzó a surcar Marta, Sebas, Guille y los demás el viaje en el tiempo dejó de ser una utopía durante casi cuatro minutos. No importa cuántas veces haya escuchado esas canciones, su efecto continúa siendo el mismo.
La contraportada, preciosa
Ahora llega el momento donde defiendo a Amaral a capa y espada, no solo por las catorce maravillas de este disco, así que si mi defensa no os gusta podemos quedar y pegarnos, yo qué sé ya. Los defiendo no solo por la gozosa voz de Eva, una de mis favoritas de siempre del panorama nacional. No solo porque Juan Aguirre me parezca un musicazo injustamente infravalorado porque ya se sabe, toca en un grupo pop. En fin, básicamente he venido aquí a cagarme en los estereotipos que automáticamente crucifican cualquier cosa que sea comercial, como si nada de lo que suena en las radios pudiese merecer la pena. A la mierda con todos ellos.
Bueno, un placerazo volver a escribir por este sitio de nuevo, ya sé que echabais de menos mis grupos de los que solo hablo yo, soy consciente de que no podéis vivir sin ellos, así que ya os traigo vuestra dosis para que no sufráis demasiado. Felices fiestas, amantes del vinilo. Menos mal que existe la música.
Qué bien, más variedad estilística. Amaral... bueno, pues nada, tendremos que seguir la tradición y escucharlos. Todo sea por la música. Y tienes razón, parece que los que nos gusta el rock y más si es del duro, a los músicos de pop no los tenemos demasiado en cuenta. Hay que perder prejuicios. Saludos y a seguir escribiendo por aquí.
Cuantos menos prejuicios tengamos mejor, está claro, porque así se disfruta mucho más de los discos. Pagaría por ver qué cara has puesto mientras escuchabas el disco jajaja. Mientras tenga tiempo, que ahora con las vacaciones tengo un poco, os daré la brasa con mis discos malditos por aquí. Abrazos y felices fiestas!
Hombre, cuánto tiempo sin leerte, Alberto, qué alegría. Aquí una fan incondicional de estos maños, no te imaginas las barbaridades que he hecho por ir a sus conciertos y lo que disfruto de ellos. Y me has tocado la fibra, este disco es muy especial para mí, ese “quiero vivir, quiero sentir el universo sobre mí” me ha acompañado desde que un día de abril de 2005 me quedé atónita escuchándolo en la radio y pensando por qué había alguien que había escrito una canción expresando el caos que en ese momento estaba en mi cabeza. Es un disco tremendo, esa colaboración con Morente, y tantos aciertos más. Gran entrada y preciosa edición, yo lo tengo en CD. Felices fiestas.
Me encantan a mí también. Hay muchas letras en este disco con las que yo me identifico muchísimo, esa que comentas es una de ellas. Se me había olvidado comentar lo de Enrique Morente en No Soy Como Tú, menudo broche de oro para un disco contar con alguien como él. Felices fiestas y un abrazo!!
Igual hago una confesión que te sorprende. Yo "descubrí" a Amaral en un concierto en no sé qué sala de Madrid, a principios de siglo, por culpa de un pesado que estaba flipado con ellos y no tenía quien le acompañara. Y yo, que me apuntaba a cualquier cosa y no tenía plan, fui para allá. No recuerdo bien, habría cien o doscientas personas en la sala (y estaba petada). Y me encantaron. Acababan de publicar "Una pequeña parte del mundo" y mi canción de aquel disco fue "Cómo hablar". Del concierto me gustó la voz de Eva; pillé el cedé y les seguí unos años más. "Estrella de mar" fue todo un pelotazo bien merecido, con los mejores singles de su carrera, y que se hicieran tan populares con este que hoy traes me pareció una gran noticia. Entiendo esa querencia por canciones que cuentan cómo nos sentimos o lo que nos ha pasado, especialmente cuando uno es "más joven" o cuando pasa una mala racha. Mi canción de este disco es "Días de verano". No tengo ninguno de Amaral en vinilo; quizá me anime. La edición se ve muy apetecible. Gracias por traer por aquí música "del infierno pop". No todos íbamos a tener buen gusto, ja, ja. Tarda menos en escribir, por favor.
Más que sorprenderme, teniendo en cuenta que estás hecho un buen catacaldos, debo decir que me da envidia. Ojalá haberles visto en aquel momento en directo. Cómo hablar me parece una maravilla, y muy de acuerdo justo con eso que comentas: esas canciones que reflejan tan bien lo que pensamos o sentimos... ains. Anímate, que están muy bien de precio y valen la pena. Intentaré tardar menos en volver a escribir por aquí, lo prometo
No es uno de mis grupos. Aunque de sus dos discos más conocidos, sí he escuchado bastantes canciones porque a mí chica le gustaban. Y aunque no sé cómo no me dejó cuando le dije "en mi coche sólo se escucha mi música", luego yo mismo le he puesto sus canciones porque sabía que le gustaban.
Has enunciado uno de los principios básicos de la humanidad: mi coche, mis canciones. Eso sí, apoyo la idea de poner Amaral en cualquier coche, pero bueno, siempre que tengo que hacer yo una pleilis te arriesgas a que aparezcan cosas que van desde Pereza a Motörhead pasando por Camarón, Cecilia o Mecano. Cada loco con su tema
Hay que escuchar de todo. Al menos dos veces. Para darte envidia como Manu...el primer concierto al que fui con mi chica, fue uno de Amaral, en la Magdalena de Santander, allá por el 2002...es decir, acababan de sacar el Estrella de Mar.
El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua. La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...
Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad. Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...
Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro. Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...
Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...
Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.
Qué bien, más variedad estilística. Amaral... bueno, pues nada, tendremos que seguir la tradición y escucharlos. Todo sea por la música. Y tienes razón, parece que los que nos gusta el rock y más si es del duro, a los músicos de pop no los tenemos demasiado en cuenta. Hay que perder prejuicios. Saludos y a seguir escribiendo por aquí.
ResponderEliminarCuantos menos prejuicios tengamos mejor, está claro, porque así se disfruta mucho más de los discos. Pagaría por ver qué cara has puesto mientras escuchabas el disco jajaja. Mientras tenga tiempo, que ahora con las vacaciones tengo un poco, os daré la brasa con mis discos malditos por aquí. Abrazos y felices fiestas!
EliminarHombre, cuánto tiempo sin leerte, Alberto, qué alegría. Aquí una fan incondicional de estos maños, no te imaginas las barbaridades que he hecho por ir a sus conciertos y lo que disfruto de ellos. Y me has tocado la fibra, este disco es muy especial para mí, ese “quiero vivir, quiero sentir el universo sobre mí” me ha acompañado desde que un día de abril de 2005 me quedé atónita escuchándolo en la radio y pensando por qué había alguien que había escrito una canción expresando el caos que en ese momento estaba en mi cabeza. Es un disco tremendo, esa colaboración con Morente, y tantos aciertos más. Gran entrada y preciosa edición, yo lo tengo en CD. Felices fiestas.
ResponderEliminarMe encantan a mí también. Hay muchas letras en este disco con las que yo me identifico muchísimo, esa que comentas es una de ellas. Se me había olvidado comentar lo de Enrique Morente en No Soy Como Tú, menudo broche de oro para un disco contar con alguien como él. Felices fiestas y un abrazo!!
EliminarIgual hago una confesión que te sorprende. Yo "descubrí" a Amaral en un concierto en no sé qué sala de Madrid, a principios de siglo, por culpa de un pesado que estaba flipado con ellos y no tenía quien le acompañara. Y yo, que me apuntaba a cualquier cosa y no tenía plan, fui para allá. No recuerdo bien, habría cien o doscientas personas en la sala (y estaba petada). Y me encantaron. Acababan de publicar "Una pequeña parte del mundo" y mi canción de aquel disco fue "Cómo hablar". Del concierto me gustó la voz de Eva; pillé el cedé y les seguí unos años más. "Estrella de mar" fue todo un pelotazo bien merecido, con los mejores singles de su carrera, y que se hicieran tan populares con este que hoy traes me pareció una gran noticia. Entiendo esa querencia por canciones que cuentan cómo nos sentimos o lo que nos ha pasado, especialmente cuando uno es "más joven" o cuando pasa una mala racha. Mi canción de este disco es "Días de verano". No tengo ninguno de Amaral en vinilo; quizá me anime. La edición se ve muy apetecible. Gracias por traer por aquí música "del infierno pop". No todos íbamos a tener buen gusto, ja, ja. Tarda menos en escribir, por favor.
ResponderEliminarMás que sorprenderme, teniendo en cuenta que estás hecho un buen catacaldos, debo decir que me da envidia. Ojalá haberles visto en aquel momento en directo. Cómo hablar me parece una maravilla, y muy de acuerdo justo con eso que comentas: esas canciones que reflejan tan bien lo que pensamos o sentimos... ains.
EliminarAnímate, que están muy bien de precio y valen la pena. Intentaré tardar menos en volver a escribir por aquí, lo prometo
No es uno de mis grupos. Aunque de sus dos discos más conocidos, sí he escuchado bastantes canciones porque a mí chica le gustaban. Y aunque no sé cómo no me dejó cuando le dije "en mi coche sólo se escucha mi música", luego yo mismo le he puesto sus canciones porque sabía que le gustaban.
ResponderEliminarHas enunciado uno de los principios básicos de la humanidad: mi coche, mis canciones. Eso sí, apoyo la idea de poner Amaral en cualquier coche, pero bueno, siempre que tengo que hacer yo una pleilis te arriesgas a que aparezcan cosas que van desde Pereza a Motörhead pasando por Camarón, Cecilia o Mecano. Cada loco con su tema
EliminarHay que escuchar de todo. Al menos dos veces. Para darte envidia como Manu...el primer concierto al que fui con mi chica, fue uno de Amaral, en la Magdalena de Santander, allá por el 2002...es decir, acababan de sacar el Estrella de Mar.
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