Bruce Springsteen ha sonado desde siempre en mi casa, gracias a que mis padres no conciben la vida sin música (cuánto tenemos que agradecerles a esos padres que nos han puesto música con mayúsculas) y el Jefe siempre ha sido una de sus debilidades personales. Como no solo lo malo se pega, mi adicción a los discos del Boss data de tiempos inmemoriales, y con la excepción del High Hopes lo cierto es que el resto de su discografía tiene su sitio en mi patata. Ahora bien, The River siempre tendrá un sitio especial.
Si tuviera que elegir el comienzo de un disco como banda sonora para momentos importantes, sin duda me quedaría con la primera cara de este disco. Nunca un acelerador se pisó con la intensidad que rodea a The Ties That Bind, un tema feroz de los que arranca sonrisas en los días más jodidos. Como si no hubiese sido suficiente, Sherry Darling llega para reclamar un protagonismo que acapara con un estribillo tan luminoso como humano, de esos que recuerdan aquello de que, muchas veces, menos es más: "Well I got some beer and the highway's free, and I got you and baby you got me". Para qué más.
El caso es que esas dos canciones son una excelente carta de presentación para lo que nos vamos a encontrar en el resto del disco. Los temas acelerados tienen un protagonismo destacado en este doble LP, y combinan a la perfección con los medios tiempos y baladas, que también los hay y de un nivel acorde a lo que cabe esperar del Boss. Un ejemplo de ello lo encontramos en la maravillosa Independance Day, con una letra de esas suyas tan desgarradoras: "There's a lot of people leaving town now, leaving their friends, their homes". Pero como digo, son las canciones aceleradas las que más abundan en este inmenso disco. Out In The Street se encarga de romper una lanza a favor de la idea de que las canciones de amor no tienen por qué ser baladas, mientras que la legendaria historia de la canción homónima sigue erizando la piel cada vez que suena. Qué decir de esa canción que no se haya dicho ya.
Momento de presentar a la bandaza que grabó junto a Springsteen este tremendo disco:
Al piano en todos los temas, coros y órgano en I'm A Rocker, el gran Roy Bittan.
Al saxo inmortal de la E Street Band, además de percusión y coros, Big Man Clarence Clemons.
Al órgano, Danny Federici.
Al bajo, imposible pensar en otro, Garry Tallent.
A las guitarras acústicas y eléctricas, voces y coros, Steve Van Zandt.
A la batería, Max Weinberg.
Hay dos momentos donde Big Man Clarence Clemons hace de las suyas con el saxo que me recueran al momento de Sultans Of Swing cuando Mark Knopfler canta "They don't give a damn about any trumpet playing band, it ain't what they call rock and roll". Salvando las distancias entre una trompeta y un saxo, los dos momentos a los que me refiero son sus solos en Cadillac Ranch y The Price You Pay. Será un saxo y no una guitarra, pero si lo de esas canciones no es rock and roll entonces Bruce Springsteen nació en Madagascar.
Una de las cimas absolutas de la carrera del Boss, un disco doble que no siempre está en las listas de LPs dobles, pero que es historia de la música y, lo más importante: de la vida de millones de personas. Long live Bruce Springsteen.
Qué voy a decir yo, más que adoro este álbum. No sé realmente si es "el mejor" de Springsteen. Quizá su obra perfecta, la más completa, la que contiene todos sus lados y sus inspiraciones. En fin, un imprescindible se mire por donde se mire. Este me falta aún en vinilo. Ya caerá. Un saludo.
ResponderEliminarEs que elegir un solo disco de Bruce Springsteen, de Dylan, de los Kinks, de los Beatles, los Who... es prácticamente imposible. Yo a este le tengo un cariño especial, y es realmente lo que tú dices, es un disco esencial. Saludoss
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