Todos los que somos fanáticos del metal en general, y de la
rama progresiva en particular, tenemos un colega que nos dice mil una veces lo
poco generosos que han sido las hordes de fans metálicas con la sobresaliente banda de
Connecticut. Normalmente, en mi grupo de amigos metaleros, el pesado en hacer ver esta injusticia, soy yo.
Seguramente, el éxito de bandas como Symphony X, Queensryche o incluso Dream
Theater, sea totalmente merecido, pero que los creadores de esta obra maestra pasen desapercibidos, es uno de los grandes enigmas de la historia del metal progresivo. Queda claro que
somos cuatro gatos los que aún nos volvemos locos con trabajos como “Perfect Symmetry”, “Inside Out”, o el que nos ocupa, el glorioso “Parallels”.
Antes de adentrarnos en este trabajo, hay que señalar que la
banda en sus orígenes, llevaba un estilo mucho más clásico, un Heavy Metal en
cierto modo tradicional, con pinceladas de eso que se llama Power Metal
americano (nada que ver con el germano o europeo). No es hasta la entrada de Ray
Alder a la voz (allá por 1988) con el álbum “No Exit”, cuando Jim Matheos, probablemente el guitarrista más
infravalorado de la historia del Heavy Metal, comienza a dotar a sus
composiciones de un aire más complejo. El grupo empieza a carburar más que
cómodo con discos mucho más complejos y frescos que todo lo ofrecido hasta la
fecha, siendo “Perferct Symmetry” ya
un claro puñetazo en la mesa, rivalizando, siempre en un nivel inferior (no hablando de calidad, por supuesto), con
joyas del género como “Operation:
Mindcrime” de Queensryche o el
magnífico “Trascendence” de Crimson Glory.
Mark Zonder, Jim Matheos, Joe DiBiase, Frank Aresti y Ray Alder. Probablemente la mejor formación de Fates Warning. |
Foto promocional de la época. |
Dos años después de recibir críticas increíbles con su anterior obra, Fates Warning deciden restar complejidad a sus temas, lo que no
supone deshacerse de una elegancia compositiva al alcance de muy pocos, y crear
lo que es para muchos, su obra maestra. “Parallels”
veía la luz el 28 de octubre de 1991. Después de casi 10 años de carrera (la
banda tiene su génesis en 1982, bajo el nombre de Misfit), parece que llegaba la hora de romper y pasar a un primer
plano de la escena. Era habitual ver en la MTV (joder, ¡qué tiempos!) los videoclips
de dos de las joyas del disco, “Point of
view” y “Eye to eye”, dos temazos
con un nivel al que bandas mucho más populares en aquella época, no podían
soñar en acercarse (no diré nombres para no herir sensibilidades). Giras recorriendo
Estados Unidos previamente a la grabación del disco con Sanctuary y posteriormente con Savatage
(ahí es nada), habían catapultado a la banda, y las principales revistas
especializadas se hacían eco del excelente estado de forma de unos músicos, que
tenían ese “algo” diferente y que tan bien lo habían plasmado en “Parallels”.
Ray Alder, (por cierto, actualmente afincado en Madrid, y
con un excelente trabajo en solitario recién editado) se consagraba como uno de
los mejores vocalistas del género, con unos agudos imposibles y con registros
versátiles como pocos son capaces de realizar, Jim Matheos y Frank Aresti eran
dos auténticas máquinas de las seis cuerdas, y la base rítmica, simplemente
espectacular, Mark Zonder a la batera y Joe DiBiase al bajo.
A parte de los dos hits ya comentados, la banda ofrecía una
amalgama de temas dentro en un metal progresivo melódico, y como curiosidad,
nada menos que James LaBrie metía coros en “Life in Still Water”, por aquel entonces estaba a punto de
convertirse en el cantante de Dream
Theater.
Póster a doble cara, con la portada del álbum y varias fotos de la formación, incluido en esta edición. |
Un trabajo sin desperdicio, desde la inicial “Leave the past behind” al último corte, “The Road goes on forever”, pasando por la preciosa y oscura “The Eleventh Hour” (así se iba a titular
el álbum en un principio, de hecho, la portada se realizó en torno a este
concepto) debieron consagrar a Fates
Warning, muchos confiábamos en el salto definitivo a una mayor escala de popularidad, darles el pase a la primera división del Heavy Metal...algo que nunca pasó.
La llegada del grunge, el enrevesado camino (igualmente
interesante) que decidió tomar la banda y algún que otro factor que seguramente
se nos escapa, serían clave para que Matheos y compañía, se quedaran con ese honorífico pero a su vez maldito título de "grupo de culto". Siempre aclamados por la prensa con halagadoras críticas, incluso de sus obras más recientes, pero la realidad nos habla de recintos pequeños (salvo en Grecia, donde la banda goza de una popularidad brutal), de giras suspendidas y de pasotismo de un público que no ve más allá de las cuatro bandas de siempre. Una lástima, c'est la vie...
Mea culpa, soy uno de esos que han dado la espalda completamente a este grupo. Me lo apunto y seguramente esta tarde cae su escucha. A ver si así me olvido de que mañana toca levantarse a las 6:00 a.m. para trabajar hasta la tarde. Puto sábado.
ResponderEliminarMe cago en mi calavera, King, échales un ojo sin falta, todas las épocas tienen su encanto, pero la trilogía "Perfect Symmetry/Parallels/Inside Out", me parece insuperable.
EliminarEstooooo... pues me parecen una copia de segunda división de Queensryche, amigo. Quizás el Perfect Symmetry es mejor, no sé, pero para nada los pondría a la altura de los de Geoff Tate y mucho menos a la de Dream Theater. Claro que sobre gustos...
EliminarA la altura a la que han ido evolucionando Dream Theater, desde luego que no, pero sinceramente, creo que la discografía de Fates Warning es muy superior a la de Queensryche, quienes más alla del grandioso Operation: Mindcrime y Empire, me parecen un grupo vulgar, exceptuando cositas sueltas de Promised Land y la vitalidad del primer ep y del Warning. También pienso que Jim Matheos es muchísmo mejor guitarrista que Chris DeGarmo, pero eso si que es cuestión de gustos. Eso y todo, realmente ;)
EliminarPues voy a ponerme de deberes escuchar de nuevo a esta gente. A mí siempre me dejaron un poco frío, pero bien es cierto que llevo sin plantarles la oreja alguna década que otra. En la lista de obligatorios lo pongo. La edición es muy completa, desde luego, y merece la pena el gasto que hacemos por estos engendros. Ya que nos engañan con el precio por lo menos que lo adornen. Un saludo.
ResponderEliminarLo bueno que tienen las ediciones de Metal Blade, es que no son tampoco demasiado caras, creo recordar que me costó sobre 20€ el vinilo. A mí la etapa con John Arch a la voz se me hace pesada, pero reconozco que cosas de Awaken the Guardian y de Spectre Within, me enganchan. Yo te recomendaría la época desde el Perfect Symmetry a éste, y si quieres algo más prog y enrevesado, échale un ojo a A plesant Shade of grey, es un álbum dividido en partes, aunque realmente es un único tema de 52 minutos. ¡Tela!
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