Toc, toc. ¿Se puede?. Disculpen que moleste, pero hacía mucho que no pasaba por aquí. Tal vez demasiado. Culpa mía solamente. Por supuesto. Supongo por sus caras de sorpresa que muchos de ustedes se estarán preguntando -¿Quién demonios es este tipo que viene a estas horas?. Yo fui uno de esos locos que ayudó a fundar este club de amantes de la música y el vinilo hace ya mucho tiempo. Demasiado. Tanto que me presento de nuevo como si fuese nuevo en el lugar. Con los nervios procedentes. ¿Por qué hoy?. ¿A que viene este regreso ahora?. -Otro aburrido en casa confinado, pensarán algunos-. En lo del aburrimiento en el hogar seguramente no os falte razón, y mira que me mantengo ocupado con más frentes abiertos de los que me permiten las horas del día. Pero no es esa la razón. Llevo mucho tiempo deseando volver a escribir los viernes en este club de agujas deslizantes y altavoces dañados por los decibelios. No puedo prometer que esto no sea un romance de una sola noche. No es mi intención. Pero hace mucho que comprendí que no sirve de nada prometer el cielo si al final donde más a gusto te sientes siempre es en el infierno. Sobre todo en el de los bares. Que tanto añoro. Como a esos amigos con los que compartir codo en la barra mientras la música suena. Que las videollamadas jamás darán tanto calor como un abrazo. Afortunadamente.
Una vez dentro, si me permiten que me coloque en este rincón. Prometo no hacer demasiado ruido. Por mi honor -¡cómo si alguna vez lo hubiese tenido!- que escucharé hasta que me toque hablar. ¿Es mi turno?. Gracias. Espero que me salgan las palabras. No he venido a hablar de mi libro. Principalmente porque nunca he escrito ninguno. Ya me gustaría atesorar el talento para hacerlo. Tampoco he plantado nunca un árbol. Si algunas plantas. Hablaría de ellas en el club de horticultura. Pero me echaron de allí con destemplanzas. Decían que me bebía hasta el agua de las macetas. Como decía, no he escrito ningún libro pero si he plantado algunas hierbas. Aromáticas. No, de esas no. Hijos si tengo. Así que dos de tres cumplidas. No está mal. ¿Cómo?. Ah, si. Que aquí se viene a hablar de discos. Si, perdón. Voy al lío. Recuerdo que era 1990. Un colega de cuyo nombre quisiera acordarme, pero ahora mismo no soy capaz, me grabó una cinta de cassette. Que buena costumbre verdad, esa de decir a alguien con voz de conocimiento profundo: -tú pasame una cinta, que yo te voy a grabar cosas buenas-. Oye, pues este tipo cumplió con su palabra. Por una cara estaba el debut de los Company of Wolves. Canela fina. En la otra unos daneses con pintas de estar de fiesta todo el día. Ni tan guapos como Bon Jovi ni tan macarras como Guns n Roses. Lo suyo era otro rollo. Hard rock de la vieja escuela pasado por el tamiz de los ochenta.
Ese disco que copaba la cara b de aquella TDK de 90' era el "No fuel left for the pilgrims". Le di tantas vueltas a aquella cinta en la pletina que es un milagro que aún siga funcionando. Y lo hace porque la he vuelto a poner hace un rato. Mientras me tomaba un par de cervezas que me ayudasen a vencer la timidez del regreso. Tanto me caló aquel disco de D.A.D. que al año siguiente, en cuanto tuve conocimiento de que volvían a editar disco, corría cada día a mirar el buzón a ver si llegaba el B.I.D. para pedirlo, porque lo de las tiendas de discos en la ciudad, si te salías un poco de lo más trillado era complicado. Andaba una tarde con las manos en los bolsillos y el walkman a toda leche, cuando al pasar por una céntrica calle, decidí entrar en una de las tiendas de discos de la ciudad a quemar la tarde, como tantas veces. Y mira tú por donde, que casi me da un vuelco el corazón. Allí estaba el nuevo disco de D.A.D. Portada con sofá y cara de que cojones hacemos aquí. Título que me puso muy nervioso por su mensaje, "Riskin' it all". ¿Qué riesgo estarán dispuesto a correr D.A.D.". Si yo lo que quiero es mover la cabeza como un poseso y no dejar de gritar en mi habitación mientras el vecindario piensa que soy un loco o un yonki de esos. Que esos pelos largos no llevan a nada bueno.
Pero no. Riesgo comedido por no decir ninguno. Era su cuarto disco y estaban aquí para quedarse y para dejar Disneylandia a oscuras a base de guitarrazos. Ni experimentos ni hostias. Hard rock polvoriento y grasiento. Melodías las justas. Riff sin pasar límites. Nacidos para perder tal vez, pero para permanecer en el corazón de muchos fans de este rock duro que una vez que te atrapa de verdad, ya no te permite escapar. Y tampoco es que pongamos mucho esfuerzo en hacerlo. D.A.D. no tenían un vocalista para colarse en los readers polls. Ni puñetera falta que les hacía. Tenían el que tenían que tener. Sus canciones no eran hits en potencia. De esos ya teníamos bastantes. La MTV llena. Hasta que llegasen aquellos chavales de camisas de franela y caras de depresión permanente y lo mandasen todo al carajo para imponer sus canciones. Que también eran de puta madre, oiga. No seamos más papistas que el Papa. ¿Cómo? . ¿Que si pienso acabar ya?. ¿Que la clientela está pensando en marcharse a otro lugar donde no estén dándole la chapa? . Si. Ya termino. De verdad. Para que contaros bondades de este disco si lo que tenéis que hacer -los que no lo conozcáis, que albergo las esperanza que seáis los menos- es pegarle una escucha de tomo y lomo. Y lo que os sabéis de memoria este disco, rescatarlo del baúl de los vinilos, las cintas, los cds o donde os de la gana, subid el puñetero volumen, abrid una cerveza y pensad en que el rock and roll es la única salvación. ¿Qué si volveré el próximo viernes?. Espero que si. Palabra de borracho.
Sleeping my day away del No left es el único tema -¡y vaya puto temazo!- que recuerdo haber escuchado de estos tipos, además del resto del disco no hace mucho tiempo, con menos impacto en mi memoria. Pero el que hoy presentas -por cierto, feliz regreso a tu casa- de esa forma entretenida que tienes de comentar las cosas no lo tengo en mi haber sonoro. Así que, otro para la lista. Un abrazo.
ResponderEliminarFantástica entrada. Se nota cuando los profesionales de la palabra y de la música entráis por aquí. No conocía a este grupo para nada. Habrá que remediarlo
ResponderEliminarUn gustazo tener a uno de los padres seminales del blog de vuelta a las teclas. Y nada más y nada menos que con los olvidados DAD. Nunca me volvieron loco pero sonaron de vez en cuando, y aún lo hacen. Estupenda historia, de las que he vivido alguna vez. Un abrazo. Ojalá te animes a animar esto de vez en cuando.
ResponderEliminarEn escucha los tengo, no les conocía. Molan, molan mucho... ¡Bienvenido de nuevo, Carlos! Un abrazo!
ResponderEliminarImagina no darle una escucha a estos tipos con el entradón que te has marcado. Nunca había oído hablar de ellos, no te voy a engañar, así que me los apunto para quemar los altavoces con ellos, ya que de momento lo de quemar las tardes en tiendas de discos está complicado. Pásate más veces por aquí, que este sitio es una de las mejores ideas de la humanidad. Abrazos!
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