Creo que este es el primer vinilo que os traigo que no tiene
una historia personal detrás. Normalmente suelen ser discos que tengo en mi
colección desde hace años o que, por la importancia que han tenido para mí, los
he comprado en los últimos tiempos. Sin embargo, este plástico está en mi
estante desde estas vacaciones de verano que lo encontré en una tienda de
Santander al ridículo precio de 1 euro. Y nunca lo había tenido ni en CD, ni en
cassette. Ni siquiera descargado en mp3. Sólo conocía ciertas canciones recogidas
en un recopilatorio que sí tengo en CD. Y de haber leído sobre él que era, si
no el mejor álbum de este artista, el que podía disputar tal categoría al famosísimo Year of the Cat.
Como podéis imaginar, por 1 euro, el vinilo no está en
perfectas condiciones. No está rayado pero suena mucha estática, sobre todo al
principio de las dos caras. Tengo otros discos que también están muy trillados.
No me importa. No venía con funda interior. Y la carátula tampoco está impoluta:
bordes muy rozados y algún que otro desperfecto además del típico olor a humedad del
norte de España. En la portada, aguanta el precio original de 300 pesetas. Y en
la contraportada, la etiqueta de la tienda que lo vendió: “Lera Santander.
Discos, tocadiscos e instrumentos de música”. Ya no existe, aunque sí hay un
comercio de electrodomésticos con el mismo nombre. Quizás tuvo que
reinventarse. No sé si me lee algún santanderino y puede arrojar luz en el
asunto porque mi mujer se acuerda de comprar una minicadena allí pero no de
los discos. Como en el resto de España, la ciudad se fue quedando sin esas tiendas
que te vendían paraísos efímeros a precios accesibles. Desde que es mi ciudad “política”
por mi pareja, pude conocer Drope y Gong. Me dio tiempo a comprar una edición especial de 2CD+DVD de Travelling Wilburys y un vinilo de Eurythmics en Discos Flash. Y la tienda Tipo, la única
que aún pervive de esos tiempos, donde compré este LP. También está Boikot aunque se dediquen más a
la ropa y al skate. Ahora hay otra, Discos Cucos, pero no tiene nada que ver con las
tiendas de antes.
Bueno, me he desviado un poco. Al lío.
El escocés Al Stewart triunfó a lo grande allá por el año
1976 con su disco, y canción que le da título, Year of the Cat. El buen hombre
ya llevaba unos años haciendo discos interesantes, aunque más folkys (en uno de
sus discos colaboraron nada menos que Jimmy Page y Richard Thompson). Pero en
el año 75 se alió con el productor Alan Parsons (de qué me suena ese nombre)
para publicar Modern Times que junto con el Year of The Cat y este Time Passages,
conforman el pódium de sus mejores discos, según la crítica. Si los dos primeros fueron grabados en los míticos
Abbey Road de Londres, este se hizo en Los Angeles. Imagino que la pasta y fama
adquirida por su anterior trabajo hizo que se mudara a la costa oeste americana,
que era el destino dorado en aquellos años, como ahora hacen los diversos
triunfitos y Malumas de turno a Miami.
Me llama poderosamente la atención que, tras un éxito tan
importante, su discográfica no le presionase para hacer algo muy parecido a lo
anterior para ser comercial y vender. Bueno, en realidad va por caminos similares,
es cierto. Pero no se me antoja que hablar de Sir Tomás Moro, del palacio de Versalles
y la toma de la bastilla y de un famoso bergantín
naufragado, el Mary Celeste, sean asuntos muy comerciales, precisamente. La
portada, obra de Hipgnosis (muy activos con artistas de la época destacando todas las portadas míticas de Pink Floyd y alguna de Led Zeppelin) , es una radio
sintonizada en el estante de una ventana de la cocina, pero al mismo
tiempo "sintonizando" la vista del paisaje fuera de la ventana.
Este octavo trabajo de Al Stewart empieza llevándonos por
los túneles del tiempo a ese pasado donde éramos felices: “Time passages”. En
una entrevista comentó que esta canción surgió del interés de su disquera para
que hiciese algo parecido a “Year of the cat” pero que no se dio cuenta de lo
mala que era hasta que un día la escuchó en un ascensor y al rato se dio cuenta
que era él el que cantaba y pensó que había hecho algo horrible y que menos mal que se
había redimido con muchas otras canciones mejores a lo largo de su carrera.
Pero el coautor de la canción y colaborador de Al durante más de 20 años, Peter
White, contestó que nunca hablaron de hacer nada similar, aunque es cierto que
cuando decidieron meter el saxofón de Phil Kenzie (casi terminamos antes si
decimos con quién no ha tocado), sí le dieron un aire a “Year of the cat”. Y que,
si a Al no le gustaba, por qué la ha cantado todos estos años es todos sus conciertos.
Algo de razón debe de tener porque en el perfil de Twitter de Al Stewart se
presenta como el artista de “Year of the Cat, Time passages y On the Border”.
Sea como fuere, una grandísima canción.
“Valentina way” es el segundo corte. En los créditos tenemos
a un joven batería llamado Jeff Porcaro (justo después de esta grabación fundó
Toto) que, en una de sus más de 1000 colaboraciones, le aporta un groove especial
al tema. En el resto del disco las baquetas están en poder de Stuart Elliot (de
Steve Harley & Cockney Rebel). Rodeando al propio Al Stewart y Peter White,
un sinfín de grandes músicos de sesión, entre ellos el pianista Peter Wood,
coautor del “Year of the cat”. De lo mejor del disco con una riqueza
instrumental y una elegancia suprema.
Pasamos a melodramática “Life in the dark water” donde nos
narran las vicisitudes del último marinero (quizás el último hombre en la
tierra) de un submarino nuclear y lo compara con Mary Celeste, un bergantín
mercante americano que apareció navegando sin tripulación frente a las costas
de las Azores 1872. Tiene un cambio de ritmo a medio de la canción que me
gusta. Y el detalle del sonido de los sonares en varias partes de la canción me parece muy adecuado.
Cerramos la cara A con “A man for all seasons” que referencia
la figura del político, pensador, teólogo y más tarde, santo, Tomás Moro, que
fue ejecutado por oponerse al primer divorcio de Enrique VIII y a su iglesia
anglicana, para reflexionar sobre la locura de nuestras vidas. ¿Cómo puede una
canción de letra tan sesuda ser un regalo para los oídos y el entendimiento? A
ver, que yo no controlo inglés, pero viendo la letra y su traducción me quedo
ojiplático.
Damos la vuelta al plástico y escuchamos “Almost Lucy” donde
nos cuenta la historia de una artista, quizás cantante o incluso drag queen, la
dureza de su vida, sobre todo cuando no tiene éxito. Es posible que fuese
alguien que conociese en su mudanza a California, pues menciona el lugar en la
canción. Preciosa melodía para la triste letra.
“Palace of Versailles”, basada en un relato de William Byrd,
“The Earle of Salisbury”, según pone en la contraportada. Y habla de la cruenta
revolución francesa. Según el artista, intentaba comparar la revolución y
ascenso de Napoleón con las protestas estudiantiles del 68. De nuevo texto poco
indicado para tener éxito en las radiofórmulas. Tanto los teclados como el solo
de guitarra son cautivadores.
El tercer corte de la cara B es “Timeless Skies”, un viaje
por la campiña escocesa de su infancia, retrocediendo en el tiempo a esos
primeros recuerdos, esas primeras veces. El tema más sosegado de todos para mi.
Pasamos a “Song on the radio”, que vuelve a mostrar una
estructura más cercana al tema que inaugura el disco. Quizás el saxo de Kenzie
tenga la culpa. Quizás la marca de la casa de la producción de Parsons. Habla
de una mujer que no puede sacarse de su cabeza, como una canción de la radio.
Y el broche final lo pone “End of the day”, una reflexión
sobre el peso de las ataduras familiares. De nuevo una preciosa melodía para un
tema complicado.
En mi opinión, el disco es maravilloso. Lo comparo con el
Year of the cat que he escuchado muchas veces y creo que no lo desmerece: está
al mismo nivel como poco. La cuidada y portentosa producción de un talento como
Alan Parsons, con sus fantásticos arreglos, rezuma por todos los poros del
disco. Al Stewart en el mejor momento de su carrera. No podía salir nada malo.
Pues si este es el que no me iba a gustar y que podía propiciar que te echase (nunca se me ocurriría, quién te crees que soy), bienvenido sea.
ResponderEliminarDe este tipo solo conozco Year of the cat -la canción- pero varios temas de este disco me han parecido, no solo muy escuchables sino muy recomendables (Life in dark water me ha encantado, por ejemplo).
Por cierto:
"obra de Hipgnosis (muy activos con artistas de la época destacando todas las portadas míticas de Pink Floyd y alguna de Led Zeppelin" ...y de UFO o AC/DC entre muchas más.
Te pongo el sello de "King Approved" jejeje
No, dije que está vez iba a ser bueno. En septiembre vendrá lo gordo.
EliminarPues mira, más que las referencias a Page o Porcaro, imaginaba que, con tu faceta de fotografía, te ibas a fijar en lo de Hipnosis. Lo metí porque me sonaba mucho y lo busqué. Y luego me dije que te iba a gustar.
El disco, la verdad, está muy bien. Para mi también ha sido una sorpresa y un acierto total el pillarlo este verano.
Siempre pensé que era el hermano de Rod Stewart, buen post muy completo, Se agradece especialmente todo lo que venga de los 70s
ResponderEliminarsaludos!
Menos Abba, claro
EliminarEscoceses ambos pero poco en común. En este caso concreto, los años 70 son sus mejores. Pero algo digno hizo en los ochenta.
EliminarAbba no son Santos degollado mi devoción. Pero hay momento para todo.
Eliminar¡Fantástica entrada, Dani! ¡Qué buen disco, qué currada te ha quedado! Al es un musicazo. Abrazaco!
ResponderEliminarMuchas gracias. Ya te digo que tenía en Year of the Cat y un Collection. Pero este nunca lo había escuchado completo hasta que lo compré.
EliminarOtro tipo al que no tengo el gusto de haber escuchado atentamente, salvo algún greatest hits ocasional; siempre me pareció "música de ascensor". Pero con lo que has escrito, creo que le debo un buen repaso. A por él voy. Resultas convincente. Por cierto, corroboro tus palabras sobre la decadente cultura occidental: desaparecen las tiendas de discos, una señal de que esto se va al garete. Un abrazo.
ResponderEliminarPues seguro que algo puedes sacar de este tío. Lo de música de ascensor está implícito en el chascarrillo que he contado de la primera canción, jeje. Es algo más que eso pero te tiene que llegar en el momento adecuado.
ResponderEliminarLo de las tiendas es una tristeza. Es lógico que hayan ido cerrando porque no daban para vivir. Jode más que le pase a las clásicas. Bueno, jode siempre.