Amigos, supongo que todos habéis oído hablar del fisiólogo ruso Ivan Pávlov y de sus perros, gracias a los que formuló su ley del reflejo condicional. Pues bien, en mi caso, es oír Europe y en mi cerebro se forman de inmediato las notas ninonino ninoni no ni de The final countdown, la cima del éxito comercial –que no artístico– que la citada banda sueca alcanzó a mediados de los 80. Sin embargo, nada más y nada menos que dos entradas son las que en este blog ya se han dedicado a ese disco por lo que hoy escojo para hablaros de ellos el vinilo que siguió a aquel trabajo, este notable Out of this world que no cumplió las expectativas de la discográfica. Y es que pese a vender más de 3 millones de discos –la mayoría de las bandas en su día y no digamos las actuales regalarían sus almas por ello–, tan sólo supuso una quinta parte de lo que consiguieron con su anterior obra. Y eso que el grupo tomó una deriva melódica que –juntamente con la férrea mano del vocalista y principal compositor Joey Tempest al timón de la banda– provocó el abandono de John Norum en plena gira de presentación de The final countdown. Esa fue la razón por la que Tempest llamó a su amigo Kee Marcello para ocupar el puesto vacante de guitarrista a tiempo para iniciar la gestación de este nuevo trabajo.
Así, Tempest y Marcello, junto al line up habitual de John Levén al bajo, Ian Haugland a la batería y Mic Michaeli a los teclados, se fueron a Londres para grabar con Ron Nevison este estupendo Out of this world que contó con una portada muy de la época a cargo de Lynn Goldsmith y tuvo el siguiente track list:
A
Superstitious
Let the good times rock
Open your heart
More then meets the eye
Coast to coast
Ready or not
B
Sign of the times
Just the beginning
Never say die
Lights and shadows
Towers callin’
Tomorrow
El disco comienza con Superstitious y esas voces a capella que dan inicio a un temazo, con unos teclados que me recuerdan al Hammond de Jon Lord en Come an’ get it y un trabajo de guitarras memorable. El mismo nivelazo tiene Let the good times rock, más guitarrera y hardrockera, con un Marcello desatado. Open your heart –que como las anteriores, también se convirtió en single– es una balada que comienza acústica, arropada por los teclados de Michaeli, hasta que entra el estribillo y le insufla electricidad. También tiene un buen solo de Marcello que, en general, se lo curra a lo largo del elepé y nos hace olvidar al bueno de Norum. Entonces llega otro temazo –quizás mi preferido del disco–, una More than meets the eye en la que todo conjunta perfectamente y en la que destaca el trabajo de Marcello. Y si tal colección de temas ya justifican la compra del elepé, la lenta Coast to coast con sus teclados eclesiales, sus arreglos de cuerda por gentileza de Mike Moran y su melodía nacida para corear con encendedores al aire –los millennials no sabrán de qué les hablo– no hace otra cosa que hacernos quedar como pánfilos a aquellos que tardamos años en desprendernos de los prejuicios y darnos cuenta de lo buenos que eran estos tipos. Y es que uno fue muy talibán en su momento. La cara finaliza con otra inyección de energía, una Ready or not muy ochentera cuyo riff me trae ecos rainbowianos.
La cara B se inicia con Sign of the times, otro tema en el que la sombra de Deep Purple o Rainbow planea sobre la melodía en la que son protagonistas preeminentes –como en todo el disco– la impresionante voz de Tempest y la guitarra fresca y alegre de Marcello. Este último tiene mucha más presencia en el siguiente trallazo, un hardrockero Just the beginning compuesto por él mismo. El nivel decae para mi gusto con una Never say die que, pese a no desentonar en el paquete de canciones del disco, me resulta sin personalidad, lo mismo que la siguiente Lights and shadows algo repetitiva y con un solo de teclado/guitarra poco inspirado a mi entender. Tower’s callin’ me resulta mucho mas interesante, con un planteamiento mucho más rockero y un solo más eleborado. Y el álbum finaliza con Tomorrow, otro tema con arreglos de Mike Moran, en el que la voz de Tempest –que aquí también toca el piano– es la protagonista de una emocionante canción que pone la guinda al disco.
Total, que si con su anterior obra, ya sabéis la del ninonino ninoni no ni, se convirtieron en estrellas, con esta se afianzaron definitivamente en el firmamento del hard rock melódico pese a que supuso el inicio de una caída en picado al desastre. Y aunque a muchos nos gusten mucho más sus inicios más metaleros –Wings of tomorrow es una caña de disco que sigo persiguiendo en vinilo–, si Europe se hicieron grandes internacionalmente es por The Final Countdown y este Out of this world al que hoy he dedicado mi tiempo.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Gran disco. La labor de Marcello me parece muy acertada, melódico, compacto. La cara B baja un poco el nivel y es una pena, porque de haberlo mantenido estaríamos ante un imprescindible del rock. En cualquier caso, excelente aporte. Un saludaco.
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