Ir al contenido principal

Bad Company - Desolation angels (Swan Song, 1979)



Bad Company antepusieron la naturalidad a la técnica, la sencillez al espectáculo, la banda antes que el lucimiento individual, todo para compartir canciones que emocionaran a la primera escucha y, a la vez, soportaran el paso del tiempo. Ese fue el gran secreto de estos cuatro bizarros roqueros desde su debut en 1974 hasta su parón a principios de los ochenta. Desolation angels fue su quinto y penúltimo disco de la primera época, un disco excelente que grabaron con mimo y gusto, pensando cada corte, cada pista, dejando algunas joyas para su catálogo sonoro. Volvió a ponerles en lo más alto de las listas de ventas, sobre todo en Estados Unidos, les permitió organizar una de sus giras más largas y disfrutar del reconocimiento que estaban perdiendo como rockstars. La banda se formaba entonces con Paul Rodgers a la voz, Mick Ralphs a la guitarra y los teclados, Boz Burrell al bajo y Simon Kirke a la batería. Compartieron las labores compositivas, mezclaron ideas, se ayudaron en los arreglos y disfrutaron en los Ridge Farm Studios ingleses de unas semanas de jolgorio y trabajo a finales de 1978. 

La primera bomba abre el disco. Rock'n'roll fantasy mira sin vergüenza ninguna a lo mejor de su catálogo, un single que se metió en el top 20, una canción sobre los sueños y los milagros de los creyentes del rock, de la música en general. Tiene unos sutiles pero efectivos adornos de sintetizador, un ritmo discotequero, machacón, una buena melodía y un gran estribillo: "it's all part of my r'n'r fantasy". Sigue una balada con unas acústicas muy Page, protagonistas absolutas, y una letra melancólica; Crazy circle comienza con la voz y la guitarra en solitario para ir sumando instrumentos, con su crescendo contenido hasta el segundo estribillo, con un piano de apoyo que da ese toque especial al conjunto. Aparece el hard rock en Gone, gone, gone, de estupendo riff; Mick hace que lo sencillo suene especial. Una línea de voz muy cuidada, una letra sobre la pérdida, pero de una manera especial: "I don't know if i am happy, I don't know if I am sad/.../I'd better get the boys round/and do some drinkin' fast". Seguimos en el tren del hard con Evil wind, una batería buenísima que daba pie a Simon a hacer un solo en directo en mitad de la canción, otro riff de Mick con un toque metalero, un buen cambio en el estribillo y a cantar "evil wind, passed me by, troubled waters, pay me no mind, I have heard the thunder". Otra preciosa canción con un recuerdo a sus primeras composiciones y cierto aire beattles para celebrar el amor incondicional, quizá la más sentida  interpretación de Paul, de título Early in the morning demuestra que estos tipos se lo estaban tomando en serio, bien arreglada, se basa en una melodía de piano que Rodgers compuso en la soledad de la playa.



La cara B abre con Lonely for your love, más sonido clásico, con esa guitarra que te engancha y ese bajo boogie tan pegajoso, Rodgers forzando los agudos, recuerda en estructura al mega éxito Can't get enhough, y solo un poco por debajo se queda. Excelente solo de guitarra incluido. Y Mick vuelve a salirse en Oh, Atlanta: ¿necesitas un respiro? "I'm coming back to you in a fine day/no need to worry" porque vuelvo a Atlanta "hear me calling" a disfrutar de la buena vieja vida. Qué bueno escuchar después Take the time, con un feeling southern, sobre todo en el ritmo y en las acústicas, con una sencillo arreglo en el puente y el estribillo para romper la dinámica del tema y un solo slide. La penúltima de Desolation angels tiene el curioso título de Rhythm machine: compuesta por Boz recreando la modernidad disco de la época en base a un ritmo funk, una guitarra y un bajo que marcan un ritmo constante y otra guitarra y un piano que van haciendo figuras al fondo. De claro tono sexual ("I'm a rhythm machine/you know what I mean"), juega con el doble sentido lírico y sonoro, pues imita a las máquinas de ritmo que estaban de moda por entonces pero ejecutado con los instrumentos clásicos del hard rock. Y el cierre majestuosos con la épica balada She brings me love. Cómo canta Rodgers, ese coro soul femenino y la delicadeza de la guitarra de Mick. Nada más que añadir señoría.



El artwork corrió a cargo de Hypgnosis. Una portada sobria pero muy llamativa jugando con los vacíos de la imagen. Foto interior en plan rollo misterioso y funda interior contundente. No trae letras y apenas los créditos básicos. Por cierto, esta edición es la yanqui de la época. 

Un gran disco de hard rock para un fin de semana de sol y recuperación personal y social. Abrazos.















Comentarios

  1. Me lo apunto también. De Bad Co. he escuchados varios pero el recuerdo que tengo es de una escucha agradable que sin embargo no me ha llamado la atención especialmente. Veremos si cambia esa impresión. Un abrazo y feliz finde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los amas o los ignoras. A mí me encanta Rodgers, un cantante excepcional, y estos tipos mezclan hard rock con blues y boogie. Quizá te falte un poco de heavy en el sonido. Este disco me encanta, en fin. La próxima será más heavy. Abrazos.

      Eliminar
  2. Me lo he puesto mientras iba leyendo, y me ha gustado, me lo guardo para escucharlo más y mejor. “Lonely for Your Love” tiene ese toque blues que me gusta tanto, es la que más me ha enganchado, pero como digo, le daré un repaso más completo la semana que vien, y tambiñen al resto de la discografía. ¡Buen fin de semana!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra haberte descubierto música. Si te planteas revisar la discografía de esta gente, escucha los dos primeros (Bad Company y Straight shooter). Si te engancha, a por el resto. Un abrazo.

      Eliminar
  3. Solamente he escuchado los dos primeros, y el Straight Shooter la verdad es que me gusta mucho, más de hecho que el primero. Aunque la verdad, si canta Paul Rodgers es muy difícil que decepcione. Hoy no hago más que escuchar discos de los Kinks, pero me lo apunto porque es una banda esencial. Abrazos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues dale caña a este, que merece la pena. Luego, como siempre, el gusto personal de cada uno. Yo he puesto mi granito de arena acercando el disco al blog para que lo conozcáis. Otro abrazo.

      Eliminar
  4. Reconozco que desconozco la etapa posterior a 1975 de esta gran banda, gracias por recordarme esta escucha necesaria!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Ozzy Osbourne - Blizzard of Ozz (Jet records, 1980)

Hoy traigo al blog uno de los discos más importantes de la historia del hard’n’heavy de todos los tiempos, el inicio de la carrera en solitario de un mito, el gran John Michael Osbourne , conocido mundialmente como Ozzy . Y aunque las circunstancias que rodearon al artista en ese momento vital son harto conocidas y se puede encontrar por la red información en abundancia, (creo que) no está de más que haga un pequeño resumen muy condensado en esta entrada.    Estamos en 1970, Black Sabbath han editado su primer disco y el infame manager Don Arden se ofrece para llevar la carrera del grupo. Ozzy Osbourne , el cantante de la banda, tiene 22 años y en las oficinas de Arden conoce a la hija de este, Sharon , de 18. Ellos aún no lo saben pero en unos años la joven se convertirá en una figura imprescindible para el alocado vocalista.    El tiempo pasa y los Sabbath con...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Sumerlands – Dreamkiller (2022)

El segundo disco de Sumerlands, Dreamkiller , es una reafirmación de principios: heavy metal melódico, con raíces en los años ochenta, pero producido y ejecutado con herramientas actuales. No es un ejercicio de nostalgia, sino una relectura sobria y bien enfocada de una fórmula clásica. Con una duración de apenas 31 minutos, el álbum va al grano, con composiciones cañeras, un sonido equilibrado y una ejecución limpia. La banda ha establecido una firma sonora reconocible en los últimos años y aquí continúa con ese enfoque: guitarras con presencia, sin adornos y sin eclipsar al resto de los elementos. El cambio más notable respecto al debut de 2016 es la incorporación de Brendan Radigan como vocalista. Su desempeño es sólido y contiene un timbre adecuado para este estilo. Radigan no intenta deslumbrar, sino integrarse al conjunto, y lo logra con solvencia. Su fraseo es preciso, su dinámica vocal clara, y sabe cuándo sostener una línea y cuándo dejar que la instrumentación respire. ...