No podía ser de otra manera hoy. Después de dedicar dos días en Twitter a hablar de Gary Moore tenía que venir por aquí el irlandés. Y, además, este disco marcó, para mí, un cambio, casi un susto. De ser una referencia en mis escuchas hard roqueras a aparecer con este rollo blues rock hubo un salto sonoro y anímico para el que no estaba avisado. Y eso que el bueno de Gary se había encargado de soltar en cada entrevista que su rollo era otro y que su pasión por el blues había esperado demasiado tiempo. Avisado: aquí está. Había sido una década sudorosa para el guitarrista con miles de conciertos, grabaciones diversas y cierto éxito a ambos lados del Atlántico, el suficiente, al menos, para convertirse en un bien pagado del rollo guitarrero, lo suficiente para tener un buen contrato. Y Mr. Moore hizo el doble mortal con tirabuzón: se apartó del confortable paseo de escenarios y festivales roqueros y se metió de lleno en el turbio y complejo mundo del blues. Eso sí, apadrinado por dos mosntruos como Albert Collins y Albert King. Al menos se tiró con paracaídas. Siguió, además, el guión de todo buen disco de blues de la época: mezcla canciones propias con versiones de clásicos, si puede ser conocidos. Compuso cinco temas y escogió cuatro para reinventar a su propio estilo. Además, no olvides un par de baladas sentidas, con mucho dolor. Y las clavó. Y la sección de viento, por favor, aquí está. Y una orquesta ya sería la bomba, pues la metemos también. ¿Olvidamos algo? Llamemos a unos amigos. Los nombrados Albert Collins y Albert King ponen sus guitarras al servicio de Gary; también aparece Don Airey con el Hammond y los teclados y ayuda a arreglar las canciones (la orquesta y los vientos); y se juntan unos viejos amigos, el gran Bob Daisley al bajo (Ozzy, Uriah Heep), Brian Downey (Thin Lizzy) a la batería y Andy Pyle al bajo (Savoy Brown, The Kinks, Rod Stewart). ¿Qué puede salir mal?
El disco, para mi gusto, es una joya sonora. Nueve temas interpretados con pasión, entrega y profesionalidad. Se nota que Moore disfrutó de todo esto, que logró su anhelo de sonar como sus ídolos de juventud. En la cara A escuchamos tres bombazos como Moving on, Walking by myself y Texas strut, con excelentes guitarras y una buenísima interpretación vocal. En esta última, por cierto, se juntan Moore, Airey, Daisley y Downey. Oh pretty woman, sin ser una versión demoledora, tiene su encanto con esa guitarra de Albert King y las trompetas. Y qué decir del tema, del baladón definitivo: Still got the blues. En la cara B suenan para abrir otros dos pelotazos con trompetas y saxo: Too tired, con Albert Collins, de Johnny "Guitar" Watson, y King of the blues. Sigue el clásico As the years go passing by, donde Gary está a la altura de la canción y Airey se sale con el Hammond, y cierra Midnight blues, otra sentida balada, profunda, con una guitarra fantástica. La producción del propio músico con Ian Taylor mantiene ese tono rock-blues muy equilibrado en todo momento. Para la versión cedé quedaron tres cortes: compuesta por George Harrison, That kind of woman; de Otis Rush, All your love; de Peter Green, Stop messin' around.
Siempre me gustó esa doble imagen de la portada y la contraportada. Los años pasan, la vida nos enseña, nos acaricia, nos revienta, nos hace felices, nos odia. Y la música está ahí. Cambian los formatos, cambian los estilos, cambian los lugares. Pero la música siempre está ahí. Y en estos días difíciles en los que vivimos poder recurrir a las canciones para respirar, para poder encontrar unos gramos extras de felicidad ayuda mucho. No sé cómo viven las personas que no son capaces de disfrutar, como yo, y como vosotros, creo, de la música en una dimensión tan profunda. Como este tipejo irlandés.
La edición que traigo hoy es la original de época, editada por Virgin y distribuida por CBS. Contiene un insert con fotos y créditos.
Disfrutad de este fin de semana como podáis y con quien podáis, pero siempre con la música que os toca el corazón. O las entrañas.
"Y, además, este disco marcó, para mí, un cambio, casi un susto"
ResponderEliminarPues eso, para mi también fue un susto. Pero yo no me recuperé. Excepto su tema más famoso y que da título al disco, que no soporto por la de veces que llegaron a ponerlo en la radio -algunas emisoras parece que descubrieron a Gary con esa canción-, lo considero escuchable. Pero no me llega, lo siento.
Y sí, después de las encuestas de estos días, parece que tocaba. De hecho, en casa de Ángel he publicado la que dediqué al Victims en su día.
En cuanto a lo de disfrutar con la música, sabes que comparto tus sentimientos. Podría estar un día sin televisión, sin redes sociales, sin comer... ¡incluso sin cerveza!, pero no sin mi ración de música.
Un abrazo.
¿Sin cerveza? Ya no sé si llego al nivel ;) Desde luego, como digo y como demuestro, la música es uno de los placeres vitales con los que trasiego cada día. Un abrazo.
EliminarTambién para mi fue un susto y un gran enfado. Como metalhead me pareció casi una herejía, por suerte me duro poco y me acercó al Blues. Gracias Gary!!!!
ResponderEliminarYo fui de los que conoció el blues a partir de la puerta de Mr. Moore. Así que me uno a tu agradecimiento. Un saludo.
EliminarEntradaza, sí señor. Somos unos cuantos los que no concebimos la vida sin música, totalmente de acuerdo en eso.
ResponderEliminarEn cuanto a Gary Moore, reconozco que soy un completo inculto, por eso no he votado en tus encuestas, básicamente por no tener ni idea. Nunca he escuchado nada suyo, así que me voy a poner con este que intuyo que me molará más que los heavies. Abrazoss!
El sentimiento, independientemente del grupo o el estilo, es común. La música como parte básica de la vida diaria de cada uno. En fin, abrazos.
EliminarAsí es fácil. Con buena polla bien se folla. Discazo de mis discos preferidos. Creo recordar que lo pilló mi hermano en vinilo. Pero no lo sé porque yo lo tengo en CD y quizás esté confundiendo recuerdos. También fue mi entrada al blues. Genial entrada.
ResponderEliminarFue la entrada de muchos, en realidad la mía también, en cierto modo. Al menos, cuando me di cuenta que había más que los tres famosos. Entonces aún era el rey del metal, más o menos.
Eliminar